7.-“Le temps de l'âge tendre ne peut pas toujours durer. il fallait s'y attendre la vie nous a séparée » .
El primer amor viene con fecha de caducidad porque la tierna inocencia no puede durar toda la vida. Normalmente sospechamos que todo tiene que acabar algún día, pero nunca esperamos que ese día llegue tan pronto. Es como la muerte. Todos sabemos que moriremos algún día, pero cuando la muerte llega, nos sorprende, a pesar de los avisos que nos va lanzando con la aparición del pelo blanco, de la calva, de las arrugas, por no citar que apariciones naturales y cotidianas. En las cuestiones del primer amor, el paso del tiempo es nuestro mayor enemigo. Va matando lo que amamos sin dejarnos alternativas. Como todo parece maravilloso, no necesitamos de su generosidad para que coloque cada cosa es su lugar: el primer amor no tiene nada descolocado. Una vez desaparecido, se esfuma con él el paraíso soñado, y es cuando necesitamos del tiempo para que nos ajuste algunas piezas. Ya no podemos contar con el apoyo de nuestro amante, pues desaparece sin dejar ninguna ventana abierta. Esto es normal porque ningún primer amor da una segunda oportunidad. Es tan profundo que cuando pierde su chispa original muere sin agonías. Se podría decir que la madurez mata el primer amor (Elle était déjà presque une femme quand elle s'en est allée), ya que cuando todo termina, empieza el largo y tortuoso camino de la vida. Sólo queda un secreto íntimo, sólo compartible por los genios como Demis Roussos. El resto guardamos las maravillas de nuestro primer amor bajo llave, en el santuario de nuestro encuentro con la plenitud y repetimos continuamente, casi inconscientemente, la melodía de Margarita, una de las pocas canciones de amor que siguen emocionando a los auténticos amantes del primer amor.
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