viernes, 30 de julio de 2010

“Yo” o “poco yo”


Navegando por internet me encontré con un libro del Dr. Lair Ribeiro (El éxito no llega por casualidad, 2004). La primera idea que me resulta interesante es que el Dr. Ribeiro sostiene que la vida sólo nos presenta problemas que podemos resolver o en cuya resolución podemos intervenir (los rwandeses dicen que Imana itera amapfa itera amahahiro: el Dios que provoca sequía en un sitio provoca abundancia en otro). Por tanto, si no tenemos capacidad para resolver un problema, lo ignoraremos. Por eso hay que tener en cuenta que no hacer nada, en muchas ocasiones quiere decir estar haciendo lo que hay que hacer.
 
La segunda idea interesante es que toda información nueva, cuando entra en la mente tiende a sustituir una información antigua relacionada con el mismo tema. De esta forma, la última experiencia es generalmente la que permanece. Esta idea es maravillosa porque nos revela que los fantasmas del pasado no tienen porqué seguir pisándonos los talones. Todos aquellos que tienden a recrearse en sus propios fracasos y no ven más que horizontes tenebrosos a la vista deben saber que una experiencia negativa puede ser sustituida por una nueva y que es más fácil engañar nuestra mente ya que para la mente los acontecimientos que ocurren no tienen porqué existir necesariamente. El Dr. Ribeiro lo explica con estas palabras: cuando una visualización se realiza correctamente, al cerebro no le importa saber si aquello ha sucedido en el mundo físico o sólo en la imaginación.

La tercera idea es que la armonía es la esencia de la existencia. Los pueblos llamados “indígenas” que reporteros de televisión suelen enseñarnos nos confirma esta experiencia que contrasta con el estrés que en el mundo autonombrado civilizado no nos deja descansar. Lo inquietante de esta idea es que los que vivimos en Occidente (Babilonia para los profetas, un mundo de ratas para Bob Marley) necesitamos civilizarnos. Tal vez por eso los “famosos” están volviendo a las creencias budistas, hinduistas o “cósmicas”.

La última idea que quisiera destacar es que la felicidad es apreciar lo que ya se ha conseguido. Pocas personas han sabido definir la felicidad con esta visión holística. A la hora de la verdad, la felicidad que todos perseguimos en el trabajo, en la riqueza, en nuestra pareja resulta que se esconde en nuestra actitud ante la vida. En algunos pueblos niños con pocas cosas esbozan sonrisas radiantes; en otros lugares no quieren comer lo que está en la nevera porque no lleva el sello de “Pocoyo” (personaje infantil que descubrí gracias a las insistencias de una niña de unos amigos). He aquí la semilla de la felicidad: “yo” o “poco yo”. Aquel que tenga el “poco yo” tenderá a buscarse en los demás y el “infierno será los otros”. Aquel que tenga el “yo” verá su reflejo en sí mismo y tendrá recursos suficientes para percibir correctamente el mundo.

lunes, 26 de julio de 2010

Una de tantas

(Mi próximo relato)

Una mujer maltrata decide por fin a sus desgracias mediante un suicidio. Con su testamento en el bolso se marcha a su ciudad natal para despedirse de su amigo de de la infancia. Tras comer juntos y dar un pequeño paseo por la ciudad, él la invita a tomar la que iba a ser su última copa. Sorprendentemente, una mirada cariñosa provoca un beso apasionado seguido de un encuentro sexual. Desde la emoción de una primera vez, los dos deciden cumplir su sueño de la infancia: visitar la ciudad de Venecia.

jueves, 22 de julio de 2010

Mandela (18 de julio de 1918)



Nelson Mandela ya está en los anales de la historia como el hombre que ha sabido encarnar mejor la sabiduría africana. Defendió la dignidad de los negros frente a los blancos que no querían compartir el destino de su pueblo sudafricano. Muy popular entre los suyos, admirado universalmente y respetado por las grandes figuras de la política internacional, Mandela es el icono de la lucha contra el apartheid. Preso durante 27 años, fue liberado en 1990 y trabajó estrechamente con el presidente reformista Frederik Klerk para liberar África de la política segregacionista blanca. Mientras en 1994 la humanidad se estremecía por los abominables acontecimientos de Rwanda, Mandela capitaneaba un gobierno de unidad nacional que logró poner pilares sólidos para el futuro de su pueblo.


Prisionero número 466/64

Prisionero número 466/64 durante 27 años en penosas condiciones, Mandela se convirtió en un símbolo de la lucha contra el apartheid dentro y fuera del país, una figura legendaria que representaba la falta de libertad de todos los hombres negros sudafricanos. Cuando yo era chico, recuerdo que todas las pizarras de todos los colegios rwandeses tenían una frase, en su parte superior, que describía el apartheid como la vergüenza para la humanidad. Más tarde me enteré que en la mayoría de los países africanos se transmitía el mismo mensaje a la gente joven.
 

Tres matrimonios        

A parte de Mandela, yo no recuerdo a ningún presidente que se haya casado con la viuda de un presidente de otro país. De su primera esposa Evelyn Ntoko Mase se divorció en 1957 (Ntoko Mase falleció en 2004). Después de 38 años de matrimonio con Winnie Madikizela (Winnie Mandela) se separó de ella por escándalos políticos en abril de 1992 y finalmente se divorció el 19 de marzo de 1996. En su 80º cumpleaños, el 18 de julio de 1998, contrajo matrimonio con Graça Machel, la viuda de Samora Machel, el antiguo presidente de Mozambique que murió en 1986 en un accidente de aviación.
 

Su ocupación actual

Mandela abandonó las instituciones políticas en 1999 con el nombramiento de Mbeki el 16 de junio de 1999 como nuevo presidente. Entonces se dedicó a sus fundaciones: Mandela Children’s Fund creada en 1995; Nelson Mandela Foundation creada en 1999 y Mandela Rhodes Foundation fundada en 2003. Se volcó en programas de atención a los niños huérfanos y abandonados, la atención a los discapacitados, la educación de jóvenes y adultos, la erradicación de las minas antipersonas, el tratamiento médico de enfermedades endémicas y la lucha contra el sida, sin olvidar la convivencia pacífica entre todos los pueblos.
 

Mandela, a punto de partir

Con su cabello completamente blanco y su mirada no tan profunda, Mandela está llegando al final de su vida. 92 años, con 27 de ellos en prisión, se nota. En el Mundial de Sudáfrica de este año, su imagen recordaba a la del Papa Juan Pablo II pocos meses antes de su muerte. La periodista Celia W. Dugger escribió en “International Herald Tribune” que a Mandela ya no le funciona bien la memoria del presente. Se acuerda perfectamente de los acontecimientos del pasado pero del presente retiene muy poco. Tal vez por eso se cansa enseguida de hablar con la gente que no recuerda. Y si no come acompañado, no prueba bocado. Cuando su mujer Graça Machel (65 años) no puede comer con él avisa a su amigo George Bizos para acompañarle. Juntos degustan su plato favorito (“queue de boeuf en sauce”) mientras se preparan para cruzar plácidamente el río de la vida en cualquier momento.
 

miércoles, 14 de julio de 2010

Sudáfrica

Por primera vez se ha organizado el Mundial de Fútbol en un país africano. Aunque al principio hubo problemas de seguridad, afortunadamente todo ha terminado bien, además con la victoria de España. Sudáfrica ha demostrado que todo es posible siempre cuando tengamos oportunidad. ¡Ojalá la organización del Mundial no sea la única oportunidad que haya tenido África!

Es cierto que Sudáfrica ha tenido muchas oportunidades y que las cosas le han ido relativamente bien. Un país africano con población negra, blanca, india, inmigrantes de todos los sitios, etc.; un país africano que estuvo a punto de conseguir una bomba atómica de fabricación local; un país con una potente compañía de telefonía móvil presente en muchos países; un país africano con compañías mineras moralmente cuestionable; un país africano con fábricas de armas, armas que han sido utilizadas varios conflictos africanos como el conflicto rwandés, burundés, congoleño, angoleño, etc.; un país africano que nos dio “Mama África” (Miriam Makeba), al obispo Tutu y a Nelson Mandela. Se puede decir que afortunadamente Sudáfrica es un país democrático y que ha logrado reconciliar ampliamente su población. Es un ejemplo para muchos países africanos. Me alegro de su éxito con la organización de este Mundial 2010, y me alegro que el patriotismo español se haya estimulado desde el continente negro, su vecino.

jueves, 8 de julio de 2010

Miwa Buene


Le hemos visto en los medios de comunicación intentando explicar cómo vio su vida truncada por un “salvador” que quiso devolverle junto a sus antepasados en los árboles. Probablemente él huyó de su tierra congoleña expulsado por las compañías mineras occidentales que provocan conflictos bélicos para poder explotar las minas congoleñas sin control. Probablemente los colegas de su agresor grabaron sus súplicas en los teléfonos móviles fabricados por el coltán traído ilegalmente de su Congo natal. Y probablemente aquel que le llamó mono no sabe que la raza humana proviene de África y que según los estudios antropológicos, el primer hombre era negro. Miwa pasará el resto de su vida en una silla de ruedas; su agresor será encerrado durante unos cuantos años en una prisión. Miwa no fue agredido por ser Miwa: le “jodieron” la vida por ser negro. Negros y africanistas le debemos respecto.

Hace unos quince años compré un libro “filosófico” de un catedrático español, y por sorpresa mía vi que afirmaba que no era capaz de distinguir un niño rwandés de un gorila. Más tarde un sacerdote negro me dijo que algunos de sus hermanos españoles no le dejaban dar la comunión en una parroquia madrileña porque los feligreses no aceptaban recibir la comunión de manos negras. Pero esas manos negras no dudaron en coger cariñosamente a los de uno de ellos mientras agonizaba en un hospital madrileño. El sacerdote negro me contaba cómo ayudaba al otro colega a entrar en el autobús cuando ya le empezaron a flaquear sus piernas.

Años más tarde leí que algunos pensadores europeos no juzgan a los negroafricanos con compasión. Voltaire decía que el negro es “una imagen cómica de Dios porque, a parte de su nariz aplastada, tiene poca o ninguna inteligencia” (Cfr. Voltaire, Lettre d’Amabed, T. XXI, página 462). Su contemporáneo, un teólogo protestante llamado David Boullier, escribió que “los monos parecen tener más inteligencia que los negros, sus compatriotas” (Cfr. David Boullier, Essai philosophique sur l’àme des bêtes, T. I, páginas 139-140). El título de su obra es muy significativo: Ensayo filosófico sobre el alma de las bestias. Cuando sus colegas negreros iban a la caza de negros sólo querían “jóvenes sin barba y muchachas de pecho erguidos”. No les interesaban “viejos de piel arrugada, de testículos colgantes o encogidos” (Cfr. Instrucción de 1769), ni “negros de gran talla y flacos, de pecho estrecho, de vista perdida y aire imbécil”. Por supuesto que tampoco querían las “mujeres con pecho levantados ni tetas fláccidas” (Cfr. Joseph Ki-Zerbo, Historia del África negra. De los orígenes al siglo XIX, Madrid 1980, p. 320).

¿Pero a qué viene este racismo antropológico? ¿Qué es lo que el hombre negro le ha hecho al hombre blanco para justificar tanto odio que no es racial sino antropológico? Voy a poner un ejemplo para que se entienda la gravedad. El racismo racial (ejemplo racismo entre hutu y tutsi en Rwanda, payos y gitanos en España); el racismo antropológico (ejemplo: negar que un negro o un indio sea ser humano). Normalmente el racismo antropológico es practicado por los blancos muy religiosos porque se creen tener las medidas para juzgar quienes son humanos y quiénes no.

El hombre negro como Mugabe en Zimbabwe expulsa a los granjeros blancos porque los considera sanguijuelas. Pero no les niega su condición de ser humano. En cambio, el hombre blanco expulsa a los hombres negros porque no les considera seres humanos: son iguales que los perros. Hasta hace poco en Estados Unidos de América y en Sudáfrica los negros eran considerados como animales. En los autobuses, en los edificios oficiales y en las escuelas había una nota que decía lo siguiente: “prohibido para los perros y negros”. Cuando el hombre blanco consideró que había llegado el momento de elevar el negro a la categoría del ser humano, destacó su inferioridad intelectual. Parece mentira pero es cierto: a finales del siglo XX, incluso algunos blancos, como el catedrático español Quintana, se creen capaces de demostrar la inferioridad intelectual del hombre negro. Menos mal que no todos los blancos son iguales.

viernes, 2 de julio de 2010

Los Estados africanos y sus constituciones. ¿Quién cree en ellas?

(Colaboración de mi amigo Pierre Kaziri)

Este año, muchos países africanos están celebrando el cincuentenario de sus independencias. Y la mejor expresión de estas independencias es la existencia de una constitución en cada país o nación como soberano. Ahora bien, ¿cuántas constituciones ha habido para cada país durante estos últimos cincuenta años?

De las independencias a nuestros días, en estos países que celebran la independencia, muchos han conocido regímenes de varias pintas: democracia, dictadura militar o civil, vacío de poder, etc. A cada régimen o en un mismo régimen, había una constitución diferente para legitimar el poder de turno o perennizar el de siempre. Y con este mareante cambio de constituciones, uno se puede preguntar si las constituciones africanas reflejaban o reflejan la identidad de cada país o nación, si brotan del pueblo o simplemente son constituciones de los jefes, de los caudillos. Evidentemente, donde no hay democracia el pueblo no tiene derecho de autodeterminarse como pueblo y por consiguiente va donde va la corriente por el instinto de sobrevivencia. Y la pregunta ineludible viene a ser esta: ¿Quién cree en las constituciones de los Estados africanos? De pronto, se podía decir que los caudillos que las promulgan o imponen. Pero mirando las cosas de cerca, ellos mismos no creen en ello. Dos indicios apuntan a ello.

Primero, las fuentes de estas constituciones. En los procesos de sus elaboraciones, los Estados o los caudillos no se ahorran nada para elaborar textos eminentemente valiosos. Invitan a expertos nacionales e internacionales para disponer de textos irreprochables. Los principios y los derechos fundamentales que se encuentran en Constituciones de solera democráticas son siempre recogidos. Pero los dirigentes que piden estos textos no creen en ello porque son los primeros a no respetarlos. Los informes sobre el respeto de los derechos humanos en muchos de los Estados africanos en estos últimos cincuenta años (ver Amnistía Internacional, Human Right Watch, etc.) dan un balance negativo, desolador. Sin embargo, en las Naciones Unidas, los universitarios en Derecho podían encontrar que en las mejores Constituciones reconocidas, las de los Estados africanos gozan de buenos puestos. ¿Qué pasa entonces? Es que los gobernantes que imponen estas constituciones lo hacen por la moda o para distraer a los despistados pero no creen absolutamente en ellas.

Otro indicio es la facilidad con la que cambian las constituciones cuando ven que ya no sirven a sus intereses. Hoy sí, mañana no. Muchos de los dirigentes han cambiado ellos mismos más de dos, tres, cuatro veces el texto fundamental. Ayer lo han cambiado para abrirse al viento democrático. El mandato quedaba limitado a un cierto tiempo. Pasado la euforia de la democracia, han vuelto a cambiarlo y siguen cambiándolo para morir en el poder. El olfato para no incomodar a los vecinos o a la supuesta comunidad internacional impone cambios constante igual se cambia el perfume o el color de la corbata de los presentadores de los informativos televisados. El “teatrum mundi” no debe perder el enganche.

Estando entonces las cosas como son, ¿se puede esperar que África de mañana sea diferente al de hoy? Un milagro quizá hará que las cosas cambien. Mientras África no crea en sí misma o se dé un rumbo definido, tendremos que esperar aún más para soñar un futuro sin farsantes ni prevaricadores. ¡Enhorabuena para los que celebran las dependencias creyendo celebrar las independencias!

Kaziri Pierre

El en el Partido Socialista

1.-El actual discurso socialista está mal articulado, desconcierta a sus militantes y no convence a sus votantes. La sensación generalizada es que el actual gobierno socialista está acabado.

2.- Si los dirigentes socialistas no creen en las medidas del decreto laboral difícilmente pueden convencer a sus militantes de base, por mucho que se esfuercen para explicarse. Si creen en estas medidas no pueden convencer a ningún socialista porque gran parte de las medidas favorecen al empresariado frente a la clase obrera que ve mermada los pocos logros sociales que había conseguido después del franquismo. El gobierno socialista ha intentado contentar a los mercados internacionales en contra de sus votantes. Y curiosamente el empresariado no acostumbra votar la izquierda. Tomando las medidas antisociales, el gobierno dio por amortizado su mandato. La única posibilidad que el partido socialista tiene para ganar las próximas elecciones es movilizar a todos sus cargos electos para patear pueblos y ciudades con un solo mensaje bien articulado y muy sencillo de captar. Se acabó eso de que un diputado no conozca a los compañeros de su agrupación. Probablemente los militantes vayan a votar porque están convencidos de sus ideas y defienden el partido, pase lo que pase. Pero no gastarán sus salivas para convencer a sus vecinos, amigos y familiares de que merece la pena ser de izquierda.

3.-El gran error del presidente del gobierno fue pecar por optimismo. Si hizo bien el diagnóstico de la actual situación económica no supo tomar las medidas preventivas. Al no ponerse en el peor de los escenarios, el gobierno fue sorprendido por la intensidad de la crisis. Toma las medidas demasiado tarde, sus miembros se contradicen entre sí, y da la sensación de estar sobreviviendo a golpes de improvisaciones. El sentir de la calle es que el partido socialista es incapaz de sacarnos de esta crisis económica. El gobierno está muy desgastado; los dirigentes socialistas carecen de discurso ideológico. Les da miedo hablar a los parados, a los funcionarios, a los jubilados. Piden sacrificio sin prometer nada a cambio.

4.- Fue un error poner el presidente, el secretario general y el vicesecretario del partido en la administración estatal. El partido se ha quedado huérfano. La cercanía de un compañero está eclipsada por la rigidez de los cargos ministeriales. La secretaria de la organización no supo emocionar a sus compañeros. En público le falta la gracia y le sobra la rigidez en sus movimientos. Probablemente podría ser una buena ejecutiva porque el papel de ser animadora le queda muy grande. Le cuesta conectar con sus compañeros. Sus discursos no entusiasman demasiado. Lo más seguro es que llegó al cargo demasiado pronto. Creo que el partido lo sabe y está intentando corregir el error al potenciar últimamente las apariciones de José Blanco porque él sí que conecta con sus compañeros.

5.- Los ministros de Zapatero están desaparecidos. Se mueven mejor en las distancias cortas. He visto sus entrevistas en la televisión y creo que son gente muy inteligente y controlan sobradamente sus materias. Pero el ministro, más que un gestor debe ser un buen comunicador y militante del partido, alguien capaz de dirigirse a los militantes de base como auténticos compañeros. Nadie espera que un secretario de estado o un subsecretario aparezcan en los meeting. Su sitio natural son los círculos de expertos, donde la discusión intelectual es argumental. Un orador no es un conferenciante. Un orador que intente argumentar en sus discursos aburre tremendamente porque los argumentos se dan en los medios de comunicación, en las mesas de debate y en los despachos. Ir a un meeting es como ir a Misa: los que van no necesitan que alguien los convenzan de sus convicciones porque ya están convencidos. Los fieles se reúnen para apoyarse mutuamente, para soñar juntos, para juntar fuerzas o para celebrar la alegría de compartir buenos sentimientos.

En el Partido Popular

1.- Los candidatos del partido popular en Andalucía y en Castilla La Mancha están muy consolidados. Sus públicos están muy entusiasmados. Por el momento les han ganado el terreno a los socialistas. Aparecen como gente preparada para gestionar esta crisis económica. Poco a poco han ido contagiado de optimismo a sus seguidores, y éstos a sus vecinos. En la conciencia social aparecen como caballos ganadores frente a los candidatos socialistas confundidos, con un discurso contradictorio, defendiendo las medidas que ni siquiera ellos creen.

2.- Mariano Rajoy no empatiza con gran parte de los ciudadanos, a pesar de que actualmente es el único que está en condiciones de prometer agua al pueblo sediento. Su ironía gallega, su lentitud para tomar decisiones, su poca firmeza pública para corregir y poner orden dentro de su partido hace que la mayoría de los españoles duden de su capacidad para dirigir un país. Esperanza Aguirre o Alberto Ruiz Gallardón están en mejores condiciones para ganar las elecciones parlamentarias, pero ninguno de los dos será candidato porque no importa el partido sino el círculo de las sedes de los partidos que vigilan sus intereses con egoísmo total.

3.- Los dirigentes del Partido Popular creen en su victoria electoral. Aunque no acaban de conectar con el tradicional votante socialista descontento, mucha gente estará encantada de darles una oportunidad. Total, ¡si las cosas no pueden empeorar más! En contra tienen la poca generosidad para llegar a acuerdos, su ansía de poder y su ensañamiento con un gobierno a la derriba. Si los votantes socialistas no aprueban las medidas del gobierno central es, precisamente porque creen en sus ideas y rechazan la política de machacar por machacar. Si el gobierno socialista acorralado hace un pequeño esfuerzo puede conseguir que el pueblo le vea como víctima de una conspiración capitalista, alguien que soporta el egoísmo de todos y los insultos de muchos. Cuanto los comentaristas de derechas desgranan sus argumentos no esconden su desprecio a las ideas socialitas; muestran poco respeto a alguien vencido y no están dispuestos a sacrificar nada propio en pro de estimular positivamente los mercados. Uno diría que cuando el país empeora, el partido mejora sus resultados.

Los actos del doctor Pourbais en Congo

François Kabasele-Lumbala , teólogo y obispo congoleño, cuenta cómo asistió a la humillación de los negros en su poblado, prácticamente en l...