6.-«Quand je lui demandais si elle n'aimait que moi, elle souriait, elle m'embrassait, mais ne répondait pas ».
El primer amor se manifiesta a través de los gestos y se muere cuando las palabras se vuelven violentas. Sentir y preguntar no es lo mismo. Quien siente y pregunta por lo que siente es porque realmente no sabe lo que siente. Cuando preguntamos a nuestro amante si nos quiere es porque estamos dudando de la autenticidad de sus gestos y de nuestro sentir. De hecho si no nos responde con un sí o con un no, nos precipitamos hacia el final del camino. Nuestra inseguridad hace que permanentemente busquemos reafirmación en los demás; nuestro anhelo de eternidad hace que el momento presente no nos satisfaga. Pero ay cuando preguntamos si nos quieren: si el guión está bien hecho, conseguiremos una sonrisa y un abrazo, pero nunca una respuesta en lenguaje hablado. La misma pregunta ya es una violación de la inocencia y un certificado de que el primer amor está dejando paso a los siguientes. La pregunta expresa la insatisfacción vital y la desesperación de alcanzar un fin, que en realidad nunca es fin, sino cadenas de fines que a la hora de la verdad pierden su sentido final cuando se acaba el acto. Quiero decir que cada vez que hacemos el amor alcanzamos un fin en ese mismo acto, pero por muy profundo y especial que haya sido, se transforma en un trampolín para repetirlo momentos después, convirtiendo la originalidad en algo habitual, el fin en un mero medio. Parece una condena sin sentido, una búsqueda desenfrenada del placer y de las emociones repetibles. Pero así es la vida.
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