miércoles, 25 de agosto de 2010
¿De dónde soy?
miércoles, 18 de agosto de 2010
“Dale un abrazo”
Cuando una especie de corriente negativa está exprimiendo las fuerzas de la buena gente sentimos rabia y nos bombardeamos con un sinfín de preguntas. Nos acordamos de la historia de Job, un hombre bueno y creyente que tenía todo pero que de la noche a la mañana lo perdió todo: mujer, hijos, bienes, salud. Sólo le quedó la fe en su Dios y un puñado de amigos que, más que ayudarle, le agobiaban continuamente con sus interrogantes. Los teólogos dicen que la historia de Job que leemos en el Antiguo Testamento es la historia de la crisis de fe en Dios (o en la bondad humana): ¿Por qué los buenos fracasan mientras los malos tienen éxito? ¿Por qué Dios “castiga” a la gente buena en lugar de apremiarla? Naturalmente que yo no tengo respuesta. Lo que sé es que he visto y veo gente noble que se enfrenta a todo tipo de dificultades. Amigas que dedican todo lo que son y tienen a quienes se encuentran a la intemperie social pero que en lugar de tener premios pasan mucho tiempo en las consultas de hospitales. Cuando me cuentan las pruebas contradictorias que les mandan los médicos, más que negligencia profesional pienso en la historia de Job. He aprendido de ellas que también los altruistas sufren y necesitan un momento de intimidad para llorar y que nunca les sobran un abrazo cariñoso. Así que si tú conoces una persona con un corazón noble, aquella persona que llamamos “buena gente”, dale un abrazo cariñoso. Dile que has aprendido que las personas generosas no viven en abundancia por una lógica que entienden bien los niños: para tener mucho tienes que compartir poco. Otra cosa diferente es que la gente generosa confiesa sentirse llena, satisfecha. Suelen decir que reciben más de lo que dan porque saben valorar lo que tienen. Aquí está su grandeza: saber valorar las pequeñas cosas. Si uno lo piensa bien, el mismo hecho de respirar sin hacer esfuerzo (incluso durmiendo) es un motivo de alegría. Así que cuando sintamos el agobiante peso de los segundos, pensemos que el mismo hecho de sentir es una gracia. Hay mucha gente que no siente nada porque viven en un tobogán.
miércoles, 11 de agosto de 2010
Las heridas del pasado
Generalmente decimos que no podemos cambiar el pasado, pero a menudo vivimos condicionados por los acontecimientos pasados. Algunos dicen que el exceso de cariño o su carencia en nuestra infancia suele estar en el origen de nuestra forma de situarnos ante la existencia. De modo que determinados comportamientos actuales pueden tener su origen en nuestro pasado infantil. Afortunadamente podemos redimensionar los hechos pasados, incluso colocarlos en el orden que menos interfieran en nuestros proyectos futuros. Las heridas del pasado no tiene porqué arrastrarnos hasta el fondo del pozo. Si los bebés se dejaran atrapar por los fracasos o experiencias dolorosas de su pasado jamás habríamos logrado ponernos de pié.
Mi asesino
“Durante muchos años he tenido un sueño que, a pesar de ser muy frecuente, nunca lograba recordar completamente. Alguien me perseguía para matarme. Por mucho que corría, la distancia que nos separaba seguía siendo la misma. Ni él me alcanzaba, ni yo me alejaba lo suficiente como para sentirme a salvo. Y lo peor de todo es que no sabía quién era y porqué quería matarme. Una tarde vi un documental sobre las secuelas de una guerra civil, y por la noche volví a soñar con mi asesino. Me desperté angustiado pidiendo auxilio, pero me quedé avergonzado cuando mi asesino resultó ser mi propia sombra”.
viernes, 30 de julio de 2010
“Yo” o “poco yo”
La segunda idea interesante es que toda información nueva, cuando entra en la mente tiende a sustituir una información antigua relacionada con el mismo tema. De esta forma, la última experiencia es generalmente la que permanece. Esta idea es maravillosa porque nos revela que los fantasmas del pasado no tienen porqué seguir pisándonos los talones. Todos aquellos que tienden a recrearse en sus propios fracasos y no ven más que horizontes tenebrosos a la vista deben saber que una experiencia negativa puede ser sustituida por una nueva y que es más fácil engañar nuestra mente ya que para la mente los acontecimientos que ocurren no tienen porqué existir necesariamente. El Dr. Ribeiro lo explica con estas palabras: cuando una visualización se realiza correctamente, al cerebro no le importa saber si aquello ha sucedido en el mundo físico o sólo en la imaginación.
La tercera idea es que la armonía es la esencia de la existencia. Los pueblos llamados “indígenas” que reporteros de televisión suelen enseñarnos nos confirma esta experiencia que contrasta con el estrés que en el mundo autonombrado civilizado no nos deja descansar. Lo inquietante de esta idea es que los que vivimos en Occidente (Babilonia para los profetas, un mundo de ratas para Bob Marley) necesitamos civilizarnos. Tal vez por eso los “famosos” están volviendo a las creencias budistas, hinduistas o “cósmicas”.
La última idea que quisiera destacar es que la felicidad es apreciar lo que ya se ha conseguido. Pocas personas han sabido definir la felicidad con esta visión holística. A la hora de la verdad, la felicidad que todos perseguimos en el trabajo, en la riqueza, en nuestra pareja resulta que se esconde en nuestra actitud ante la vida. En algunos pueblos niños con pocas cosas esbozan sonrisas radiantes; en otros lugares no quieren comer lo que está en la nevera porque no lleva el sello de “Pocoyo” (personaje infantil que descubrí gracias a las insistencias de una niña de unos amigos). He aquí la semilla de la felicidad: “yo” o “poco yo”. Aquel que tenga el “poco yo” tenderá a buscarse en los demás y el “infierno será los otros”. Aquel que tenga el “yo” verá su reflejo en sí mismo y tendrá recursos suficientes para percibir correctamente el mundo.
lunes, 26 de julio de 2010
Una de tantas
(Mi próximo relato)
Una mujer maltrata decide por fin a sus desgracias mediante un suicidio. Con su testamento en el bolso se marcha a su ciudad natal para despedirse de su amigo de de la infancia. Tras comer juntos y dar un pequeño paseo por la ciudad, él la invita a tomar la que iba a ser su última copa. Sorprendentemente, una mirada cariñosa provoca un beso apasionado seguido de un encuentro sexual. Desde la emoción de una primera vez, los dos deciden cumplir su sueño de la infancia: visitar la ciudad de Venecia.
jueves, 22 de julio de 2010
Mandela (18 de julio de 1918)
Nelson Mandela ya está en los anales de la historia como el hombre que ha sabido encarnar mejor la sabiduría africana. Defendió la dignidad de los negros frente a los blancos que no querían compartir el destino de su pueblo sudafricano. Muy popular entre los suyos, admirado universalmente y respetado por las grandes figuras de la política internacional, Mandela es el icono de la lucha contra el apartheid. Preso durante 27 años, fue liberado en 1990 y trabajó estrechamente con el presidente reformista Frederik Klerk para liberar África de la política segregacionista blanca. Mientras en 1994 la humanidad se estremecía por los abominables acontecimientos de Rwanda, Mandela capitaneaba un gobierno de unidad nacional que logró poner pilares sólidos para el futuro de su pueblo.
Prisionero número 466/64
Prisionero número 466/64 durante 27 años en penosas
condiciones, Mandela se convirtió en un símbolo de la lucha contra el apartheid
dentro y fuera del país, una figura legendaria que representaba la falta de
libertad de todos los hombres negros sudafricanos. Cuando yo era chico,
recuerdo que todas las pizarras de todos los colegios rwandeses tenían una
frase, en su parte superior, que describía el apartheid como la
vergüenza para la humanidad. Más tarde me enteré que en la mayoría de los
países africanos se transmitía el mismo mensaje a la gente joven.
Tres
matrimonios
A parte de Mandela, yo no recuerdo a ningún presidente que
se haya casado con la viuda de un presidente de otro país. De su primera esposa
Evelyn Ntoko Mase se divorció en 1957 (Ntoko Mase falleció en 2004). Después de
38 años de matrimonio con Winnie Madikizela (Winnie Mandela) se separó
de ella por escándalos políticos en abril de 1992 y finalmente se divorció el
19 de marzo de 1996. En su 80º cumpleaños, el 18 de julio de 1998, contrajo
matrimonio con Graça Machel, la viuda de Samora Machel,
el antiguo presidente de Mozambique que murió en 1986 en un accidente de aviación.
Su ocupación actual
Mandela abandonó las instituciones políticas en 1999 con el
nombramiento de Mbeki el 16 de junio de 1999 como nuevo presidente. Entonces se
dedicó a sus fundaciones: Mandela Children’s Fund creada en 1995; Nelson
Mandela Foundation creada en 1999 y Mandela Rhodes Foundation
fundada en 2003. Se volcó en programas de atención a los niños huérfanos y
abandonados, la atención a los discapacitados, la educación de jóvenes y
adultos, la erradicación de las minas antipersonas, el tratamiento médico de
enfermedades endémicas y la lucha contra el sida, sin olvidar la convivencia
pacífica entre todos los pueblos.
Mandela, a punto de partir
Con su cabello completamente blanco y su mirada no tan
profunda, Mandela está llegando al final de su vida. 92 años, con 27 de ellos
en prisión, se nota. En el Mundial de Sudáfrica de este año, su imagen
recordaba a la del Papa Juan Pablo II pocos meses antes de su muerte. La
periodista Celia W. Dugger escribió en “International Herald Tribune”
que a Mandela ya no le funciona bien la memoria del presente. Se acuerda
perfectamente de los acontecimientos del pasado pero del presente retiene muy
poco. Tal vez por eso se cansa enseguida de hablar con la gente que no
recuerda. Y si no come acompañado, no prueba bocado. Cuando su mujer Graça
Machel (65 años) no puede comer con él avisa a su amigo George Bizos para
acompañarle. Juntos degustan su plato favorito (“queue de boeuf en sauce”)
mientras se preparan para cruzar plácidamente el río de la vida en cualquier
momento.
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