Hace un par de días un amigo me invitó a visitar el Museo Nacional del Prado de Madrid, para recorrer el siglo XIX en pinturas. Fue una delicia. Había visto en los medios de comunicación distintas reseñas, pero el sentir el olor del mismo edificio, a parte de los cuadros, fue una auténtica maravilla. El personal del museo es muy agradable, incluso para los más preguntones. Todo el ajetreo del museo, con los ojos humanos y tecnológicos presentes en todos los rincones, no impide degustar 95 cuadros y 10 esculturas de entre otros autores, Goya, Sorolla, Madrazo, Rosales, Fortuny, etc. Las preocupaciones de la sociedad española en el siglo XIX están retratadas con una extraordinaria calidad: los nobles y sus quehaceres, las guerras, la muerte, la traición, el amor, los toros, los paisajes, la villa de Madrid, los desnudos, el mar y la playa, el desconsuelo de una sociedad en marcha hacia un futuro incierto, etc. Todo lo que se pueda contar sobre esta exposición es poco. Hace falta visitarla con sus propios sentidos, y si es en compañía de un amigo, mucho mejor. Hasta el 20 de abril de 2008 podéis buscar huecos en vuestras agendas. Y no olvidéis de pasear, al anochecer, por la Gran Vía, reflejo de Madrid en actualidad: una ciudad abierta al mundo.
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