domingo, 29 de noviembre de 2015

Elecciones Generales de diciembre 2015


No hay que ser la Pitonisa Lola para darse cuenta que el PSOE no va a ganar las elecciones generales de diciembre 2015. Sólo un milagro puede permitir al PSOE conservar sus actuales escaños. Más le vale a Pedro Sánchez empezar a renegociar su contrato como profesor universitario porque difícilmente podrá sentarse de nuevo en el Congreso: primero porque tendrá que dimitir como Secretario General del PSOE; segundo porque hay muchos varones en la trinchera esperando diciembre para pasarle factura. Tomás Gómez, Antonio Carmona y muchos pesos pesados no le han perdonado su actitud autoritaria hacia ellos. Incluso algunos militantes que pagan religiosamente su cuota no han olvidado sus declaraciones anti-militantes diciendo que el Partido Socialista no es de los militantes y que él puede incluir en la lista electoral a quien le dé la gana. Error de profesor que creyéndose depositario de la autoridad académica toma decisiones muy personalistas en una organización muy diversificada. De modo que La Pitonisa Lola puede afirma y afirma que Pedro Sánchez comerá las uvas arrinconado por sus compañeros socialistas. De hecho, los más inteligentes ya están tomando posiciones, conscientes de que las próximas elecciones se ganan en el momento en que se pierde las presentes.
Podemos se ha desinflado. Las guerras internas y el ataque masivo por parte de toda la prensa española han destruido completamente su capacidad de maniobra política. El personalismo de Pablo Iglesias y la ausencia de una ideología que no sea circunstancial no han favorecido el fortalecimiento de Podemos. Podemos es una “marca blanca” para los entregados y va cambiando de nombres según los territorios. Y España es un país que sólo siente en términos de derechas y de izquierdas: nada de centro. Podemos ni siquiera sirve para castigar a una izquierda enamorada del capital, o dar un guantazo electoral al PP que en base a su mayoría absoluta construyó un país a su imagen y semejanza. Mariano Rajoy está de suerte porque el único guantazo que recibirá le vendrá de su alter ego, Albert Rivera, y más que guantazo será un cachete. Y no le impedirá comerse la ideología de Ciudadanos hasta arrinconar a su líder que, siendo simpático, es más destructor que Mariano: no quiere la Cámara territorial porque España es una y libre; no le gusta la Audiencia Nacional; no le gusta el Tribunal Supremo. Pero como lo dice con esa sonrisa casi de un adolescente, es el yerno perfecto para una suegra castradora. Así que tal como está el panorama, Mariano Rajoy es único que comerá las uvas sin pedir ningún deseo especial porque las cosas le van francamente bien. La economía española se ha estabilizado, los trabajadores expulsados del mercado laboral han asumido su realidad de fracasados y salen a la calle solamente para ir a buscar comida en Caritas: ¿protestar? Que protesten quienes tengan contratos indefinidos. Además hay voluntarios que se encargan de recoger comidas en centros comerciales y los distribuyen con tanta entrega que se te quitan las ganas de trabajar. Un país con cinco millones de parados sería un país en pie de guerra, haya o no haya la “ley mordaza”.


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