No sé si Ángel Gabilondo dirigirá el gobierno
de la comunidad de Madrid a finales de este mes de mayo (se lo deseo de todo
corazón). De lo
que estoy seguro es que Ángel Gabilondo me ha enseñado, este viernes, un
concepto nuevo sobre la inmigración. Yo estaba afanado en analizar el concepto de
la integración y llega Gabilondo y nos habla que él prefiere la palabra incorporación para que
todos formemos un solo cuerpo. Maravilloso término, interesante
forma de ver a los inmigrantes. “Una comunidad que no incorpora a todos sus miembros no es
justa. No es una comunidad, es un órgano administrativo”, afirmó él
mirándonos a nuestros ojos.
Sólo Ángel Gabilondo es capaz de proclamar que
“viva el
derecho a la diferencia sin diferencia de derechos”, y afirmarlo sin
acudir a una chuleta. Estoy seguro de que si llega a dirigir la comunidad de
Madrid contará
con los sabios consejos de Consuelo Cruz, coordinadora del grupo Afrosocialista.
Tan prudente y tan comprensiva como es ella, cuando le pregunté, hace unos
días, cómo era posible que ella no apareciera en la lista electoral, sonrió y
me contestó que Ángel Gabilondo no había tenido tiempo para elaborar la lista
electoral debido a la marcha precipitada de Tomás Gómez. Le pregunté si podía
confiar en Ángel Gabilondo y me contestó algo así: “si confías en mi, confía en Ángel”.
“De acuerdo”, le contesté. Pese a no aparecer en ninguna lista electoral, Consuelo Cruz
está trabajando por el partido más que muchos candidatos que esperan ser
votados por derecho. Lástima que no tengamos listas abiertas para
que podamos votar realmente a aquel que consideramos útil. Un candidato que no
conoce a los militantes no es más que un extraterrestre. Y yo prefiero votar un
terrestre, o como diría Miguel de Unamuno, “el hombre de de carne y hueso, el
que nace, sufre y muere (sobre todo muere), el que come y bebe y juega y duerme
y piensa y quiere, el hombre que se ve y a quien se oye, el hermano, el
verdadero hermano”.
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