“Yo soy socialista si me dais un
cargo. Y si me quitáis el cargo, dejo de
ser socialista y me borro del PSOE”. Pareciera que algunos se afilian al partido con la
condición de acceder a un cargo, no porque sientan la ideología de
dicho partido. Deplorable. Por eso cuando pierden, se cogen un berrinche y se
piran, no con discreción, sino echando espumas por la boca. ¿Y qué pasa con
los militantes de base, que pagan gustosamente su cuota y no esperan nada más
que la defensa pública de sus ideas prácticas? ¿Qué pasa cuando uno
se convierte en “el facha” o en “el rojo” de la familia, pero sigue militando
sin esperar cargo ni enchufe? Si todo el militante que se cabrea por no conseguir
beneficios propios se pirara, sólo los diputados y senadores se fotografiarían
con sus carnés de militancia. Amor al partido implica sacrificio, silencio
público cuando se discrepa, humildad cuando se accede al cargo electo y
abandono del partido cuando ya no se siente entusiasmo por la forma de defender
sus ideas. Todo desde el compañerismo, procurando lavar los trapos sucios en
intimidad.martes, 17 de febrero de 2015
¿Socialismo de pacotilla?
“Yo soy socialista si me dais un
cargo. Y si me quitáis el cargo, dejo de
ser socialista y me borro del PSOE”. Pareciera que algunos se afilian al partido con la
condición de acceder a un cargo, no porque sientan la ideología de
dicho partido. Deplorable. Por eso cuando pierden, se cogen un berrinche y se
piran, no con discreción, sino echando espumas por la boca. ¿Y qué pasa con
los militantes de base, que pagan gustosamente su cuota y no esperan nada más
que la defensa pública de sus ideas prácticas? ¿Qué pasa cuando uno
se convierte en “el facha” o en “el rojo” de la familia, pero sigue militando
sin esperar cargo ni enchufe? Si todo el militante que se cabrea por no conseguir
beneficios propios se pirara, sólo los diputados y senadores se fotografiarían
con sus carnés de militancia. Amor al partido implica sacrificio, silencio
público cuando se discrepa, humildad cuando se accede al cargo electo y
abandono del partido cuando ya no se siente entusiasmo por la forma de defender
sus ideas. Todo desde el compañerismo, procurando lavar los trapos sucios en
intimidad.
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