viernes, 29 de marzo de 2019

Ruanda, 06 de abril 1994 (hace 25 años)

Miércoles 06 de abril de 1994. Son las ocho y media de la noche en Kigali. Dos horas después de despegar de Dar-es-Salaam, la capital de Tanzania, el trimotor presidencial se prepara para aterrizar en la pista del aeropuerto internacional de Kanombe. La mayoría de los ruandeses están durmiendo. En el aeropuerto todo está preparado para recibir al Presidente Juevénal Habyarimana que procede de las negociaciones para poner fin a la guerra iniciada el uno de octubre de 1990 por el Frente Patriótico Ruandés del General Paul Kagame. De repente dos misiles tierra-aire iluminan el anochecido cielo ruandés. El primero a penas roza el avión. El segundo lo derriba. Ninguno de los diez viajeros y los tres miembros de la tripulación de este Falcón 50 sobrevive. Dos presidentes, el ruandés Juvénal Habyarimana y el burundés Cyprien Ntaryamira mueren en el acto. Empieza una de las noches más largas jamás recordadas en Ruanda. Asesinatos selectivos y reanudación inmediata de los combates. El drama se propaga rápidamente por todas las colinas del país hasta entonces considerado como “la Suiza Africana”. La Primera Ministra Ruandesa, Madame Agathe Uwilingiyimana es asesinada un día después de la muerte del Presidente. En menos de cien días, los medios de comunicación hablan de más de un millón de muertos. La imagen del horror alcanza las televisiones occidentales. La impotencia se convierte en el sentimiento más generalizado en los corazones de la buena gente. Finalizada la repatriación de los blancos por parte de los 2.500 efectivos militares de MINUAR, la ONU reduce drásticamente el número de los cascos azules. El 16 de abril de 1994, con las matanzas generalizándose en todo el territorio, los 870 cascos azules belgas se marchan. El 21 de abril de 1994, la resolución 912 del Consejo de Seguridad reduce los efectivos de MINUAR a 270 militares y anula completamente su capacidad de combate. Un dilema se nos presenta a los ruandeses: matar antes de que te maten o huir antes de que te maten”. Cada ruandés elige su opción como puede, muere como puede o sobrevive como puede.