domingo, 1 de marzo de 2009

Bob Marley (II)

No sé porqué motivos en la colección discográfica de los negroafricanos encuentro siempre las canciones de Bob Marley. No sé si es por el ritmo lento y pegadizo de su música o por su mensaje de una inminente liberación, que no es otra cosa que la propia emancipación, tal como se refleja en Redemption song.

Lo que hace que Bob Marley sea especial para muchos negroafricanos no es su infancia, ni su estética, ni su amor incondicional al continente negro donde le hubiera gustado descansar eternamente (“Bob hubiera preferido reposar en el continente africano más que en una isla donde sus antecesores fueron llevados como esclavos”, dijo su viuda Rita Marley) ni mucho menos su defensa a la marihuana. Lo que hace especial a Bob Marley para muchos de nosotros es su forma de ver la vida, su cosmovisión holística.

Ahora que el mundo cristiano se prepara para la purificación cuaresmal y se vuelve a meditar los textos del Antiguo Testamento en los que los profetas piden a los gobernantes consolar al pueblo, escuchar canciones como No woman cry o Three little birds, es increíblemente reconfortante.

En Babilon by bus, Bob Marley, igual que muchos críticos, cree que el origen del mal está en el mundo occidental, un mundo lleno de pecados sociales, principalmente la falta de solidaridad, el individualismo exacerbado, el capitalismo irracional, el nacionalismo y el gran desconocido europeísmo. Por eso compara Occidente con Babilonia. Hablamos de un mundo que cierra sus fronteras negando, de esta manera, el amor universal (One love).

Las canciones de Bob Marley transmiten un mensaje de esperanza. No todo está perdido. Babilonia es un lugar de pecado, pero también es, paradójicamente, un lugar de arrepentimiento. Recordemos que el rey David canta en uno de sus salmos que a las orillas del río Babilonia el pueblo solía sentarse y llorar por su falta de fidelidad a su Libertador. Babilonia es una oportunidad para deshacerse del pasado y entrar en la tierra prometida. Europa, con sus valores nobles del humanismo y del cristianismo puede iluminar el mundo.

Bob Marley cree en la necesidad de un éxodo espiritual (Exodus fue un single que sonó mucho en las emisoras occidentales) para poder cambiar este mundo violento poblado por ratas. Preconiza una humanidad unida (One love), con una estabilidad emocional (Satisfy my soul). Tal vez Bob Marley predique un mundo idílico y demasiado romántico, pero todos soñamos con una patria común en la que el color de la piel, la fe o la ideología nos sean obstáculos para darnos la mano y cantar juntos el himno de la redención.

El rey del reggae, el inmortal Bob Marley sigue vivo en nuestros corazones, como defendía un compañero de clase allá en 1989. A Prudence, esté donde esté, dedico su Bufflo solder.