jueves, 3 de agosto de 2017

Morir en el Mediterráneo


Se supone que la misión principal de los políticos es buscar la solución a los problemas que se nos van presentando. Personalmente no dudo de que la inmigración es uno de los graves problemas que tenemos hoy día y que refleja la decadencia de la humanidad. Dejar morir a los congéneres es la mayor abominación que podemos encontrar en nuestras sociedades occidentalizadas. Dejar morir al ser humano mientras te preocupas por el bienestar de un animal hace que uno se reduzca al estado animal. Sorprende que, incluso aquellos responsables políticas que han tenido experiencias límites como perder un hijo trágicamente o haber descubierto, supuestamente, el camino que lleva a Dios, tenga tanta dejadez y dejen morir a los inmigrantes en el Mediterráneo. ¿Será porque son negros aquellos que se ahogan en el mar mientras intentar alcanzar el paraíso soñado? ¿Será que, siendo negros, son invisibles? O será que tenemos políticos que no se preocupan más que por engordar sus cuentas bancarias, aunque sepan que su destino final no será mejor que el de los inmigrantes: morir. Me sorprende que destacados intelectuales no se hagan preguntas profundas sobre la inmigración para iluminar a nuestros políticos. Me sorprende que muchos occidentales se sientan más unidos a los animales que a los seres humanos, aunque esos seres humanos sean negros. Ni el PP, ni el PSOE, ni Podemos ni Ciudadanos tienen un relato constructivo sobre la inmigración. No me extraña que iluminados extremistas aprovechen esta decadencia política para prometer  paraíso a cambia de hacer el mal en la tierra. Al fin al cabo, hay quienes sostienen que dejar morir a un ser humano es más cruel que pegarle un tiro.

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