martes, 28 de diciembre de 2010

La islamización de Occidente

No recuerdo en qué acabó la construcción de una mezquita cerca del lugar que ocupaban Las Torres Gemelas. Tampoco recuerdo en qué acabó la disputa de construcciones de mezquitas en Catalunya. Ni sé en qué acabará la prohibición del uso de la vestimenta musulmana en lugares públicos.

Si no fuera porque estamos en el S. XXI, diría que Occidente está bebiendo su propia medicina. Ayer impuso su religión y su cultura a los supuestos pueblos sin civilizar. No dudó en destruir las culturas indígenas y las religiones tradicionales con la sola excusa de que su religión cristiana era la única salvadora. A los no-católicos se los tachaba de “bárbaros”, “gente sin civilizar”, “gente sin alma”, en definitiva, los paganos. La jerarquía eclesiástica se empeñaba en construir una cristiandad, es decir un solo imperio cristiano. Una vez agotada su oferta salvadora, ahora el turno le toca al islam.

En principio, el islam pretende que los Estados sean islámicos. Además quiere utilizar los métodos que los misioneros católicos utilizaron y fracasaron: arrasar con las culturas autóctonas, imponer su visión como única salvadora, ocupar las plazas públicas y convertirlas, así, en vehículo de su religión y visión del mundo. Cualquier religión que siga esta metodología, tarde o temprano estará condenada al fracaso social. En cambio, la metodología budista está llamada a triunfar. ¿Por qué? Porque respeta las demás culturas.

Pretender prohibir el alcohol o el jamón es un fracaso en sí mismo porque, a parte de que provoca un rechazo frontal, deja tocada la bondad de cualquier religión. Nadie debe obligar al musulmán a comer cerdo o a beber vino. Pero tampoco nadie tiene derecho a prohibirme tomar una caña con una ración de chorizo. Y cuidado con confundir el rechazo a una religión con actitudes racistas. Y mucho cuidado con confundir ofensas con racismo.

Si alguien me manda volver a mi país ofende mi libertad de circulación. Le pediré que me ayude a volver porque no hay mayor deseo que estar con los propios familiares. Puede que vulnere mi libertad de movimiento y de fijar mi residencia donde crea oportuno, pero no estará negando mi ser. En realidad, el racismo es la “negación del ser” al ser humano, considerar al ser humano como no-ser-humano. Actitudes racistas pueden encontrarse en aquel que duda entre salvar un negro y un perro. Aquí, la duda no sólo ofende: es racista. Además actitudes racistas se encuentras, paradójicamente, en todas las sociedades, en todas las religiones, entre blancos, entre negros, entre cristianos, entre musulmanes. Es racismo es un asunto mucho más serio que el miedo al diferente, los estereotipos asumidos, los prejuicios mamados o el egoísmo antropológico.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Perro o negro, ¿a quién salvar primero?

Hace un par de semanas estuve tomando un vino con unos amigos en un pueblo de Castilla y León. De los que estábamos allí, uno estaba muy acongojado. Nos contó, entre lágrimas, que el perro de su nieta había sido asesinado por otros perros y que aún no sabía cómo darle la mala noticia. La verdad es que el asunto era un drama para el abuelo que, minutos después, se tuvo que ir a casa porque no aguantaba tanto sufrimiento. Este hombre no estaba conmocionado por las imágenes del atentado en Irak que la Tele estaba pasando. Estaba triste porque el perro de su nieta había muerto. Cuando se disolvió la mesa del vino, un amigo y yo nos hicimos muchos interrogantes sobre el perro. Nos acordamos de una noticia de hace un par de días que contaba cómo un bombero se había ahogado cuando intentaba salvar un perro que se había caído al río. Nos es que el bombero muriera por irresponsabilidad (yo creo que una vida humana vale más que una vida animal). Lo cierto es que muchos europeos han elevado los perros a la categoría antropológica. De hecho una vez varios africanos y españoles estuvimos discutiendo sobre el asunto:

-“Un perro y un negro se están ahogando en un río. ¿A quién crees que la mayoría de los europeos salvarían primero?”

-“Al perrito, por supuesto. (¡¡¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!!!) Negros hay muchos”, contestó un africano.

-“¿Tan inhumanos nos consideráis?”, preguntó indignado un español.

-“No, es que para muchos de vosotros un perro vale más que un ser humano”, contestó enfadado otro africano.

La discusión se fue calentando un poco, aunque nadie de los que estábamos allí generalizamos ninguna actitud. En otra entrada de este blog ya comenté lo que muchos entendemos por “racismo antropológico”, aquel comportamiento que niega categoría humana al ser negro. A lo largo de la historia muchos blancos negaron que el negro fuera ser humano, al mismo nivel que el blanco. Y creo que muchos blancos siguen pensando de esta manera. A veces sus miradas lo reflejan perfectamente. Aun así, no puedo olvidar que en Rwanda para poder matar libremente a los tutsi se les llamaron “inyenzi” (cucarachas) o “inzoka” (serpientes).

domingo, 19 de diciembre de 2010

MIGNONNE

Au-dessus des villages tropicaux
La nuit tombe, les cases luisent
Les ancêtres se réveillent
Et la jeunesse danse :
C’est l’harmonie des anges.

J’ignore le destin des soldats
Les coordonnées des voleurs
La surveillance des hôpitaux
Le sommeil du soleil :
C’est ton visage qui m’attire.

La moitié de ma vie
S’envole dans tes bras.
Nous dansons à pas répété :
Pas de hâte, l’océan
Du bonheur nous entoure.

Tiens, ma mignonne !
La brise nous caresse
Et tu murmures mon nom.
Dors, ma chérie,
Je veille pour toi,
Tu rêves pour moi.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Mi nuevo relato

Una mujer maltratada decide por fin a sus desgracias mediante un suicidio. Con su testamento en el bolso viaja a Salamanca para despedirse de su amigo de de la infancia. El resto de la historia continúa en el librito “Una de tantas” publicado en la editorial bubok.com. Se puede descargar gratis en http://www.bubok.es/libro/detalles/195713/Una-de-tantas.


miércoles, 8 de diciembre de 2010

¡Adiós a los 420 euros!

Primero quitó la rebaja de los 400 en IRPF, luego el cheque bebé y finalmente la ayuda a los parados de larga duración. Por el camino se quedó el Ministerio de Igualdad, la Alianza de las civilizaciones, la paz social y la integración de los inmigrantes. El único ministro de trabajo que ha hecho algo útil fue Caldera. Al menos él tenía un discurso sólido sobre los grandes temas como los contratos laborales, la inmigración, etc. Ahora los derechos laborales se someten a los caprichos de los mercados (una mano invisible) y la inmigración es un tema policial. Es difícil encontrar coherencias en las decisiones que ZP va tomando sobre la marcha. Un dirigente sindicalista dijo que parecía “un pollo sin cabeza”, y el socialista Leguina afirma que ha llegado el momento del funeral.

Con el actual clima social, se da por hecho que el Partido Socialista no ganará las próximas elecciones generales de 2012, si es que no se convocan antes. En las últimas elecciones el PSOE ha ido teniendo una victoria electoral muy ajustada, y eso que no contaba con el actual descontento generalizado incluso dentro de su militancia. Siendo muy comprensivo con ZP porque la crisis económica es mundial, nadie duda de que ha traicionado los principios socialistas: abandona el diálogo social, rompe con la clase obrera representada por los sindicatos, abandona a los parados a su suerte, persigue a los inmigrantes en Madrid con controles policiales sin sentido, manda el ejército a Afganistán, no escucha la voz de los débiles de Sahara y por colmo deja huérfana a la militancia socialista. Sin embargo no duda en entregarse a los mercados capitalistas, organizar veladas con empresarios en La Moncloa, dar dinero gratis a los bancos y cajas, recortar los derechos laborales y retrasar la edad de jubilación. Es increíble: un gobierno socialista tomando medidas capitalistas. Ningún socialista tiene argumentos para pedir un voto. Y casi todos intuimos que el actual gobierno no es capaz de sacarnos de la crisis económica. Creo que sería preferible un adelanto electoral y perder las elecciones antes de hundir la moral socialista porque, hoy por hoy, el gobierno socialista no hace más que recortar los derechos de su habitual electorado. No verlo sería autoengañarse.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Principales elementos de la cultura rwandesa

La cultura rwandesa gira en torno a la relación del ser humano con su entorno vital. Todos los ritos sirven para garantizar la supervivencia del ser humano a través de la fuerza vital. Por eso la religión rwandesa es una religión sin dogma ni estructura determinadas. Más que tener creencias, el rwandés establece relaciones vitales con un Dios supremo (Imana), con los antepasados (abakurambere) y todo aquello que tenga una fuerza vital (ubuzima).

1.-Imana o ser supremo: la existencia de Imana es de evidencia inmediata y no necesita demostración ninguna. Su presencia y poder se manifiesta en acciones concretas, como dar la vida, hacer caer la lluvia, curar enfermedades, etc. Después de la creación se retiró al cielo, y dejó en su lugar unos intermediarios (los antepasados) que son quienes intervienen en los asuntos humanos, y a quienes los humanos acuden. Como Imana está en todo momento con su creación, no necesita ni de altar, ni templo, ni ofrenda, ni sacrificio, ni emblema, ni fiesta. Está en todos los sitios y no se le puede confinar en un lugar concreto como un templo. Aunque generalmente otorga su fuerza vital al ser humano y a ciertas plantas, a menudo una roca o un animal pueden beneficiarse de esa misma fuerza.

2.-Abakurambere o antepasados: los muertos siguen viviendo de alguna manera en medio de los vivos. Son los guardianes de las tradiciones y los mejores intercesores ante Dios. Se interesan por los asuntos familiares y avisan a los suyos cuando acecha algún peligro. Los rwandeses creen que no todos los muertos adquieren esta categoría de antepasado. Para ser antepasado es necesario haber ostentado el título de sabio entre los suyos, haber transmitido la vida y haberla defendido con generosidad. Alguien que muere sin descendencia no puede adquirir la categoría de antepasado. El candidato a antepasado tiene que haber observado rigurosamente las tradiciones de sus antepasados y haber facilitado la unión vital en su sociedad. Tiene que haber observado las tradiciones de los antepasados y haber facilitado la unión vital en su sociedad. Además de todo lo mencionado, el antepasado tiene que haber muerto plácidamente, después de llevar a cabo el testamento vital. La celebración de su funeral tiene que haber seguido todos los procedimientos rituales que facilitan la unión vital entre vivos y muertos. El recuerdo a los antepasados plantea muchos problemas a quienes son ajenos a las costumbres negroafricanas. De hecho, los investigadores occidentales que no profundizaron en sus estudios llegaron a confundir el “recuerdo a los antepasados” con el “culto a los antepasados”. El filósofo rwandés, Alexis Kagame, afirma que “les trépassés [les ancêtres] ne sont pas adorés, mais honores, vénérés”.

3.-Abazimu o los espíritus: los muertos que no son antepasados se convierten en espíritus (abazimu), y entran en el estado de la “inmortalidad colectiva”. Existen los espíritus buenos que velan por el bien de los suyos vivientes y que intentan apaciguar a los espíritus malos que viven en un estado de continuo ebullición y no descansan en paz por tener algún conflicto pendiente en el más acá. Al no ser considerados miembros formales de una determinada familia, la gente pierde contacto con ellos. Si se aparecen a los seres humanos, ya no son reconocidos por su nombre y pueden causar miedo. Algunos de estos muertos suelen reclamar violentamente ser tenidos en cuenta (provocando todo tipo de maldades). Aún así, al no tener posibilidad alguna de mantener las relaciones personales y humanizantes con su antigua familia, pasan a un estado de despersonalización, de anonimato o de “pervivencia colectiva”, dejando de ser miembros formales de las familias humanas. Si los familiares intuyen que el moribundo puede tener litigios pendientes con la sociedad, se realiza los ritos preventivos para evitar males posteriores. Si, por ejemplo, un joven muere sin haberse casado, se le coloca un carbón en la mano que contrarresta su fuerza para que no vuelva a la sociedad para molestar a algunas doncellas. Si un padre o una madre de familia muere fuera de su hogar (la muerte inesperada es siempre una desgracia), su cadáver tiene que ser velado necesariamente en su casa familiar antes del entierro. De esta forma su espíritu se reincorpora a la armonía familiar y no tiene que andar reclamando atención a través de comportamientos violentos. Nótese que la mayor desgracia para la sociedad rwandesa ha sido la reciente violencia fratricida (1990-1994) que ha aniquilado la armonía vital. Mientras no se repare esta ruptura vital, la energía humana seguirá siendo destructiva y los muertos que no descansan en paz seguirán reclamando su atención a través de un sinfín de males.

4.-Abapfumu o mediadores: Abapfumu son los únicos que pueden conocer los deseos de los espíritus en ebullición. Poseídos por una fuerza especial, a través de ceremonias rituales entran en contacto directo con los antepasados y descubren el origen de cada mal y su correspondiente solución. Los buenos mediadores utilizan su don divinatorio para defender a los suyos, descubrir y contrarrestar las fuerzas maléficas provocadas por los malos espíritus.

5.-Unidad entre religión y vida: los miembros de la gran familia proceden de un antepasado común, y por consiguiente, tienen una misma vida. El más cercano a la fuente de la vida tiene más poder y es más estimado. Todos los miembros procuran no interrumpir el circuito vital y permanecer unidos a las fuentes. Cuando alguien llega a ser jefe –por sucesión o por designación de los ancianos- se da en él un crecimiento de la potencia vital que lo eleva al rango sabio. Todas las energías que vienen de Dios a través de los antepasados se concentran en él y refuerzan su ser, a fin de que pueda transmitir esa fuerza no sólo a los humanos, sino también a los animales y a los campos para que den sus frutos.

6.-Ética comunitaria: de las religiones tradicionales nace una ética profundamente vitalista y pragmática. Los actos que favorecen la vida del grupo son buenos. Los que perjudican la vida de los individuos o de la comunidad son malos. La trasgresión de las normas acarrea desgracias y debilita la vida. El olvido de los antepasados, la falta de respeto a los ancianos, el quebrantamiento de las tradiciones o la violación de un tabú sexual pueden desencadenar enfermedades o causar la esterilidad.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Sobre los apellidos

En España:
Los representantes del pueblo español quieren legislar sobre los apellidos. Hasta hace poco el primer apellido era del padre. Ahora el primer apellido puede ser del padre o de la madre. Con la ley de la igualdad y porque muchas parejas no se ponen de acuerdo para poner apellidos a sus hijos, la ley quiere permitir que en caso de conflicto se elija el criterio alfabético.

En Rwanda:
Izina niryo muntu”. Dime tu nombre y te diré quién eres. O al menos eso se piensa en muchos pueblos negroafricanos. La persona no se debe tanto a los progenitores como al grupo social que llamamos “gran familia”. Por eso el apellido de los padres no se heredan. Durante la ceremonia rwandés de “Kurya ubunnyano” (comparable al bautismo cristiano), toda la familia se reúne para buscar un apellido para el recién nacido. Generalmente permanece el apellido de los padres que, casi siempre tiene un significado especial. Pero a menudo el apellido es fruto del consenso familiar.

Contrariamente a lo que ocurre en España, yo no comparto apellido con mis hermanos. Ninguno de mis sobrinos o primos tiene el mismo apellido que yo. No conozco a nadie de mi zona que lleve el mismo apellido que yo. Esto tiene sentido porque nadie ha vivido las mismas circunstancias que llevaron a mis padres a optar por mi actual apellido. Por la misma razón, se procura evitar la repetición de los apellidos en la familia. La filosofía que está detrás es que cada uno es irrepetible y que se debe a la comunidad familiar (no a los padres): “umuntu ni umuryango”. Los padres son simples representantes de la gran familiar que llamamos “umuryango”.

Durante la europeización de los pueblos negroafricanos, algunos padres educados según la civilización occidental empezaron a prolongar sus apellidos en la prole, y a llamar sus esposas por los apellidos de sus maridos (así, Madame Jeannette Kagame es la esposa del presidente rwandés, Paul Kagame). En cualquier caso, la mayoría de los que nacimos antes de los años noventa no llevamos apellidos de nuestros padres. De hecho muchos niños que nacieron en la época de la guerra fratricida (1990-1994) se llaman Ntambara (guerra), Mutabazi (el que me socorrió), Ngizimana (he tenido suerte) o Uwamahoro (de la paz), apellidos que evocan sentimientos familiares durante una época concreta.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Parroquia San Carlos Borromeo

No huele a incienso, sino más bien a humo de tabaco por los dos ceniceros que están en la entrada del templo. Los bancos son muy simples pero limpios. La feligresa es parecida a la que encontramos en cualquier parroquia: mayoritariamente mujeres de avanzada edad. El cura no lleva “el ornamento sacerdotal”. Una cruz dirige la asamblea. El altar es una mesa con un mantel simple. Una cesta de pan con dos vasos de vino van a servir para compartir el cuerpo y la sangre de Cristo. Con tan sólo la Biblia, el cura celebra la misa. La única lectura corresponde al evangelio correspondiente y la lee una señora. La homilía es una tertulia acerca del evangelio. Intervienen los presentes, se piden aclaraciones unos a otros. Analizan los acontecimientos de la semana pasada y preparan las actividades de la semana entrante. Interrumpe una cría de un murciélago que se da un paseo en el interior del templo, con los correspondientes gritos de susto, hasta que un muchacho le da caza y la saca fuera.

Esta semana durmieron en este templo varios rumanos desalojados por la comunidad de Madrid. El cura dice que la casa del Señor es de todos. Aclara que no es un sitio ideal para vivir porque no reúne condiciones, pero asegura que es mejor que la calle. Dice que los gitanos rumanos fueron desalojados a punta de metralletas, que un niño hizo un gesto de disparar con una mano y un policía reaccionó apuntándole con la metralleta. Después de varias intervenciones, nos cogemos de la mano, recitamos en el Padrenuestro y siguió la consagración. Después de la comunión, el cura nos invitó a subir al primer piso para compartir la paella.

Yo tenía noticias de estos curas humanos. Tenía ganas de conocer su labor. Una amiga me invitó a ir. Coincidió con la visita del Papa en Barcelona. Durante la ceremonia cantamos “Mano Negra” de Manu Chao. Me pregunto si los que estaban en la Sagrada Familia de Barcelona y nosotros creemos en un mismo Dios. Pienso que parte de la pasta que se ha gastado en la visita del Papa podría haber ayudado para buscar alojamiento para los rumanos desalojados. Alguien comentó que la Comunidad de Madrid ofreció albergue a los rumanos pero llevando hombre a un sitio, y mujeres y niños a otro sitio. Aquellos que defienden los valores familiares no dudan en separar los miembros de una misma familia para que no aprovechen la calefacción del albergue para el coito. Ahora que termino esta entrada veo en la TV noticias sobre la visita del Papa. Yo creo en el Dios de la vida. No creo en el Dios de la ceremonia, el Dios encerrado en los palacios episcopales mientras la gente muere de frío. El Papa en su papamóvil, el gitano rumano debajo del puente. Si el Papa y el gitano rumano (o cualquier otro excluido del cenáculo de la civilización) son humanos, a ver cómo van a resucitar los dos. Hay que evangelizar a los evangelizadores.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Diamantes de sangre

No recuerdo si Naomi Campbell lucía sus diamantes cuando acudió al Tribunal Internacional de La Haya par explicar su amistad con el presunto sanguinario Charles Taylor este verano pasado. Me pregunto, muy a menudo, si todas esas celebridades televisivas que no pueden mirar a la cámara si no llevan sus diamantes bien visibles saben cuántos litros de sangre se gastan en África para conseguir un quilate. De todas formas, si no lo saben es porque no quieren preocupar sus conciencias. Hoy día la información está al alcance de todos. Bueno, de todo aquel que tenga un nivel intelectual normal, medida habitual para la responsabilidad penal.

Con esta reflexión no pretendo ser ni demagogo ni fariseo porque el móvil que llevo o mi viejo portátil pueden llevar restos del coltán sacado de las minas del rey Salomón en Congo. Por desgracia los fabricantes no ponen los componentes porque no les interesa revelar los nombres de sus proveedores. Los hipócritas gobiernos occidentales que están juzgando a Charles Taylor en La Haya tampoco exigen que se reflejen la procedencia de la materia prima en los manuales tal como se exige para los alimentos. Entonces, ¿por qué montar un teatro en La Haya para juzgar a Taylor? ¿También van a juzgar a los ejecutivos de De Beers, American Mineral Fields, Zamgold, Eurocan Consolidated Ventures o Barrick Gold que siguen saqueando el subsuelo congoleño? No creo que la doble moral occidental lo permita.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Mi amiga Pili comenta la anterior entrada

“¡Qué triste y dramático! Ahora todos estos, que durante el espantoso genocidio estaban ocultos, salen y con total impunidad hablan, como si fuera dogma de fe, y lo que es peor, todos llenos de razón, señalan con el dedo.

¿Qué pensarán todos los héroes, porque son auténticos héroes, todos aquellos hutus que arriesgaron sus propias vidas, por salvar la de sus vecinos tutsis, alojándolos en sus propias casas, y estando ahí todo el interminable tiempo que duraron las matanzas?

En esos momentos de desesperación e impotencia fallaron todos a los que se les imploró ayuda, incluida la Comunidad Internacional, y se les contaba lo que estaba ocurriendo. ¡Qué vergüenza atreverse ahora a dar dogmas de fe!

Ojalá que Paul Rusesabagina, uno de esos héroes, no llegue a leer esas inmundicias nunca.

Recomiendo, a todo el que quiera y tenga tiempo, leer "UN HOMBRE CORRIENTE" Sencillamente inolvidable.

Autor:Paul Rusesabagina y Tom Zoellner


Editorial: Península


Traducción: Mª Luz García de la Hoz


ISBN: 978-84-8307-760-4


Páginas: 240



. Un hombre corriente está destinado a convertirse en un clásico de la literatura de la tolerancia, junto a otros clásicos como La lista de Schindler de Thomas Keneally, El largo camino hacia la libertad de Nelson Mandela o La noche de Elie Wiesel. Esta es la historia de un hombre de una valentía encomiable, y su libro se mantendrá fresco durante varias generaciones.”

sábado, 30 de octubre de 2010

A propos de Colette Braeckman

1.-Leo en el blog “Le Carnet de Colette Braeckman” que la Sra. Colette Braeckman se siente intimidada a causa de sus afirmaciones acerca de los acontecimientos de los Grandes Lagos (Congo-Kinshasa y Rwanda). El Consejo de Redacción del periódico belga “Le Soir” ha emitido un comunicado para apoyarla en su tarea periodística y amenazar a todo aquel que se atreva a poner en duda sus crónicas (entrada en el blog con fecha del 27.10.10: “Le Soir et son éditeur apportent leur soutien à leur journaliste Colette Braeckman”). ¡Vaya! Si no comulgas con Braeckman, tus afirmaciones son calificadas de “diatribes biaisées” por Le Soir. ¡Viva la libertad de expresión!

2.-Hay quienes piensan que la señora Braeckman es la “animadora innata” de la política del presidente rwandés, Paul Kagame, y que ella nunca distingue entre hutus y genocidas. Me parece que sería terrible esta confusión. Condenar toda una etnia a cargar con la culpa de algunos de sus miembros sería una irresponsabilidad, lo diga quien lo diga. De hecho cuando el presidente Kagame presionó a los líderes hutus para que expiaran la culpa de sus miembros públicamente, el ex primer ministro con Kagame, Faustin Twagiramungu, se negó a pedir perdón por los actos que no hubieran cometido. A no ser que queramos prostituir el derecho, la responsabilidad penal es exclusivamente personal.

3.-En los escritos de Braeckman se refleja un entusiasmo hacía Kagame y sus militares, y una nula atención a quienes no hablan el mismo lenguaje que Kagame. Sostiene que los ex presidentes rwandés y burundés (Juvénal Habyarimana y Cyprien Ntaryamira) fueron asesinados por el entorno de Habyarimana con el objetivo de llevar a cabo el genocidio de los tutsi. Sin embargo esta hipótesis ha sido refutada por el juez francés (Jean-Louis Bruguière) y el juez español (Fernando Andreu Merelles) en sus investigaciones penales.

4.-Todas las hipótesis sobre el origen del mal rwandés siguen abiertas. He leído muchos escritos, tanto de rwandeses como de extranjeros. Y francamente no llego a ninguna conclusión inamovible. Y no entiendo cómo la señora Braeckman pretende que nos traguemos todo lo que escribe sobre las hazañas del presidente rwandes, sobre todo porque ella es más papista que el papa. Es incomprensible una visión cerrada sobre un acontecimiento que no lleva ni siquiera 20 años de historia. Veo normal que los rwandeses no tengan una misma visión sobre su reciente historia. Sería un milagro que vencidos y vencedores tuvieran una única mirada sobre su historia. Es normal que los investigadores sigan corrigiendo sus tesis. Incluso algunos han tenido que redactar nuevos libros para rectificar los anteriores.

5.-Animo, a quienes puedan, a mandar un mensaje de solidaridad a Colette Braeckman si ha sentido que su persona estaba en peligro por sus afirmaciones. Pero hay que recordarle que la consistencia de una hipótesis no implica necesariamente la infalibilidad. Si uno escribe sobre un tema tan complejo como las matanzas de rwandeses (1990-1994) no puede pretender una visión dogmática, y mucho menos molestarse cuando alguien contradice sus hipótesis. ¿O es que la señora Braeckman no piensa que sus opiniones pueden condenar a muchos hutus inocentes a llevar un estigma de genocida?

miércoles, 27 de octubre de 2010

El héroe mañanero


El héroe mañanero le veo todos los días en Metro Madrid. Cuando suena el silbato de cierre de puertas aparece bajando las escaleras mecánicas. Si no te apartas a tiempo te arrolla. Fija su mirada en el vagón del Metro en el que piensa penetrar como un rayo. Arrastrado por una especie de imán potente recorre las distancias sin importarles las consecuencias. Cuando llega al pié de las escaleras acelera la velocidad. Los que están dentro del Metro contemplando la escena con la respiración contenida le hacen un hueco. De repente nuestro héroe cruza la puerta cerrándose. No se oye el aplauso por timidez. Todo el mundo respira aliviado. Nuestro héroe acaba de coger el Metro. Esboza una amplia sonrisa de satisfacción mientras se coloca en un lugar seguro para no caer. Lo ha conseguido. Ha arriesgado su vida y la vida de los demás viajeros por ahorrarse dos minutos.

jueves, 14 de octubre de 2010

Madrid



Madrid es tal como la recordaba: gente subiendo y bajando las escaleras del Metro a 200 Km. por hora, viajeros que no dejan de consultar el panel informativo en los andenes, puerta que se abren y se cierran como si estuvieran perseguidas por el demonio, en fin, toda la ciudad está en movimiento. El otro día casi me arrollan una marea humana por no ir a su velocidad. Encima me miraron mal. Llevaban un ritmo tal que me río yo de los desfiles del ejército norcoreano.

Ver alguien paseando tranquilamente por la calle es una misión imposible. A no ser que sea una patrulla de policía. El resto vamos con la hora pegada al trasero, controlando los segundos para no llegar tarde a nuestro destino. El otro día me decía un chico que trabaja 11 horas y cobra tan sólo por ocho. Invierte una hora y media para recorrer la distancia que separa su domicilio de su lugar de trabajo. Un rato andando, un buen rato en el autobús, un largo rato en el Metro, otro rato andando, y por fin llega a su destino. Con razón llegar tarde es cuestión de segundos. Cuando estás esperando la llegada del Metro, un minuto se eterniza. Y cuando llega, quisiera empujarlo para que vaya más rápido. ¡Es increíble!

En mis primeros días en Madrid se me venían a la cabeza las escenas de la película “Cadena perpetua”, cuando el viejo sale de la cárcel y no se ve capaz de adaptarse a la sociedad. Acorralado por el encargado de la tienda, la angustia le supera y el buen hombre acaba suicidándose. Es el ejemplo muy claro de la inadaptación social.

Al principio Madrid puede asustar, pero no se come a nadie que no se deje comer. Es cierto que puedes recorrer todas las calles sin encontrarte con alguien conocido, pero a veces el anonimato es redentor. Bueno, en realidad te vas habituando a la gente que coge el Metro a la misma hora que tú. Incluso podéis llegar a intercambiar una sonrisa. Al final todo es cuestión de voluntad. Comer o dejarse comer, ésta es la cuestión.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Más de cinco minutos sin mi Yo en Metro Madrid


Día 29 de septiembre 2010. Huelga general en España. Estoy en un mes de prueba, por lo que debo ir a trabajar. Normalmente salgo de casa a las nueve. Pero hoy salgo a las ocho y cuarto para llegar a tiempo.

Son las ocho y cincuenta y acabo de pasar por la estación de Gran Vía. Como no había sitio en el vagón, estoy de pié, en una esquina, bien apoyado para no caerme. Siento un poco de calor. Abro la cremallera de mi chaqueta. Siento que me voy a marear y pienso que debo buscar un sitio para sentarme. No hay. Decido sentarme en el suelo. Pero antes de sentarme, pienso que debo comer un chicle.

Abro mi mochila, saco un paquete de chicle, intento abrirlo. Unos diez minutos me despierto tumbado en el andén del Metro Rubén Darío. Oigo muchas voces que me están taladrando la cabeza. Contesto sí a todas las preguntas sin entenderlas. A medida que cobro conciencia, el ruido se va suavizando y las voces se van aclarando. Abro los ojos y veo el maquinista con su radio en mano, dos señoras limpiándome los vómitos (recuerdo haber visto estas señoras entrar en el Metro y estaban de pié en frente mía), veo varios vigilantes de seguridad. Después de unos minutos tumbados me incorporo con la ayuda de dos vigilantes y veo mi lado derecho bien manchado por el café con leche que me había tomado una hora antes.

-¿Se encuentra mejor?, me pregunta un vigilante.
-Sí.
-¿Recuerda algo?
-Sí, creo que me he mareado en el Metro.
-¿Recuerda cómo se ha caído en el vagón?
-No. Lo único que recuerdo es que iba a coger un chicle porque me sentía un poco mareado. Después me he despertado aquí.
-Dicen que se quedó usted inconsciente y se cayó en el vagón. ¿Le duele algo?
-La cabeza, sólo un poco.
-¿Siente algún golpe en la cabeza?
-No.
-¿Llamamos el Samur?
-No hace falta. Sólo necesito unos minutos para recuperarme.

El maquinista se despide, arranca su tren y desaparece en el túnel. Llega la jefa de estación para realizar el informe. Una de las dos mujeres que debieron evitar que yo llegara al suelo me da un paquete de toallitas húmedas pero no logro abrirlo. Me lo abre. Me limpio la cara. Ella me va guiando para limpiarme bien. Después un vigilante me ayuda a sentarme en el banco del Metro. Ya he visto pasar varios trenes. He oído por radio de los vigilantes la confirmación de que el tráfico en la vía es normal. Mis dos ángeles de la guarda se despiden y cogen el Metro. Me quedo con su paquete de toallitas húmedas. Al final los vigilantes deciden que es mejor avisar al Samur para estar más tranquilo.

Cuando llega el Samur, me ayudan a subir hasta la calle, me meten en la ambulancia y me toman la tensión. Normal. Les comentó que ayer había tenido un problema de estómago, y que esta mañana me había tomado un café con leche para aguantar el día. Me preguntan si prefiero que me trasladen al hospital. Les digo que no, que estoy en un mes de prueba, que debo ir a trabajar. Les digo que cogeré un taxi para ir a ducharme y cambiarme de ropa antes de ir al curro. Uno de ellos me dicen que puedo coger el Metro, que no hay nadie que no haya vomitado. Saca una toalla y con un líquido me limpia la chaqueta.

-Este líquido neutraliza el olor. De todas formas como no ha pasado ni una hora desde que desayunaste y ayer apenas comiste, no huele. La mancha de tu camisa la tapas con la chaqueta y listo. Nadie se dará cuenta.

Me hacen un informe, me entrega el papel y me despido de ellos. Fuera me sigue esperando uno de los vigilantes del Metro. Me lleva donde esta la jefa de estación, me entrega el informe y me despido.

Cojo el Metro, llego a casa, pongo la lavadora, me ducho, me tumbo en la cama un rato, me visto y vuelvo al Metro.

A las doce estaba con mi ordenador encendido. Mi jefa inmediata me tranquiliza, me dice que no pasa nada y me indica donde tengo que llevar los informes de Namur y Metro. Muy amablemente en administración me dicen que no tengo que recuperar horas, que la empresa no me descontará nada porque está todo justificado.

Vuelvo a la sala de trabajo, me coloco los cascos, aclaro mi voz, primera llamada, segunda llamada, así hasta que termino mi turno. De vuelta a casa, reafirmo que soy un hombre afortunado. La primera vez que me quedé inconsciente fue por exceso de temperaturas y mis paisanos y familia me dieron por perdido. De hecho empezaron a preparar el funeral. La segunda vez que me quedé inconsciente fue poco más de un minuto durante la guerra. No tengo comentarios. La tercera vez ha sido hoy, en Metro Madrid (unos diez minutos). Espero que haya más veces y que de ninguna me queden secuelas. Bueno, tal vez la secuela sea que no he contado bien lo que me ha pasado hoy. Dos las gracias a todas las personas que han intervenido mi afortunado día.

sábado, 25 de septiembre de 2010

José Antonio Labordeta (Zaragoza, 10/03/1935-19/09/2010)

Le seguí durante una temporada recorriendo los pueblos de España, comiendo jamón y queso que los lugareños le ofrecía. Se le vía feliz con su vaso de vino hablando de las características de los pueblos que visitaba. Después le vi en el Congreso de los Diputados mandando a “tomar por culo” a los compañeros que le aconsejaban volver a la España profunda con su mochila. Yo creo que lo que le molestó no fue que le faltara al respeto a él sino a los de la “España profunda”. Los debates sobre la guerra de Irak le irritaron tanto que mandó “a la mierda” a algunos que se mofaban de él mientras hablaba desde la tribuna del Congreso. Pero como era un hombre con buen humor, tal vez un poco cascarrabias, decía que el epitafio para su tumba debe ser “a la mierda”. Hasta que la salud se lo permitió le solía seguir en las tertulias de RNE. De vez en cuando aparecía en un programa de La Sexta (Intermedio) patrocinando a una reportera que intentaba repetir sus viajes por España. Desde el día 19 de septiembre 2010, si Dios pregunta por él diremos que se ha ido a la mierda. Los grandes hombres se caracterizan por un buen sentido del humor y cuando alcanzan la otra orilla, descansan en paz. “Cuando Dios pregunte por mí, decidle que todavía no he nacido”, así rezaba su primer poema.

jueves, 23 de septiembre de 2010

« Que personne ne soit oublié »

Madame Sarkozy III (Carla Bruni) insta a todo el mundo a acudir a las autoridades para exigir que nadie sea olvidado. En su disco “Quelqu’un m’a dit”, casi susurrando para no ser detectada por los servidores de la República, prepara una rebelión pacífica pero muy eficaz. “Tout le monde” es una canción muy interesante porque una vez que la escuchas descubres el poder de una masa unida. En realidad la revolución no es más que eso: unir las fuerzas para exigir cambios a las autoridades. Si los ciudadanos no se movilizan por causas justas no desaparecerán las injusticias que no cesan de llamar a nuestras puertas. Así pues, «il faudrait que tout le monde réclame auprès des autorités, une loi contre toute notre solitude, que personne ne soit oublié». Creo que todos compartimos este deseo de la tercera mujer del presidente francés. Antes de su matrimonio con Sarkozy confesaba tener ideas de izquierdas. Ahora que está casado con un hombre que expulsa manu militari a los gitanos, a los negros; que quita la nacionalidad francesa a los no nativos que cometan delitos en el suelo francés, tal vez sea momento de recordarle que mientras esté jugueteando con su media naranja le recuerde que todo el mundo merece una vida digna y que el popularismo político no es humano.
 
« Tout le monde est une drôle de personne,
Et tout le monde a l'âme emmêlée,
tout le monde a de l'enfance qui ronronne,
au fond d'une poche oubliée.

Tout le monde a des restes de rêves,
et des coins de vie dévastés,
tout le monde a cherché quelque chose un jour,
mais tout le monde ne l'a pas trouvé,
mais tout le monde ne l'a pas trouvé...

Il faudrait que tout le monde réclame,
auprès des autorité,
une loi contre toute notre solitude,
que personne ne soit oublié
et que personne ne soit oublié...

Tout le monde a une seule vie qui passe,
mais tout le monde ne s'en souvient pas
j'en vois qui la plient même qui la cassent,
et j'en vois qui ne la voient même pas,
et j'en vois qui ne la voient même pas...

Il faudrait que tout le monde réclame,
auprès des autorité,
une loi contre toute notre indifférence,
que personne ne soit oublié
et que personne ne soit oublié...

Tout le monde est une drôle de personne,
Et tout le monde a une âme emmêlée,
tout le monde a de l'enfance qui résonne,
au fond d'une heure oubliée,
au fond d'une heure oubliée... »

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« Que personne ne soit oublié »

Madame Sarkozy III (Carla Bruni) insta a todo el mundo a acudir a las autoridades para exigir que nadie sea olvidado. En su disco “Quelqu’un m’a dit”, casi susurrando para no ser detectada por los servidores de la República, prepara una rebelión pacífica pero muy eficaz. “Tout le monde” es una canción muy interesante porque una vez que la escuchas descubre el poder de una masa unida. En realidad la revolución no es más que eso: unir las fuerzas para exigir cambios a las autoridades. Si los ciudadanos no se movilizan por causas justas no desaparecerán las injusticias que no cesan de llamar a nuestras puertas. Así pues, «il faudrait que tout le monde réclame auprès des autorités, une loi contre toute notre solitude, que personne ne soit oublié». Creo que todos compartimos este deseo de la tercera mujer del presidente francés. Antes de su matrimonio con Sarkozy confesaba tener ideas de izquierdas. Ahora que está casado con un hombre que expulsa manu militari a los gitanos, a los negros; que quita la nacionalidad francesa a los no nativos que cometan delitos en el suelo francés, tal vez sea momento de recordarle que mientras esté jugueteando con su media naranja le recuerde que todo el mundo merece una vida digna y que el popularismo político no es humano.
 
« Tout le monde est une drôle de personne,
Et tout le monde a l'âme emmêlée,
tout le monde a de l'enfance qui ronronne,
au fond d'une poche oubliée.

Tout le monde a des restes de rêves,
et des coins de vie dévastés,
tout le monde a cherché quelque chose un jour,
mais tout le monde ne l'a pas trouvé,
mais tout le monde ne l'a pas trouvé...

Il faudrait que tout le monde réclame,
auprès des autorité,
une loi contre toute notre solitude,
que personne ne soit oublié
et que personne ne soit oublié...

Tout le monde a une seule vie qui passe,
mais tout le monde ne s'en souvient pas
j'en vois qui la plient même qui la cassent,
et j'en vois qui ne la voient même pas,
et j'en vois qui ne la voient même pas...

Il faudrait que tout le monde réclame,
auprès des autorité,
une loi contre toute notre indifférence,
que personne ne soit oublié
et que personne ne soit oublié...

Tout le monde est une drôle de personne,
Et tout le monde a une âme emmêlée,
tout le monde a de l'enfance qui résonne,
au fond d'une heure oubliée,
au fond d'une heure oubliée... »

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sábado, 18 de septiembre de 2010

¿De quién dependemos?

La dependencia es potencialmente destructiva. En algunos casos la dependencia es la única forma de sobrevivir durante un tiempo, como en el caso de un feto. Pero la sabia naturaleza limita esta dependencia maternal a nueve meses. Con el alumbramiento, el bebé ya no depende exclusivamente de su mamá. En su ausencia, familiares pueden asumir su papel. En ocasiones las máquinas pueden suplir el papel de la madre en el caso de los niños prematuros. Incluso hay casos documentados en los que un bebé sobrevive gracias a los cuidados de un animal. En cualquier caso, vemos que la dependencia sanativa debe ser temporal y creativa. Las estrategias energéticas caminan en ese sentido: depender lo menos posible de los recursos energéticos de un solo país, crear alianzas para que en caso de un descuelgue la supervivencia de un país no sea afectada. Un país que depende de otra está a su merced. En cualquier momento la ruptura del enganche puede comprometer la vida de todos. Recordemos que normalmente no faltan quienes movidos por sentimientos egoístas o destructivos ponen a prueba el enganche o lo rompe totalmente.

Estamos rodeados



Estoy consultando un correo electrónico al tiempo que sigo las noticias en la televisión. No sé cuántas ondas magnéticas, o vaya usted a saber cómo se llaman, circulan en mi hábitat. Casi todos los apartados que tengo en marcha funcionan por ondas. Ya no sé cuántos mandos tengo en mi casa: un mando para el aire acondicionado, un mando para la mini-cadena, un mando para el televisor, un mando para el coche, etc. El portátil se conecta vía wi-fi, el móvil funcionan vía antena, el GPS sincroniza con el satélite, el microondas, etc. Cuando pongo en marcha todos estos dispositivos siento que me estoy matando poco a poco con todas estas energías negativas que me rodean. Pero no puedo vivir sin ellos. Es mi condena. Si a estos añadimos los aviones que pasan cerca de donde estoy, los helicópteros de la policía, la red del Metro, las gigantes antenas instaladas en el tejado de mi edificio, ¡Caramba!, vivir es un milagro.

miércoles, 25 de agosto de 2010

¿De dónde soy?

Cuando murió Lola Flores (La Faraona) sentí su muerte como sentimos siempre la muerte de un desconocido. Cuando murió Carmen Martín Gaite me pasó lo mismo, a pesar de que ya había leído “Entre visillos” y había paseado por su Salamanca. Cuando recientemente murió Miguel Delibes sentí mucha pena, no por haber leído varios libros suyos (La sombra del ciprés es alargada, El camino, El príncipe destronado) sino porque con el tiempo me voy sintiendo más de aquí que de allá. Entre la muerte de La Faraona y la de Delibes hay casi quince años, tiempo más que suficiente para conocer la sensibilidad de un país. Hace dos días murió un periodista (Carlos Mendo) y sentí que se moría alguien que forma parte de mi historia, aunque no compartía con él muchas de sus ideas en “Hora 25”. Es curioso. A medida que pasan los años, España va configurando mi imaginario, tanto que cuando Antena 3 puso la película “Farmacia de Guardia” la vi como si estuviera viendo el último capítulo de la serie “Farmacia de Guardia”. Hace poco oí por radio a Paco Lobatón, y su voz me recordó su bigote y su programa “Quién sabe dónde”. El día que aterricé en Madrid él estaba lanzando un llamamiento para encontrar alguien que había desaparecido. Y yo era un desaparecido también, en una ciudad que parecía un mundo para mí. Tal vez por eso cuando alguien me pregunta de dónde soy le contesto que “ya no sé de dónde soy”. Mientras algunos inmigrantes sienten alegría cuando dicen que llevan cinco o diez años en España, yo me voy quitando años como hacen algunas chicas. Cuando uno ha pasado más de quince años en un país no se le debería preguntar “cuánto tiempo lleva en España” sino “Dónde le gustaría morir”: en su nueva tierra o en su antigua tierra. Algunos africanos creen que nacer en un sitio y morir en otro diferente es una maldición. Tal vez sí, tal vez no, ¡quién sabe!

miércoles, 18 de agosto de 2010

“Dale un abrazo”

Cuando una especie de corriente negativa está exprimiendo las fuerzas de la buena gente sentimos rabia y nos bombardeamos con un sinfín de preguntas. Nos acordamos de la historia de Job, un hombre bueno y creyente que tenía todo pero que de la noche a la mañana lo perdió todo: mujer, hijos, bienes, salud. Sólo le quedó la fe en su Dios y un puñado de amigos que, más que ayudarle, le agobiaban continuamente con sus interrogantes. Los teólogos dicen que la historia de Job que leemos en el Antiguo Testamento es la historia de la crisis de fe en Dios (o en la bondad humana): ¿Por qué los buenos fracasan mientras los malos tienen éxito? ¿Por qué Dios “castiga” a la gente buena en lugar de apremiarla? Naturalmente que yo no tengo respuesta. Lo que sé es que he visto y veo gente noble que se enfrenta a todo tipo de dificultades. Amigas que dedican todo lo que son y tienen a quienes se encuentran a la intemperie social pero que en lugar de tener premios pasan mucho tiempo en las consultas de hospitales. Cuando me cuentan las pruebas contradictorias que les mandan los médicos, más que negligencia profesional pienso en la historia de Job. He aprendido de ellas que también los altruistas sufren y necesitan un momento de intimidad para llorar y que nunca les sobran un abrazo cariñoso. Así que si tú conoces una persona con un corazón noble, aquella persona que llamamos “buena gente”, dale un abrazo cariñoso. Dile que has aprendido que las personas generosas no viven en abundancia por una lógica que entienden bien los niños: para tener mucho tienes que compartir poco. Otra cosa diferente es que la gente generosa confiesa sentirse llena, satisfecha. Suelen decir que reciben más de lo que dan porque saben valorar lo que tienen. Aquí está su grandeza: saber valorar las pequeñas cosas. Si uno lo piensa bien, el mismo hecho de respirar sin hacer esfuerzo (incluso durmiendo) es un motivo de alegría. Así que cuando sintamos el agobiante peso de los segundos, pensemos que el mismo hecho de sentir es una gracia. Hay mucha gente que no siente nada porque viven en un tobogán.



miércoles, 11 de agosto de 2010

Las heridas del pasado

Generalmente decimos que no podemos cambiar el pasado, pero a menudo vivimos condicionados por los acontecimientos pasados. Algunos dicen que el exceso de cariño o su carencia en nuestra infancia suele estar en el origen de nuestra forma de situarnos ante la existencia. De modo que determinados comportamientos actuales pueden tener su origen en nuestro pasado infantil. Afortunadamente podemos redimensionar los hechos pasados, incluso colocarlos en el orden que menos interfieran en nuestros proyectos futuros. Las heridas del pasado no tiene porqué arrastrarnos hasta el fondo del pozo. Si los bebés se dejaran atrapar por los fracasos o experiencias dolorosas de su pasado jamás habríamos logrado ponernos de pié.

Mi asesino

“Durante muchos años he tenido un sueño que, a pesar de ser muy frecuente, nunca lograba recordar completamente. Alguien me perseguía para matarme. Por mucho que corría, la distancia que nos separaba seguía siendo la misma. Ni él me alcanzaba, ni yo me alejaba lo suficiente como para sentirme a salvo. Y lo peor de todo es que no sabía quién era y porqué quería matarme. Una tarde vi un documental sobre las secuelas de una guerra civil, y por la noche volví a soñar con mi asesino. Me desperté angustiado pidiendo auxilio, pero me quedé avergonzado cuando mi asesino resultó ser mi propia sombra”.

viernes, 30 de julio de 2010

“Yo” o “poco yo”


Navegando por internet me encontré con un libro del Dr. Lair Ribeiro (El éxito no llega por casualidad, 2004). La primera idea que me resulta interesante es que el Dr. Ribeiro sostiene que la vida sólo nos presenta problemas que podemos resolver o en cuya resolución podemos intervenir (los rwandeses dicen que Imana itera amapfa itera amahahiro: el Dios que provoca sequía en un sitio provoca abundancia en otro). Por tanto, si no tenemos capacidad para resolver un problema, lo ignoraremos. Por eso hay que tener en cuenta que no hacer nada, en muchas ocasiones quiere decir estar haciendo lo que hay que hacer.
 
La segunda idea interesante es que toda información nueva, cuando entra en la mente tiende a sustituir una información antigua relacionada con el mismo tema. De esta forma, la última experiencia es generalmente la que permanece. Esta idea es maravillosa porque nos revela que los fantasmas del pasado no tienen porqué seguir pisándonos los talones. Todos aquellos que tienden a recrearse en sus propios fracasos y no ven más que horizontes tenebrosos a la vista deben saber que una experiencia negativa puede ser sustituida por una nueva y que es más fácil engañar nuestra mente ya que para la mente los acontecimientos que ocurren no tienen porqué existir necesariamente. El Dr. Ribeiro lo explica con estas palabras: cuando una visualización se realiza correctamente, al cerebro no le importa saber si aquello ha sucedido en el mundo físico o sólo en la imaginación.

La tercera idea es que la armonía es la esencia de la existencia. Los pueblos llamados “indígenas” que reporteros de televisión suelen enseñarnos nos confirma esta experiencia que contrasta con el estrés que en el mundo autonombrado civilizado no nos deja descansar. Lo inquietante de esta idea es que los que vivimos en Occidente (Babilonia para los profetas, un mundo de ratas para Bob Marley) necesitamos civilizarnos. Tal vez por eso los “famosos” están volviendo a las creencias budistas, hinduistas o “cósmicas”.

La última idea que quisiera destacar es que la felicidad es apreciar lo que ya se ha conseguido. Pocas personas han sabido definir la felicidad con esta visión holística. A la hora de la verdad, la felicidad que todos perseguimos en el trabajo, en la riqueza, en nuestra pareja resulta que se esconde en nuestra actitud ante la vida. En algunos pueblos niños con pocas cosas esbozan sonrisas radiantes; en otros lugares no quieren comer lo que está en la nevera porque no lleva el sello de “Pocoyo” (personaje infantil que descubrí gracias a las insistencias de una niña de unos amigos). He aquí la semilla de la felicidad: “yo” o “poco yo”. Aquel que tenga el “poco yo” tenderá a buscarse en los demás y el “infierno será los otros”. Aquel que tenga el “yo” verá su reflejo en sí mismo y tendrá recursos suficientes para percibir correctamente el mundo.

lunes, 26 de julio de 2010

Una de tantas

(Mi próximo relato)

Una mujer maltrata decide por fin a sus desgracias mediante un suicidio. Con su testamento en el bolso se marcha a su ciudad natal para despedirse de su amigo de de la infancia. Tras comer juntos y dar un pequeño paseo por la ciudad, él la invita a tomar la que iba a ser su última copa. Sorprendentemente, una mirada cariñosa provoca un beso apasionado seguido de un encuentro sexual. Desde la emoción de una primera vez, los dos deciden cumplir su sueño de la infancia: visitar la ciudad de Venecia.

jueves, 22 de julio de 2010

Mandela (18 de julio de 1918)



Nelson Mandela ya está en los anales de la historia como el hombre que ha sabido encarnar mejor la sabiduría africana. Defendió la dignidad de los negros frente a los blancos que no querían compartir el destino de su pueblo sudafricano. Muy popular entre los suyos, admirado universalmente y respetado por las grandes figuras de la política internacional, Mandela es el icono de la lucha contra el apartheid. Preso durante 27 años, fue liberado en 1990 y trabajó estrechamente con el presidente reformista Frederik Klerk para liberar África de la política segregacionista blanca. Mientras en 1994 la humanidad se estremecía por los abominables acontecimientos de Rwanda, Mandela capitaneaba un gobierno de unidad nacional que logró poner pilares sólidos para el futuro de su pueblo.


Prisionero número 466/64

Prisionero número 466/64 durante 27 años en penosas condiciones, Mandela se convirtió en un símbolo de la lucha contra el apartheid dentro y fuera del país, una figura legendaria que representaba la falta de libertad de todos los hombres negros sudafricanos. Cuando yo era chico, recuerdo que todas las pizarras de todos los colegios rwandeses tenían una frase, en su parte superior, que describía el apartheid como la vergüenza para la humanidad. Más tarde me enteré que en la mayoría de los países africanos se transmitía el mismo mensaje a la gente joven.
 

Tres matrimonios        

A parte de Mandela, yo no recuerdo a ningún presidente que se haya casado con la viuda de un presidente de otro país. De su primera esposa Evelyn Ntoko Mase se divorció en 1957 (Ntoko Mase falleció en 2004). Después de 38 años de matrimonio con Winnie Madikizela (Winnie Mandela) se separó de ella por escándalos políticos en abril de 1992 y finalmente se divorció el 19 de marzo de 1996. En su 80º cumpleaños, el 18 de julio de 1998, contrajo matrimonio con Graça Machel, la viuda de Samora Machel, el antiguo presidente de Mozambique que murió en 1986 en un accidente de aviación.
 

Su ocupación actual

Mandela abandonó las instituciones políticas en 1999 con el nombramiento de Mbeki el 16 de junio de 1999 como nuevo presidente. Entonces se dedicó a sus fundaciones: Mandela Children’s Fund creada en 1995; Nelson Mandela Foundation creada en 1999 y Mandela Rhodes Foundation fundada en 2003. Se volcó en programas de atención a los niños huérfanos y abandonados, la atención a los discapacitados, la educación de jóvenes y adultos, la erradicación de las minas antipersonas, el tratamiento médico de enfermedades endémicas y la lucha contra el sida, sin olvidar la convivencia pacífica entre todos los pueblos.
 

Mandela, a punto de partir

Con su cabello completamente blanco y su mirada no tan profunda, Mandela está llegando al final de su vida. 92 años, con 27 de ellos en prisión, se nota. En el Mundial de Sudáfrica de este año, su imagen recordaba a la del Papa Juan Pablo II pocos meses antes de su muerte. La periodista Celia W. Dugger escribió en “International Herald Tribune” que a Mandela ya no le funciona bien la memoria del presente. Se acuerda perfectamente de los acontecimientos del pasado pero del presente retiene muy poco. Tal vez por eso se cansa enseguida de hablar con la gente que no recuerda. Y si no come acompañado, no prueba bocado. Cuando su mujer Graça Machel (65 años) no puede comer con él avisa a su amigo George Bizos para acompañarle. Juntos degustan su plato favorito (“queue de boeuf en sauce”) mientras se preparan para cruzar plácidamente el río de la vida en cualquier momento.
 

miércoles, 14 de julio de 2010

Sudáfrica

Por primera vez se ha organizado el Mundial de Fútbol en un país africano. Aunque al principio hubo problemas de seguridad, afortunadamente todo ha terminado bien, además con la victoria de España. Sudáfrica ha demostrado que todo es posible siempre cuando tengamos oportunidad. ¡Ojalá la organización del Mundial no sea la única oportunidad que haya tenido África!

Es cierto que Sudáfrica ha tenido muchas oportunidades y que las cosas le han ido relativamente bien. Un país africano con población negra, blanca, india, inmigrantes de todos los sitios, etc.; un país africano que estuvo a punto de conseguir una bomba atómica de fabricación local; un país con una potente compañía de telefonía móvil presente en muchos países; un país africano con compañías mineras moralmente cuestionable; un país africano con fábricas de armas, armas que han sido utilizadas varios conflictos africanos como el conflicto rwandés, burundés, congoleño, angoleño, etc.; un país africano que nos dio “Mama África” (Miriam Makeba), al obispo Tutu y a Nelson Mandela. Se puede decir que afortunadamente Sudáfrica es un país democrático y que ha logrado reconciliar ampliamente su población. Es un ejemplo para muchos países africanos. Me alegro de su éxito con la organización de este Mundial 2010, y me alegro que el patriotismo español se haya estimulado desde el continente negro, su vecino.

jueves, 8 de julio de 2010

Miwa Buene


Le hemos visto en los medios de comunicación intentando explicar cómo vio su vida truncada por un “salvador” que quiso devolverle junto a sus antepasados en los árboles. Probablemente él huyó de su tierra congoleña expulsado por las compañías mineras occidentales que provocan conflictos bélicos para poder explotar las minas congoleñas sin control. Probablemente los colegas de su agresor grabaron sus súplicas en los teléfonos móviles fabricados por el coltán traído ilegalmente de su Congo natal. Y probablemente aquel que le llamó mono no sabe que la raza humana proviene de África y que según los estudios antropológicos, el primer hombre era negro. Miwa pasará el resto de su vida en una silla de ruedas; su agresor será encerrado durante unos cuantos años en una prisión. Miwa no fue agredido por ser Miwa: le “jodieron” la vida por ser negro. Negros y africanistas le debemos respecto.

Hace unos quince años compré un libro “filosófico” de un catedrático español, y por sorpresa mía vi que afirmaba que no era capaz de distinguir un niño rwandés de un gorila. Más tarde un sacerdote negro me dijo que algunos de sus hermanos españoles no le dejaban dar la comunión en una parroquia madrileña porque los feligreses no aceptaban recibir la comunión de manos negras. Pero esas manos negras no dudaron en coger cariñosamente a los de uno de ellos mientras agonizaba en un hospital madrileño. El sacerdote negro me contaba cómo ayudaba al otro colega a entrar en el autobús cuando ya le empezaron a flaquear sus piernas.

Años más tarde leí que algunos pensadores europeos no juzgan a los negroafricanos con compasión. Voltaire decía que el negro es “una imagen cómica de Dios porque, a parte de su nariz aplastada, tiene poca o ninguna inteligencia” (Cfr. Voltaire, Lettre d’Amabed, T. XXI, página 462). Su contemporáneo, un teólogo protestante llamado David Boullier, escribió que “los monos parecen tener más inteligencia que los negros, sus compatriotas” (Cfr. David Boullier, Essai philosophique sur l’àme des bêtes, T. I, páginas 139-140). El título de su obra es muy significativo: Ensayo filosófico sobre el alma de las bestias. Cuando sus colegas negreros iban a la caza de negros sólo querían “jóvenes sin barba y muchachas de pecho erguidos”. No les interesaban “viejos de piel arrugada, de testículos colgantes o encogidos” (Cfr. Instrucción de 1769), ni “negros de gran talla y flacos, de pecho estrecho, de vista perdida y aire imbécil”. Por supuesto que tampoco querían las “mujeres con pecho levantados ni tetas fláccidas” (Cfr. Joseph Ki-Zerbo, Historia del África negra. De los orígenes al siglo XIX, Madrid 1980, p. 320).

¿Pero a qué viene este racismo antropológico? ¿Qué es lo que el hombre negro le ha hecho al hombre blanco para justificar tanto odio que no es racial sino antropológico? Voy a poner un ejemplo para que se entienda la gravedad. El racismo racial (ejemplo racismo entre hutu y tutsi en Rwanda, payos y gitanos en España); el racismo antropológico (ejemplo: negar que un negro o un indio sea ser humano). Normalmente el racismo antropológico es practicado por los blancos muy religiosos porque se creen tener las medidas para juzgar quienes son humanos y quiénes no.

El hombre negro como Mugabe en Zimbabwe expulsa a los granjeros blancos porque los considera sanguijuelas. Pero no les niega su condición de ser humano. En cambio, el hombre blanco expulsa a los hombres negros porque no les considera seres humanos: son iguales que los perros. Hasta hace poco en Estados Unidos de América y en Sudáfrica los negros eran considerados como animales. En los autobuses, en los edificios oficiales y en las escuelas había una nota que decía lo siguiente: “prohibido para los perros y negros”. Cuando el hombre blanco consideró que había llegado el momento de elevar el negro a la categoría del ser humano, destacó su inferioridad intelectual. Parece mentira pero es cierto: a finales del siglo XX, incluso algunos blancos, como el catedrático español Quintana, se creen capaces de demostrar la inferioridad intelectual del hombre negro. Menos mal que no todos los blancos son iguales.