miércoles, 31 de julio de 2013

¿Miedo, ignorancia, prejuicio o racismo?


Imagen que circula por Facebook.com
 

1.-En un pueblo manchego, durante la Misa dominical, una madre con su hija de unos ocho años se dieron la vuelta para darnos la mano a los que estábamos detrás. La madre y yo vimos cómo la niña se limpiaba la mano con su blusa después de darme la mano. Ella le susurró algo al oído. Después de la Misa las dos me buscaron para hablar conmigo. La madre me explicó que como el rey Baltasar es teñido y que además le encanta dar la mano a los niños para ver su cara al sentirse manchado, inconscientemente su hija había actuado como de costumbre cuando da la mano al gracioso rey negro. En realidad, yo que venía del infierno de Rwanda en el que hutus y tutsis habíamos sido capaces de acabar con un millón de personas en cien días por cuestiones fisionómicas, no prestaba mucha atención a estos detalles.

2.-Mi amigo JC recordará seguramente la charla que nuestra inolvidable Mari (en paz descanse) solía dar a sus amigos cuando nos veían con ella paseando por la bella Salamanca. “Vosotros sois negros. No sois de color. Nosotros sí que somos de color. Si nos enfadamos o si nos avergonzamos de algo, nosotros cambiamos de color, vosotros no”. Entonces Mari miraba a sus amigos buscando su reacción, y después nos miraba a nosotros buscando nuestra afirmación: “¡Qué bobadas! Los negros tenéis un color bastante definido. Nosotros ni siquiera somos blancos” (y se reía). “Lástima que no tengas una hija para que pueda casarme con ella” (le bromeé la última vez que me encontré con ella en la Plaza Mayor de Salamanca, días antes de su marcha. Tenía dos varones).

3.-Sin embargo, otra salmantina afirma (en 2013) que si tuviera un hijo negro lo abandonaría. “No soportaría tener un hijo con un negro”, recalca delante de un negro. O la confianza da asco, o la mala educación no tiene límite, o las ganas de ofender son insaciables. ¿Qué necesidad tiene de amargarse la vida con ese pensamiento insano si ya fue visitada por la menopausia desde hace tiempo? Ni el mismísimo Brad Pitt lograría preñarla. Puesto a ofender, ofendamos todos, señora mía. Tal vez si yo tuviera una madre como usted hubiera pedido mi propio aborto (lo digo sin ofender, igual que usted, señora).

4.-“Si yo tuviera un hijo gay, yo lo… bueno, me sentiría el hombre más desgraciado de la tierra”, decía un africano, ante el asombro de los presentes. Esta afirmación la he oído también en bocas de españoles. Y siempre me quedo preguntándome si esta gente ha conocido una desgracia en su vida. Puedo entender perfectamente que un padre no pueda mirar a su hija después de haber sido obligado a ver cómo los hijos de putas la violan delante de él, como ocurrió en El Salvador o en Rwanda. Puedo entender que una mujer tutsi entregue el fruto de la violación de la milicia hutu a un orfanato. Tal vez esta sea una de las mayores desgracias para una madre. Pero que un hijo querido en su concepción no sea querido por sus tendencias sexuales, es la mayor barbaridad que un padre pueda cometer. Todo por “el qué dirán”.

5.-¿Qué dirán si mi hija se casa con un moro? ¿Qué dirán si mi hijo se casa con un negro? ¿Qué dirán si mi hija me sale lesbiana? ¿Qué dirán si mi hijo nace con minusvalía? Qué manía de transferir nuestra responsabilidad en los demás a lo sartiano (“el infierno son los otros”, escribió Jean Paul Sartre). A veces el infierno somos nosotros mismos. No importa lo que diga la gente; lo que importa es lo que sientes tú. Lo fundamental es el tipo de pedagogía que hagas, como aquella madre manchega que trajo su hija para hablar conmigo y diferenciarme del gracioso rey negro.

6.-Todos tenemos miedo a lo desconocido. Todos tenemos prejuicios a superar. Pero siempre hay alguien que se adelanta y nos da la mano para romper la barrera. Los niños de una misión protestante en Rwanda vivían sin vivir porque querían saber si la mierda de un pastor blanco es también blanca. Manolo el carpintero me enseñaba las fotos del libro de Pilar Urbano porque pensaba que yo no sabía leer. La Ministra italo-congoleña, Cécile Kyenge, se doctoró en una universidad italiana pero Erminio Boso cree que como mucho puede ser una chacha. ¿Miedo, ignorancia, prejuicio o racismo? Tal vez un poco de todo.

 
7.-Estudias en una lengua que no es tuya, en una cultura que no es tuya, con compañeros que tuvieron más oportunidades escolares que tú, suspendes menos asignaturas que ellos (si es que suspendes), y todavía hay quien cuestiona continuamente tu capacidad intelectual simplemente porque eres negra. Como dice la Ministra Cécile, nos hemos de fijar en aquellos que nos dan la mano y nos juzgan con criterios racionales. Hemos sentirnos dichosos porque siempre hay alguien que nos ayuda a superar nuestros miedos como nuestra añorada Mari (en Mari, veo muchos amigos españoles que no sólo caminan con los negroafricanos sino que también confían en ellos). Karibu es uno de los ejemplos. Hommage à vous, chers amis!

sábado, 20 de julio de 2013

Cécile Kyenge Kashetu (ministra italiana de origen congoleño)


Cécile Kyenge, Ministra italo-congoleña de la Integración
Llevo varias semanas leyendo en los medios de comunicación distintos artículos sobre la Ministra italiana de la Integración, Cécile Kyenge Kashetu. Desconozco si Cécile está acertando en la política de la inmigración en Italia. Lo que sí que parece claro es que los insultos que está recibiendo por parte de los partidos racistas Forza Nuova y Liga Norte no se refieren a su gestión ministerial. Se la está atacando por ser mujer y negra, y eso es repugnante.

Ante todo quisiera manifestar mi solidaridad más profunda hacia Cécile y todo el gobierno italiano, y me quito el sombrero ante el Primer Ministro italiano que le dio la cartera ministerial. Estados Unidos, Italia y Francia saben premiar los talentos, independientemente del color de la piel.

Cécile llegó de Congo-Kinshasa en 1983 (nació en la provincia de Katanga en 1964) con la intención de estudiar Medicina en Italia. Se doctoró en Medicina y Cirugía por la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma y se casó con un ingeniero italiano. Tiene dos hijas.

 

Cécile, una mujer luchadora               

Las crónicas cuentan que a los 19 años, Cécile Kyenge, que había empezado la carrera de Farmacia en Kinshasa, obtuvo una beca para cursar Medicina en Roma: no llegó a tiempo y perdió la beca y el permiso de residencia por estudios. Sin papeles, consiguió alojamiento en un convento de monjas y consiguió algo de dinero cuidando a personas mayores mientras aprendía italiano. Un año después logró matricularse en Medicina y, tras acabar la carrera, hizo la tesis en Pediatría y se especializó en Oftalmología: "Aunque me gradué con notas altas, no podía trabajar porque necesitaba la ciudadanía. Además, siempre encuentras a gente que no quiere que la toques por tener otro color de piel".

Desde que llegó a Italia, colaboró activamente en las Asociaciones de derechos humanos, hasta que cumplidos 40 años decidió entrar en políticas a través de las formaciones de izquierdas. En 2004 fue elegida Concejal por Demócratas de Izquierdas, en febrero 2013 fue elegida Diputada del Partido Democrático y el 30 de abril 2013 fue nombrada Ministra de Integración y Cooperación Internacional por el Primer ministro italiano Enrico Letta.

Desde su nombramiento como Ministra, no cesa de recibir ataques por partes de partidos políticos racistas: se la llama “mono congoleño, “negrata” y “zulú” y se la invita a volver a África so pena de ser asesinada si se queda en Italia.

El 9 de mayo de 2013, una pancarta xenófoba fue colgada en frente de la sede de su partido: “Kyenge, regresa al Congo”, se podía leer. El ex-senador de Liga Norte, Erminio Boso declaró: “Yo soy racista, nunca lo he negado. La Ministra Kyenge debe quedarse en casa, en el Congo. Es un extraño en mi casa. ¿Quién ha dicho que ella es italiana? Su nombramiento fue una gran mierda”.

Mario Borghezio, Diputado europeo y miembro de Liga Norte llamó al Ejecutivo de Enrico Letta “el Gobierno del bonga-bonga” y afirmó que “sin duda Cécile es una buena criada, pero no puede ser una buena Ministra. Su elección como ministra es un elogio a la incompetencia”. Añadió que Cécile contaminará Italia con "tradiciones tribales".

El 13 de junio 2013, Dolores Valadro, concejala de Liga Norte en Padua, se extrañaba que nadie haya violado ya a la Ministra: “Pero, ¿no hay nadie que la viole para que así pueda comprender lo que siente la víctima de tan doloroso delito? ¡Vergüenza!”.

El 14 de julio  de 2013, el vicepresidente  del Senado italiano, Roberto Calderoli, la comparó con un orangután: “Yo me consuelo cuando navego en Internet y veo las fotografías del Gobierno. Amo a los animales, a los osos y lobos como es conocido, pero cuando veo las imágenes de Kyenge no puedo dejar de pensar, aunque no digo que lo sea, en las facciones de orangután”.

 

¿Qué opina Cécile de todo esto?

Cécile Kyenge defiende una Italia multirracial y sin prejuicios y afirma que “Italia no es un país racista: es una tierra de acogida y hospitalidad”. Nunca ha negado sus orígenes africanos: “se nace africano y se queda africano, independientemente del país en que uno viva: somos africanos para toda la vida”. No le gusta los eufemismos: “Yo no soy una mujer de color, soy negra y lo digo con orgullo”.

Sostiene que el enfrentamiento político "tiene que llevarse a cabo sobre el plano de los contenidos, no tiene que basarse en las ofensas". Y es muy prudente en sus afirmaciones: “Las palabras de Calderoli no las tomo como una ofensa personal, sino que me entristecen por la imagen que damos de Italia. Creo que todas las fuerzas políticas tienen que reflexionar sobre el uso que hacen de la comunicación. Se tiene que hacer un debate serio en el interior de la Liga para saber si Calderoli tiene intención de continuar su batalla política con las ofensas", dijo Kyenge.

¿Por qué aguanta tantos insultos cuando podría estar tranquila en su consulta de oftalmología? “Lo que me da fuerza de continuar en política es la idea de que si nosotros los africanos no somos representados en las instituciones, allí donde se toma las decisiones, seremos los primeros en lamentarlo. Y nuestros hijos sufrirán las consecuencias”. Una mujer ejemplar para los demás inmigrantes: "Los insultos no me afectan porque tengo un objetivo. Mi presencia al frente del Ministerio es una oportunidad para demostrar a muchos emigrantes que ellos también pueden salir adelante. Y esto es mucho más importante que responder a los insultos".

 

PARA MÁS INFORMACIÓN:









sábado, 6 de julio de 2013

¿Quién es el padrino de los dirigentes africanos?



Thomas Sankara, un mito para muchos africanos

Cuando era adolescente, recuerdo haber visto en "Jeune Afrique" una secuencia de imágenes sobre el asesinato de Thomas Sankara. El joven Presidente conocido como "el Che Guevara africano" fue asesinado durante un golpe de estado militar, descuartizado y enterrado en una tumba sin nombre. Había sido Comandante de una Academia militar, Secretario de estado de comunicación, Primer Ministro y Presidente de Alto Volta (Burkina Faso) a los 33 años.

Sus padres querían que fuera sacerdote católico pero al final optó por el ejército, acabó confesando las ideas marxistas, adorado por muchos jóvenes africanos como "el Che Guevara africano" y pidiendo una segunda versión de la Biblia para los pobres porque «Entre les riches et les pauvres, il n’ y a pas la même moral. La Bible, le Coran, ne peuvent pas servir de la même manière celui qui exploite le peuple et celui qui est exploité. Il faudra alors qu’il y ait  deux éditions de la Bible, et deux éditions du Coran ».

Thomas Sankara, le petit frère

Sus colegas africanos le consideraban el hermano pequeño (petit frère) y los franceses querían controlar su agenda. En una ocasión, una periodista francesa le preguntó al presidente Sankara que qué había ido a hacer en Moscú porque esa visita inquietaba a Francia. Sankara, sentado al lado del todo poderoso Miterrand, con mucha delicadeza contestó que siempre responde a todas las invitaciones y que si no hace más viajes al extranjero es porque no tiene un avión concorde. Entonces el Presidente Miettarrand se levantó con su arrogancia paternalista, se apoyó sobre Sankara y dijo que le iba a dar un consejo sobre las relaciones internacionales. Más prepotencia, imposible.

 

Thomas Sankara, un buen comunicador

Thomas Sankara fue uno de los mejores oradores de los dirigentes del continente negro. A penas se le veía leyendo los discursos. Y casi siempre entusiasmaba a su público. Es fantástico ver a Sankara animando a los jefes de estados africanos a no pagar la deuda externa: "oye, el que quiera pagar, que coja su avión presidencial y se acerque al despacho del Banco Mundial para ingresar el dinero". Los jefes de estados africanos reunidos en Adis-Abeba (Etiopia) no sabían dónde meterse. Sus segundos aplaudieron con entusiasmo, sobre todo cuando Sankara reclamó dos versiones de la Biblia y del Corán, una versión para los ricos y una versión para los pobres: No puede haber una misma ética para los pobres y para los ricos. La Biblia o el Corán no pueden dirigirse en el mismo lenguaje a un explotador que a un explotado. Sería necesario dos versiones: una versión para los pobres y una versión para los ricos. 

Thomas Sankara y la igualdad de género

El joven Sankara promocionó la incorporación de la mujer en los puestos directivos y en el ejército, porque para él no había una diferencia de género sino de oportunidad. De modo que hombres y mujeres debían tener la misma oportunidad para todo. En el día mundial dedicado a la mujer (08 de marzo), obligó a todos los hombres a acudir al mercado para saber cuánto cuesta un kilo de arroz y cómo las mujeres se las ingenian para mantener a sus familias: los hombres se cabrearon, las mujeres disfrutaron.

Sentado en el público que se había reunido en la asamblea popular, Thomas Sankara confesó no entender por qué una estudiante embarazada tenía que abandonar sus estudios: “una estudiante que se queda embarazada se la expulsa del colegio. Pero nadie se molesta en saber si el chico que le ha embarazado no está, por casualidad, en la misma clase. De modo que el chico puede seguir “fabricando niños” hasta que termina sus estudios”. Esto no puede ser así. Como mínimo la chica embarazada tiene que tener la posibilidad de seguir con sus estudios. Por orden presidencial, las niñas embarazadas no debían abandonar sus estudios.

 Thomas Sankara y el desarrollo del país

Sankara quería un mercado africano para consumir lo que se produce en África y, en la medida de lo posible, no vivir de las deudas externas que no hacen más que hipotecar el futuro de los africanos. Los funcionarios debían vestir ropa fabricada por los artesanos de Burkina Faso para colaborar con la economía local.

Es divertido ver cómo Sankara discute con un adolescente que lleva una camisa con letras “Harvard”. El chico le acababa de preguntar al Presidente qué pensaba hacer para luchar contra el imperialismo: “¿Qué quieres que hagas? Tú llevas una camisa con la publicidad norteamericana. ¿Tú crees que no tenemos camisas fabricadas en nuestro país y que sean más bonitas que esa?”. El muchacho se quedó sin habla, que por otra parte es lógico: un adolescente discutiendo con un Presidente, Capitán del ejército, escoltado por sus guardaespaldas militares.

Sankara vendió los Mercedes de los antiguos dirigentes, quitó los choferes para las autoridades y prohibió a sus ministros viajar en primera clase porque no merece la pena gastar los fondos del pueblos por un vaso de champán (el avión despega a la misma hora y llega a la misma, estés o  no estés en primera clase).

La política de Sankara de “Une village, un bosque” (un pueblo, un bosque) permitió plantar millones de árboles para luchar contra la desertización del país.

Thomas Sankara, “El Che Guevara africano”

 

El Presidente Sankara decía la verdad (virtud vetada en la política servil) y no se comportaba como sus colegas africanos, auténticos caudillos y saqueadores de los fondos públicos. Sus políticas de consumir preferentemente los productos locales le enemistaron con las multinacionales, y desde luego no era bien visto por la administración francesa y norteamericana. Una vez catalogado como “comunista peligroso” por los gendarmes de la República, su muerte era cuestión de meses. Los ejecutores de las órdenes de arriba pensaron que descuartizando su cuerpo y enterrándole en una tumba anónima desaparecería el hombre y el mito. Y consiguieron que ocupara un lugar preferente entre los mártires del neocolonialismo occidental junto a Lumumba.