martes, 26 de mayo de 2015

Hemos votado: ¿y ahora qué?

El panorama político municipal es un auténtico reto para los cargos elegidos porque se acabó la política del rodillo: hay que pactar y consultar antes de tomar cualquier tipo de medidas. A mí me parece interesante. Ya no seduce a nadie la prepotencia política a lo Fabra, ni el aislamiento gubernamental a lo Rajoy.
Veo el telediario, leo la prensa escrita, sigo Twitter pero lamentablemente no soy capaz de nombrar la mitad de los ministros de Rajoy porque están encerrados en sus despachados. ¿Cómo voy a votar alguien que no conozco? ¿Cómo voy a votar los concejales socialistas si no conozco a ninguno ni sé a qué se dedican? No conozco, por ejemplo, a los diputados socialistas y populares elegidos en Madrid, y de seguir así, lo más seguro es que no vote a ninguno de ellos en noviembre. A parte de que me indigna que un partido político me obligue a votar una lista cerrada. Me gustaría poder votar personas, no siglas, y espero que algún día llegue a votar en el mismo sobre: alguien del PP, alguien del PSOE, alguien de Podemos, alguien de Ciudadanos y alguien de Izquierda Unida (si es que éste último no se diluye a lo UPyD). Aún hay meses para que quien quiera mi voto me mandé un correo electrónico explicándome sus propuestas porque ya no pienso votar siglas porque sí.

viernes, 8 de mayo de 2015

En un meeting con Ángel Gabilondo: la diversidad


No sé si Ángel Gabilondo dirigirá el gobierno de la comunidad de Madrid a finales de este mes de mayo (se lo deseo de todo corazón). De lo que estoy seguro es que Ángel Gabilondo me ha enseñado, este viernes, un concepto nuevo sobre la inmigración.  Yo estaba afanado en analizar el concepto de la integración y llega Gabilondo y nos habla que él prefiere la palabra incorporación para que todos formemos un solo cuerpo. Maravilloso término, interesante forma de ver a los inmigrantes. “Una comunidad que no incorpora a todos sus miembros no es justa. No es una comunidad, es un órgano administrativo”, afirmó él mirándonos a nuestros ojos.
Sólo Ángel Gabilondo es capaz de proclamar que “viva el derecho a la diferencia sin diferencia de derechos”, y afirmarlo sin acudir a una chuleta. Estoy seguro de que si llega a dirigir la comunidad de Madrid contará con los sabios consejos de Consuelo Cruz, coordinadora del grupo Afrosocialista. Tan prudente y tan comprensiva como es ella, cuando le pregunté, hace unos días, cómo era posible que ella no apareciera en la lista electoral, sonrió y me contestó que Ángel Gabilondo no había tenido tiempo para elaborar la lista electoral debido a la marcha precipitada de Tomás Gómez. Le pregunté si podía confiar en Ángel Gabilondo y me contestó algo así: “si confías en mi, confía en Ángel”. “De acuerdo”, le contesté. Pese a no aparecer en ninguna lista electoral, Consuelo Cruz está trabajando por el partido más que muchos candidatos que esperan ser votados por derecho. Lástima que no tengamos listas abiertas para que podamos votar realmente a aquel que consideramos útil. Un candidato que no conoce a los militantes no es más que un extraterrestre. Y yo prefiero votar un terrestre, o como diría Miguel de Unamuno, “el hombre de de carne y hueso, el que nace, sufre y muere (sobre todo muere), el que come y bebe y juega y duerme y piensa y quiere, el hombre que se ve y a quien se oye, el hermano, el verdadero hermano”.