domingo, 12 de julio de 2015

Carta a Mamadou

Querido Mamadou, después de mucho tiempo vagando por allá y por acá, por fin te has dado cuenta que Europa no es el paraíso soñado. De hecho aprendiste el castellano leyendo en los muros frases como “sobran inmigrantes” o “putos negros, volved a vuestros países”. ¡Bienvenido a la civilización! Seguro que queriendo conocer Madrid acabaste en el CIE de Aluche, y te diste cuenta que no tienes dignidad, y aquellos turistas a los que respetabas tanto en tu país solo logran llamarte “pobrecito”. A cuesta con tu licenciatura, hablar más de tres lenguas no te sirve para nada. Incluso quienes apenas logran escribir su nombre te tratan como un alfabeto. ¡Inkoko iri iwabo ishonda umukara pe! Ahora sí que ya sabes el lugar que te corresponde en este mundo. Te fuiste de tu país para buscar dignidad y ahora tu sueño es conseguir los mismos derechos que los animales. Más quisieras tú vivir como una mascota. Tú no eres un ser humano; vales menos que un animal. Los misioneros (católicos, judíos y musulmanes) te enseñaron que todos somos hijos de un mismo Dios, pero ahora ya sabes que hay un Dios para los ricos y un Dios para los pobres. Incluso hay un Dios para los blancos y un Dios para los negros.
Mamadou, para nuestros dirigentes europeos eres un simple número. ¿Cómo te llamaban en el CIE de Aluche? ¿Bwana Mamadou? O número 1212. Importas tan poco que ni siquiera mereces estar en una cárcel bajo tutela de un estado de derecho. Cuando cruzaste El Estrecho pensabas que Cruz Roja es tu aliado, pero ahora ya sabes que incluso para Cruz Roja existen categorías. Tú mismo me dijiste que en el CIE de Aluche, el trato de Cruz Roja es peor que el de la policía nacional. Amigo mío, Cruz Roja es una multinacional más y su aparente generosidad es una máquina para fabricar dinero. Espero que Pueblos Unidos o Karibu no sigan su camino.
Querido Mamadou, antes de que me llames desagradecido, te confieso que me inclino ante tantas personas que te han echado una mano, que te han visitado en el CIE y que te tratan con dignidad (no con compasión). Sé que tienes una larga lista de agradecimientos. Sé que si no haces locuras es porque sabes que hay un Álvaro, un Javier, una Pilar, una Carmen o una Piedad que te dan la mano cuando te cruzas con ellos. La raza humana no se ha extinguido porque todavía hay corazones nobles que siguen bombeando generosidad, solidaridad y dignidad. Aún hay muchas personas que se dan a los demás sin esperar nada a cambio. Aún hay gente noble que nunca abandonaría a sus amigos. Ahora que Don Mariano Rajoy, católico, apostólico y romano ha decidido multar a todos los españoles que intenten ayudarte, permíteme recordarte las palabras de Thomas Sankara: hay dos versiones de la Biblia, una versión para los pobres y una versión para los ricos. ¿Qué asco no, Mamadou? Multar a quien pretende ayudar a los demás. Si la Lógica griega no estuviera en el punto de mira, concluiríamos que Don Mariano Rajoy nos está invitando a negar agua al sediento, a negar comida al hambriento y esto me suena a crimen contra la humanidad. Así las cosas, legalícese la eutanasia o el genocidio de los pobres y acabamos antes. Sé que, querido Mamadou, eres más humanista que nuestro Don Mariano Rajoy y que tú seguirás ayudando generosamente a quien te pida ayuda; seguirás ayudando a una señora que no puede con sus bolsas de compras (aunque al principio piense que le vas a robar); seguirás cediendo sitio a los mayores y a sonreír al niño que te mira fijamente queriendo entender porqué él es blanco y tú negro. Por favor, no sigas el ejemplo de Don Mariano Rajoy.

lunes, 6 de julio de 2015

“Le sous-développement”


Para quienes estudiamos el francés a través de los manuales llamados “Dossiers” agradeceremos siempre al gobierno de Juvénal Habyarimana por habernos abierto la mente, al dedicar cada manual a una temática concreta. Por ejemplo el “Dossier” titulado la “conditión féminine” nos hablaba de la condición de la mujer en el mundo y especialmente en Ruanda, invitándonos a reflexionar sobre lo que llamamos hoy “igualdad de género”. El mismo presidente ruandés favorecía la presencia de ministras en su gobierno y en la Asamblea General, de tal forma que incluso la señora Agathe Uwilingiyimana llegó a ocupar el puesto de primera ministra con toda normalidad (normalidad bien encuadrada en un país en guerra). No recuerdo ninguna objeción al hecho de que una mujer dirigiera un gobierno africano, ni por parte de mis compañeros maestros, ni por parte de los padres de mis alumnos. El actual presidente Paul Kagame ha seguido la misma política: la jefa de la diplomacia ruandesa, la señora Louise Mushikiwabo, es una de las ministras con más peso en el gobierno ruandés. Y los miembros de la Asamblea General son mayoritariamente mujeres.

Otro “Dossier” que estudiamos en Ruanda se titulaba “Le sous-développement” y analizaba el subdesarrollo en todas sus facetas, haciendo hincapié en el subdesarrollo mental: falta de capacidad para analizar una situación holísticamente. Debatíamos distintos textos que reflejaban cómo los ruandeses teníamos una visión localista que nos condenaba a la pobreza. Algunos pensaban que fuera del “País de mil colinas” no había nada interesante. Se encerraban en la mentalidad ruandesa y se quedaban atrapados en su propio imaginario. “Le sous-développement” nos abrió las mentes hacia realidades de otros mundos, y nos invitó a realizar un menú con lo mejor de cada casa. Por el eso el gobierno favorecía la incorporación del profesorado extranjero a nuestro sistema educativo; enviaba los alumnos con mejores expedientes a las universidades occidentales (inevitablemente algunos alumnos eran enchufados) y cuando volvían al país ocupaban puestos claves para sensibilizar el pueblo desde su experiencia en el extranjero. El mismo hecho de que la programación de la Radio gubernamental estuviera en ruandés, en francés, en inglés y en swahili era una forma de mostrarnos que una mente abierta sobrevive mejor que una mente anclada en su propio imaginario. Esta buena tradición lingüística se ha mantenido con el gobierno del presidente Kagame, aunque le costó mucho superar su aversión hacia la lengua francesa por identificarla como “lengua de los genocidas”.

 

Después de la mal llamada independencia de los pueblos africanos, los padres de dicha independencia tenían una visión africanista casi romántica que implicaba una hermandad del pueblo negro explotado por el hombre blanco. Por eso los manuales de lengua llevaban por título programático “Matin d'Afriques” (despertar de África), y procuraba dar una visión unitaria de los pueblos negroafricanos. Era la época de la filosofía de la Negritud. Pero pronto llegaron los golpes de estado patrocinados por potencias occidentales para dinamitar el espíritu africanista y tener argumentos para sostener que el negro no puede gobernar su propio pueblo, y mucho menos su continente. Sutilmente, los manuales abandonaron el título programático de “Matin d'Afriques” y se llamaron “Ma colline” (mi colina). Mi promoción empezó con esta pedagogía tan estúpida, y cuando tuve la oportunidad de aplicarlo a mis alumnos, me las ingeniaba para alternarlo con algunos textos de “Matin d'Afrique”. Pero ya habíamos caído en manos de un “sous-développement” sostenido por gobiernos locales y bendecido por la perversión de la política internacional occidental de dividir para vencer. Con “Ma colline” empezamos a dar importancia a las diferencias fisionómicas. Se derogaron los contratos de los profesores extranjeros bajo la excusa de que no conocían la realidad del país; se nacionalizaron las empresas estratégicas, incluso se estimularon el regionalismo. Hoy día, el continente africano está completamente fragmentado, a merced de los bandidos que se autoproclama “padres de la nación”.