Los filósofos existencialistas defienden acertadamente que el ser humano
es él que siempre decide lo que es. Hablamos, naturalmente, del ser
humano que tiene conciencia de sí y que aun no ha entrado en la decadencia
mortal. Porque nadie puede obviar que otros deciden nuestro nacimiento; que
otros deciden nuestra educación infantil, que incluso otros pueden influir en
algunas decisiones juveniles. Pero cuando descubrimos nuestra identidad con la
mayoría de edad mental, podemos revisar nuestro camino y diseñarlo de acuerdo
con nuestros sueños.
Sostener que el ser humano es él que decide su destino quiere
decir que la
persona no está totalmente condicionada o determinada. En última
instancia, la persona se determina a sí misma. Su capacidad creativa hace que
no se limite a existir, sino que siempre decida cuál puede ser su existencia.
Por omisión o por acción, nos vamos recreando hasta llegar a nuestro último
suspiro.
En el momento en que alguien se hace responsable de su propia
vida, entonces los demás podemos facilitarle todos los medios para que recorra
con éxito el camino que se ha propuesto seguir. De nada sirve planear un camino con alguien
que no está dispuesto a andar. De nada sirve aconsejar alguien que
no aceptar el consejo. De nada sirve corregir a quien no reconoce sus fallos o
que piensa que las cosas están bien tal como están. Personalmente creo que los casos
perdidos existen y no deben ocupar nuestro tiempo.
El
mundo está lleno de individuos que se pasan toda la vida evitando tomar
decisiones. Su mayor preocupación no es buscar el camino sino más bien
encontrar excusas perfectas para justificar por qué no pueden recorrer éste u
otro camino que, previamente, pactan con sus allegados. Si no
fuera porque la decisión (o la no-decisión) de unos afecta a los demás, nadie
se preocuparía por el hecho de que alguien decidiera autodestruirse porque al
fin al cabo, es su vida que está en juego. Porque nadie ignora que hay causas perdidas por
las que no vale la pena implicarse, a no ser que queramos
asfixiarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario