Primero se adjudicó la representación de la unidad nacional, papel que constitucionalmente corresponde al monarca. Después dijo que se sentía orgulloso de ser español y de llevar la bandera con normalidad. Algunos radicales empezaron a quemar las fotos del actual rey y los dirigentes nacionalistas sacaron sus planes soberanistas. Mariano se convirtió en el pregonero de la ruptura de la nación española y se presentó como el único capaz de llevarnos a la verdadera cohesión social, aunque sin dar ninguna receta. Una emisora afine a su ideología reclamó la abdicación del actual rey, y sin pensarlo dos veces, Mariano se dirigió a todos los españoles, con el formato habitual del rey, y con un mensaje propio del monarca. No conforme a ello, azuzó a sus cachorros para que le abuchearan al rey disimulándolo como ataque a ZP. Y de pasó, calentaron a los militares que en tantos abucheos no pudieron dar homenaje a sus compañeros caídos en actos de servicios. Cuando la gente empezó a protestar por su comportamiento, se puso en contacto con los embajadores acreditados en España para que le dieran un apoyo incondicional y le legitimaran ante sus gobiernos como el único interlocutor válido. Y normalmente, quien acredita a los embajadores es el rey. Él mismo es el único que tradicionalmente se dirige a todos los españoles, representa la unidad nacional, convoca referéndum consultivo y nombra al presidente del gobierno. Si Mariano llega a la presidencia del gobierno, que se vaya olvidando de su papel constitucional y abdique cuanto antes, si no quiere que los cachorros de Brey le humillen en las plazas del reino.
domingo, 14 de octubre de 2007
miércoles, 3 de octubre de 2007
Mal planteamiento
Los símbolos constitucionales están en llamas. No es nada bueno sí esta iniciativa proviene de un grupo independentista. Porque si todo es cuestionable, ha de ser siguiendo los cauces normales en tiempos normales. Y en España, hoy por hoy hay normalidad, a pesar de lo que quiera vender algunos. Evidentemente, normalidad no significa ausencia de tensión. Significa normal funcionamiento de nuestras instituciones constitucionales. Si queremos prescindir de la monarquía parlamentaria, hagámoslo siguiendo las normas: reformemos la constitución primero. Es decir que en lugar de quemar las fotos de los monarcas, cuestionemos la vigencia de la Constitución española. Lo demás es perder tiempo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)