sábado, 21 de febrero de 2009

Bob Marley (I)


No sé porqué motivos en la colección discográfica de los negroafricanos encuentro siempre las canciones de Bob Marley. No sé si es por el ritmo lento y pegadizo de su música o por su mensaje de una inminente liberación, que no es otra cosa que la propia emancipación, tal como se refleja en Redemption song.

Las distintas biografías coinciden en algunos hechos. Bob Marley nació el 6 de febrero de 1945 en Nine Miles, una pequeña localidad al norte de la isla de Jamaica. Hijo de una negra jamaicana de 18 años y un capitán del ejército británico de 50 años que nunca se ocupó de su familia y al que nunca conoció, creció en las dificultades económicas como la mayoría de los jamaicanos de los años cincuenta. Todavía joven probó suerte en varias profesiones (planta de automóvil, empresa de fundición) hasta que se encontró con un viejo profesor de música y con un par de amigos fundaron la banda de los Wailers. Poco a poco Bob Marley se fue convirtiendo en un pacifista no político en Jamaica y un auténtico propulsor de la fe rastafari, sobre todo después de la visita del emperador etíope, Haile Selassie (Ras Safari Makkonen) que encarnaba la vieja profecía de la liberación del pueblo negro esclavizado por el mundo blanco (para el tema de las conflictivas relaciones entre blancos y negros tengo varias reflexiones en este blog, en las entradas anteriores)

Por sus compromisos pacifistas, Bob Marley fue gravemente herido en un atentado (algunas fuentes dicen que el atentado fue llevado a cabo por la CIA) en 1976. Las biografías cuenta que dos días después del atentado, Bob se montó en la tarima y cantó en el Parque de los Héroes Nacionales de Kingston con el fin de promover la paz, ya que los gangsters estaban sembrando terror y muerte en las calles de la capital jamaicana. Cuando le preguntaron porqué después del atentado, con las heridas aún calientes, subía al podium para cantar, contestó: “La gente que está tratando de hacer este mundo peor no se toma ni un día libre, ¿cómo podría tomarlo yo? Hay que iluminar en la oscuridad”. Después del concierto se estableció en Inglaterra.

En abril de 1978 volvió a Jamaica para el "One Love Peace Concert". Logró que el primer ministro y el líder de la oposición se diesen la mano en el escenario. Fue entonces invitado para ir a la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, para recibir la Medalla de la Paz. A finales de año, Bob Marley viajó a África y visitó Kenya y Etiopía, hogar espiritual del rastafari. De vuelta a Europa lanzó su noveno álbum en verano de 1979, con “Zimbabwe”, una canción que pedía la independencia de Rodesia (Zimbabwe actual); Africa unite, una canción que pedía la unidad de los pueblos africanos, y Survival, una canción de homenaje a la causa Panafricana de los padres de la independencia en África. Para Bob Marley, había muchos disturbios en el mundo, mucho mal en la humanidad (Trouble in the world). Cuando Zimbabwe logró su independencia, Bob Marley volvió a África para celebrarlo en abril de 1980. Por entonces preconizaba una rebelión mundial contra las injusticias y los males de este mundo. En el álbum Uprising incluyó uno de los mejores himnos de la redención, Redemption song. Fue una época de optimismo y éxitos en lo referente al reggae.

Pero la enfermedad no tardó en aparecer en su vida a consecuencias de una herida que se había hecho en el dedo jugando al fútbol. A pesar de haber sido tratada en Miami, la herida continuó reproduciéndose. En 1980 se convirtió en cáncer y comenzó a propagarse por todo el cuerpo. Bob Marley logró controlar la enfermedad durante ocho meses gracias un tratamiento en una clínica alemana que usaba remedios naturales y no tóxicos. A comienzos de mayo dejó Alemania para volver a Jamaica pero nunca llegó vivo a su país natal porque falleció en un hospital de Miami el 11 de mayo de 1981. El 21 de mayo de 1981 recibió un funeral oficial del pueblo jamaicano. Después del funeral (al que asistió tanto el Primer Ministro como el líder de la oposición) el cuerpo de Bob fue llevado a Nine Miles, en el norte de la isla, donde ahora descansa en un mausoleo. Tenía 36 años. Su viuda ha manifestado, en varias ocasiones, su deseo de exhumar los restos de su marido para enterrarlos en Etiopía, donde el emperador Haile Selassie cedió unas tierras a un grupo de rastafaris jamaicanos.

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