sábado, 19 de enero de 2008

El primer amor viene con fecha de caducidad

7.-“Le temps de l'âge tendre ne peut pas toujours durer. il fallait s'y attendre la vie nous a séparée » .

El primer amor viene con fecha de caducidad porque la tierna inocencia no puede durar toda la vida. Normalmente sospechamos que todo tiene que acabar algún día, pero nunca esperamos que ese día llegue tan pronto. Es como la muerte. Todos sabemos que moriremos algún día, pero cuando la muerte llega, nos sorprende, a pesar de los avisos que nos va lanzando con la aparición del pelo blanco, de la calva, de las arrugas, por no citar que apariciones naturales y cotidianas. En las cuestiones del primer amor, el paso del tiempo es nuestro mayor enemigo. Va matando lo que amamos sin dejarnos alternativas. Como todo parece maravilloso, no necesitamos de su generosidad para que coloque cada cosa es su lugar: el primer amor no tiene nada descolocado. Una vez desaparecido, se esfuma con él el paraíso soñado, y es cuando necesitamos del tiempo para que nos ajuste algunas piezas. Ya no podemos contar con el apoyo de nuestro amante, pues desaparece sin dejar ninguna ventana abierta. Esto es normal porque ningún primer amor da una segunda oportunidad. Es tan profundo que cuando pierde su chispa original muere sin agonías. Se podría decir que la madurez mata el primer amor (Elle était déjà presque une femme quand elle s'en est allée), ya que cuando todo termina, empieza el largo y tortuoso camino de la vida. Sólo queda un secreto íntimo, sólo compartible por los genios como Demis Roussos. El resto guardamos las maravillas de nuestro primer amor bajo llave, en el santuario de nuestro encuentro con la plenitud y repetimos continuamente, casi inconscientemente, la melodía de Margarita, una de las pocas canciones de amor que siguen emocionando a los auténticos amantes del primer amor.

jueves, 3 de enero de 2008

El primer amor y los gestos

6.-«Quand je lui demandais si elle n'aimait que moi, elle souriait, elle m'embrassait, mais ne répondait pas ».

El primer amor se manifiesta a través de los gestos y se muere cuando las palabras se vuelven violentas. Sentir y preguntar no es lo mismo. Quien siente y pregunta por lo que siente es porque realmente no sabe lo que siente. Cuando preguntamos a nuestro amante si nos quiere es porque estamos dudando de la autenticidad de sus gestos y de nuestro sentir. De hecho si no nos responde con un sí o con un no, nos precipitamos hacia el final del camino. Nuestra inseguridad hace que permanentemente busquemos reafirmación en los demás; nuestro anhelo de eternidad hace que el momento presente no nos satisfaga. Pero ay cuando preguntamos si nos quieren: si el guión está bien hecho, conseguiremos una sonrisa y un abrazo, pero nunca una respuesta en lenguaje hablado. La misma pregunta ya es una violación de la inocencia y un certificado de que el primer amor está dejando paso a los siguientes. La pregunta expresa la insatisfacción vital y la desesperación de alcanzar un fin, que en realidad nunca es fin, sino cadenas de fines que a la hora de la verdad pierden su sentido final cuando se acaba el acto. Quiero decir que cada vez que hacemos el amor alcanzamos un fin en ese mismo acto, pero por muy profundo y especial que haya sido, se transforma en un trampolín para repetirlo momentos después, convirtiendo la originalidad en algo habitual, el fin en un mero medio. Parece una condena sin sentido, una búsqueda desenfrenada del placer y de las emociones repetibles. Pero así es la vida.