lunes, 6 de agosto de 2007

El agotamiento de las espiritualidades

No parece exagerado sostener que muchas de las espiritualidades tanto cristianas como de otras religiones se están agotando. Ya no son caminos imprescindibles que llevan a la intimidad con el Absoluto. Si no provocan indiferencia en los contemporáneos, se convierten en trámites necesarios para conseguir otros objetivos más mundanos. Frente a este agotamiento, resurgen espiritualidades precristianas, espiritualidades de moda provenientes de algunos tipos de sectas, la magia, el nirvana, el yoga, espiritualidades consumistas, etc. Me he encontrado con algunos religiosos y religiosas que, si bien no reconocen públicamente que sus espiritualidades institucionales están vacías, sintonizan mejor con las espiritualidades de recientes movimientos eclesiásticos. Algunos practican el yoga con frecuencia, otros son clientes habituales del consumismo. Tanto unos como otros reconocen la falta de creatividad en las espiritualidades que les fascinó al principio de su vocación religiosa. Este fenómeno no es novedoso en la Iglesia, pues muchos cristianos han abandonado las prácticas religiosas por considerarlas espiritualmente estériles. Tal vez la novedad es que esta situación se está expandiendo en las capillas conventuales.

viernes, 3 de agosto de 2007

La rotundidad

Las afirmaciones rotundas son, casi siempre, falsas. Los caminos rectos, casi siempre esconden trampas. La última palabra no siempre es la que acierta. La mayoría de lo que hacemos, opinamos o creemos admiten alternativas. Por eso fallamos cuando pretendemos imponer nuestros criterios, dictamos bandos sin tener en cuenta que realmente lo que importa es explorar juntos los distintos horizontes que ofrece la vida, escoger el lado más próximo sin rechazar el lejano, aceptar las curvas como parte encantadora de la ruta, admitir críticas como parte de la creatividad compartida. Por eso creer es crear su propio camino, convencido de que además del propio camino, pueden existir otros caminos tan salvadores como el propio.

jueves, 2 de agosto de 2007

El saber aconsejar

Cuando tu vida se despista te acuerdas de muchos consejos que has estado dando a tus amigos y esperas de ellos algún consejo sólido para que el paso del tiempo no limite tus capacidades de adaptación. La mayoría de las veces los consejos que recibes te confunden, y sigues ahondando en tu despiste. Te das cuenta de que aconsejar es acompañar, y eso es tarea difícil. Cada uno te aconseja desde su experiencia, no teniendo en cuenta que cada experiencia es personal, única, incompartible. Concluyes que siempre hay que agradecer el consejo, pero nunca seguir a rajatabla cualquier consejo. Aunque todos los consejos son valiosos (pues vienen de personas que te importan), no todos son útiles. De ahí que sea necesario tomar distancia de los consejos, sopesar todos ellos y abrazar los que más te convenzan, haciéndolos tuyos para que el día de mañana no tengas que compartir tus fracasos con tus consejeros. Nunca el consejero es responsable de sus consejos si realmente aconseja a alguien que sabe aconsejarse. Aceptar un consejo es irresponsabilizar a quien te aconseja. Así pues, te pones en marcha siendo responsable de tu pista, la pista que algún día ha de llevarte a la felicidad. Que nadie tema aconsejar, que nadie imponga sus consejos, que nadie acepte los consejos a rajatabla, que nadie siga los consejos sin haber, de antemano, irresponsabilizado a su consejero.

lunes, 30 de julio de 2007

BIENVENID@S

Os doy una calurosa bienvenida a todos los navegantes que os acerquéis a mi cuaderno. Iremos compartiendo mi vida en marcha, intercambiando opiniones sobre asuntos vitales y reescribiendo juntos la cotidianidad. Sólo os pido que tengáis en cuenta que así como la magia del amanecer no reside en su resplandor sino en la mirada de quien lo contempla, la marcha de la vida no depende del camino sino de la perspectiva de quien emprende el camino. Bienvenid@s a mi vida.

Elie Ayu