domingo, 12 de agosto de 2007

No parece haber razones para los compromisos

A pesar de los avisos que los expertos siguen lanzando, constatamos, en general, que el ser humano contemporáneo va renunciando, poco a poco, a los compromisos profundos. Su meta es “ser independiente afectivamente, no sentirse vulnerable”.

Algunos pensadores describen nuestra era como un estado de ánimo crepuscular que hace que vivamos en la permanente melancolía sin pretender la eternidad. En general no está bien visto replantear las grandes cuestiones. Incluso no es necesario dar las auténticas razones para vivir o para morir. Se vive porque sí, se muere porque sí. Y punto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

está bien. Bye.