miércoles, 21 de abril de 2010

El agua que nos salvó la vida

Por desgracia yo no fui el único que compartió agua con perros, cabras y ovejas en un riachuelo. Tampoco esta agua fue “lo más rico y asqueroso al mismo tiempo”, pues otros veían flotar los cadáveres mientras aliviaban su sed en el río Nyabarongo. Dos hermanos me lo comentaban entre risas, el fin de semana pasado. Posiblemente fue el agua menos saludable que bebimos en la primavera de 1994 pero nos salvó la vida.

Si llevas más de 15 horas subiendo y bajando las montañas con las bombas pisándote el talón, no te paras a pensar en la calidad del agua que llevabas horas ansiando. Simplemente bebes. No te molesta que el agua que baja en tu garganta sea el mismo que acaba de aliviar los pies de un desconocido con quien sólo te une el deseo de vivir. Mis dos compatriotas contaban que mientras bebían no les inquietaban los cadáveres que seguían moviéndose buscando una corriente más fuerte. La verdad es que durante la guerra uno no se plantea muchas cosas. Si quieres seguir viviendo hace todo lo posible para conseguirlo. A veces se consigue. Otras veces no. C’est la vie!

En 1994, algunos medios de comunicación contaron que los cadáveres de rwandeses llegaban hasta el río Nilo después de recorrer en solitario varios países. Desde las fuentes del río Nilo en el Sur de Rwanda, pasando por los ríos Nyabarongo y Akagera al Este con la frontera de Tanzania, los cuerpos seguían hasta el lago Victoria en Uganda antes de precipitarse hacia el Nilo. Algunos toparon con almas caritativas y recibieron sepultura. Otros alimentaron la fauna del Nilo. La vida sigue, como siempre.

2 comentarios:

Pili dijo...

Es estremecedor, son tantas las palabras tremendas que me acuden a la mente, que me da escalofríos escribirlas.

Pero también te digo que me alegra hasta el infinito que hayas encontrado aquel asqueroso riachuelo. Gracias a él ahora estás aquí y nosotros tenemos la enorme suerte de haberte conocido y haber aprendido tantas cosas buenas. Eres todo un ejemplo de valentía, generosidad, bondad y superación. Gracias por tu amistad querido amigo, y una vez más me atrevo a hacerlo en nombre de las dos, cuenta con nuestra profunda amistad y admiración.

Anónimo dijo...

Comparto la opinión de Pili y veo que los últimos 6 artículos hacen refencia a las raíces, a un mismo país. Son tiempos de añoranza, de melancolía, de recordar las personas perdidas o allí dejadas, de recordar lo vivido. Quizás se den esos recuerdos por ser momentos de cambio. Porque, cuando lo que nos ata a un lugar desaparece, nos acordamos de dónde venimos en primera instancia. Quizás sea el momento de echar nuevas raíces que nos aten de nuevo a ese lugar...o de echar raíces en otro lugar, quizás sea el momento de buscar un nuevo río del que beber, sin importar como esté el agua.
L.C.