sábado, 18 de septiembre de 2010

Estamos rodeados



Estoy consultando un correo electrónico al tiempo que sigo las noticias en la televisión. No sé cuántas ondas magnéticas, o vaya usted a saber cómo se llaman, circulan en mi hábitat. Casi todos los apartados que tengo en marcha funcionan por ondas. Ya no sé cuántos mandos tengo en mi casa: un mando para el aire acondicionado, un mando para la mini-cadena, un mando para el televisor, un mando para el coche, etc. El portátil se conecta vía wi-fi, el móvil funcionan vía antena, el GPS sincroniza con el satélite, el microondas, etc. Cuando pongo en marcha todos estos dispositivos siento que me estoy matando poco a poco con todas estas energías negativas que me rodean. Pero no puedo vivir sin ellos. Es mi condena. Si a estos añadimos los aviones que pasan cerca de donde estoy, los helicópteros de la policía, la red del Metro, las gigantes antenas instaladas en el tejado de mi edificio, ¡Caramba!, vivir es un milagro.

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