No sé por dónde empezar
pues no canto victoria
ni prometo justicia.
Poder no tengo
propaganda no quiero.
Vuestra muerte es indolente
porque ya sé dónde nacisteis.
De ironía estoy, ya lo sabéis.
De quejarme no iría a la orilla del mar
desde donde me alcanzan vuestras voces
pidiendo auxilio.
Hablo de vosotros que cruzasteis El Estrecho
buscando refugio,
vosotros que nunca tuvisteis consuelo
en las aguas turbulentas.
Gente con facturas sin fortuna
que anhelando memoria salisteis
en las contraportadas.
Creedme, ya nada nuestro
merece vuestra estima.
Construimos un mundo indomable
y morimos sin méritos:
os doy mi memoria.
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