1.-A
estas alturas, todo
el mundo sabe que ningún dirigente africano se mantiene en el poder sin la
continua y necesaria bendición occidental. Alemania, Bélgica,
Francia, Inglaterra y Estados Unidos de América hacen y deshacen el contiene
africano a su antojo. Mientras apadrinan a sus dictadores, acosan y derriban a
buenos dirigentes como Thomas Sankara o Patrice Lumumba. Son tan
hipócritas que no dudan en acudir al funeral de quien dejaron pudrirse en la
cárcel durante más de un cuarto de siglo (Mandela). Incluso montan
tribunales para juzgar a quienes no les caen bien, como el actual
presidente de Kenia, pero desayunan con los empresarios europeos que están
saqueando los recursos económicos de Congo, Angola, Libia o Guinea. “Hipócritas,
hablo de los hipócritas” (canta Alpha Blondy).
2.-El
continente africano es autosuficiente. Muchos países africanos disponen de
recursos económicos más que suficientes para, incluso, compartirlos con otros
países que tienen poco o sufren de las calamidades atmosféricas. Sudáfrica,
Angola, Congo, Tanzania, Kenia, Guinea, Nigeria, Argelia o Libia no necesitan
la ayuda de nadie. Al contrario: si Europa dejara de saquearlos podrían atender a sus
ciudadanos y acoger generosamente a los jóvenes inmigrantes negros
que se pudren en las montañas marroquíes cercanas a la frontera española.
Desgraciadamente, la política de dividir para vencer iniciado por el alemán
Bismarck no ha cambiado (algunos de los negros arrinconados en la
frontera de España con Marruecos quisieran bailar sobre la tumba de un tipo que
trajo la maldición a su continente repartiéndolo como quien reparte unos trozos
de pan).
3.-En
1884, los dirigentes europeos reunidos en torno al tal Bismarck decidieron
saquear las riquezas del continente africano porque la compra venta de esclavos
negros ya no era rentable para sus economías. Cogieron un mapa africano cualquiera
y lo dividieron a su antojo. Bélgica que estaba en bancarrota pidió una tierra
más rica y más amplia: Congo. Una vez que la economía europea se estabilizó,
los dirigentes europeos decidieron dar independencia parcial a los mismos
países que habían invadido: así nació el nuevo neocolonialismo en los años
sesenta. Hoy
día, nada se cambia en África sin la bendición de la Unión Europea.
Por consiguiente, si existen dictadores en África es porque son los mejores
garantes de los intereses occidentales. Dicho de otra forma, los
dirigentes europeos prefieren apoyar a los saqueadores de la republica antes de
apoyar a los demócratas.
4.-El
africanista Donato Ndongo-Bidyogo sostiene que desde hace siglos Francia
considera al continente africano como su natural zona de expansión.
Por su parte, Estados Unidos que, durante década descuidó su política africana,
ha descubierto, con el final de la guerra fría, la importancia estratégica y
económica de África (África del Sur, Gambia, Ghana, Liberia, Nigeria, Sierra
Leona, Somalia, Ruanda, Uganda están bajo su completa influencia). Mientras París
y Washington se repartieron así las zonas de influencia, no hubo conflicto.
Pero los intentos americanos de penetrar en Angola, en Congo Brazzaville, en la
República Democrática del Congo, en Guinea Ecuatorial, en Ruanda, y en Senegal
alarmaron a los franceses que no tardaron en mover sus peones en la zona para frenar
a los estadounidenses. Por eso tanto París como Washington son contrarios de la
democratización de los países africanos, porque no podrían seguir saqueando
impunemente a sus pretendidos protegidos. Como la democracia es
fundamentalmente control social y este es un lenguaje que París y Washington no
quieren oír hablar, prefieren apoyar a dictadores como De Santos, Paul Biya, Joseph Kabila, Paul Kagame,
Yoweri Museveni, Teodor Ngema y otros. En sus análisis, Donato
Ndongo-Bidyogo sentencia que “quizá no sea políticamente correcto decirlo así,
pero lo que
percibimos los africanos es que son los dictadores actuales los que mejor
aseguran los intereses de Occidente, y por ello los imponen y mantienen”.
Cuando estos dictadores intentan mover sus sillones aparecen una multitud de
aspirantes amenazando su estabilidad. Si son buenos alumnos, su poder será
eterno (Cfr. NDONGO-BIDYOGO (Revista Mundo Negro, mayo-junio 2003)
38-44.
5.-Podemos concluir que generalmente en los
conflictos armados en África no sólo operan "los malos y corruptos"
dirigentes africanos, sino también importantes compañías multinacionales
aparentemente respetables. Los “señores de la guerra” no son seres irracionales y
salvajes movidos por odios ancestrales. Son actores racionales y fríamente
calculadores que funcionan con una lógica neoliberal: obtener el máximo
beneficio económico posible al mínimo coste económico. Por eso no
existen “conflictos armados africanos” sino “conflictos armados en África” ya
que los actores principales de esos conflictos no son sólo africanos sino
occidentales, sobre todo norteamericanos y franceses. Por tanto, es incorrecto
hablar de “guerras africanas” como si estas guerras fueran provocadas y
alimentadas sólo por los africanos. Se trata, en muchos casos, de guerras entre empresas
francesas y norteamericanas, que llevan el choque de sus intereses a los
escenarios africanos: en referencia a la guerra que sigue arrasando
a los congoleños, Monseñor Jean-Anatole Kalala Kaseba, obispo de Kamina
(República Democrática del Congo) afirma: “creemos que los que han creado esta
situación pueden ponerle fin, especialmente los americanos” (Declaración a la
revista Mundo Negro).
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