lunes, 8 de octubre de 2012

¡He dicho que soy compañero, coño!

1.-El mundo al revés.

Un policía infiltrado está inmovilizado en el suelo por sus compañeros mientras grita “soy compañero, soy compañero. ¡He dicho que soy compañero, coño!” (http://www.20minutos.es/noticia/1607138/0/policia-infiltrado/perdida-vision-ojo/25s/). En teoría la policía tiene que garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos, incluidos el derecho a la libre circulación y a las manifestaciones. Pero, ¿qué ocurre cuando la policía irrumpe en la estación de Atocha y empieza a dar hostias sin distinguir entre viajeros, manifestantes pacíficos y violentos (muchos de ellos, viejos conocidos de la policía)? Que la policía se convierte en el enemigo del pueblo. Me decía alguien que hace un par de años cuando veía un coche de policía le entraba ganas de aplaudir por el buen hacer que los policías españoles tenían, pero que ahora cuando ve un coche de policía prepara su móvil para sacar una foto porque seguramente la estará liando. Yo creo que es un hecho real que la imagen de la policía española se está deteriorando entre los ciudadanos.

 

2.-La ley es un papel mojado.

Foto de google.es
Con un ejemplo se entiende mejor. La ley obliga a los policías a identificarse mediante un número que debe ser visible a una distancia normal. Esto quiere decir que cuando un policía se niega a dar su número de placa está incumpliendo la ley, y probablemente es porque cree que está haciendo algo ilegal. De lo contrario debería cumplir la ley y atenerse a los pronunciamientos judiciales. Ahora, bien, lo cachondeo del tema es que la delegada del gobierno en Madrid  permite que los agentes escondan  su número de placa, despreciando la legalidad española (sin embargo pretende que los ciudadanos cumplamos todas las leyes, incluidas las leyes alocadas de un gobierno que solo sabe recortar). Porque sin el número de placa, cualquier denuncia se archiva inmediatamente.

 

3.-Un presidente del gobierno que se convierte en humorista.

Con el video se entiende mejor. Dice el presidente Rajoy: “Si una agencia o alguien dice que este fin de semana vamos a pedir el rescate caben dos posibilidades: que esa agencia tenga razón y mejor información que yo, lo cual es muy probable; o que no sea así, lo cual a lo mejor también es posible, o no, qué más da” (a continuación se oyen las risas de los periodistas presentes en la rueda de prensa). (http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-tarde-en-24-horas/rajoy-si-yo-puedo-decir-mas-importante-filtracion-dire/1541488/).

4.- El capitalismo se convierte en comunismo

En teoría, el capitalismo no quiere saber nada con el estado porque lo único que quiere es el mercado libre y que el papel del estado se reduzca a proteger la propiedad privada y a garantizar una convivencia pacífica mediante las fuerzas policiales. Pues bien. El Estado español acude al rescate de los bancos con el dinero de todos los ciudadanos, mientras los españoles hacen cola delante de las oficinas de Caritas para conseguir un kilo de arroz. El estado hace contrato millonario con empresas privadas (supuestamente capitalistas), mientras desmantela el sistema público de sanidad y educación. Gran parte de los presupuestos de las escuelas privadas salen del bolsillo del contribuyente. Las instituciones estatales subvencionan los hospitales privados, mientras los hospitales públicos se arruinan, a pesar de la protesta del personal sanitario. ¡El mundo al revés!

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