domingo, 29 de septiembre de 2019

Integración de los negroafricanos en España: panorma actual


A comienzos del siglo XXI, España pasó de ser un país de emigrantes a un país receptor de inmigrantes. En 1985, el gobierno socialista de Felipe González aprobó la primera Ley de extranjería, seguida por la Ley Orgánica sobre derechos y libertades de los extranjeros en España en 1985. Actualmente, “el número de extranjeros con certificado de registro o tarjeta de residencia en vigor a 30 de junio de 2019 asciende a 5.535.079[1]. Ocho  de las quince nacionalidades más numerosas corresponden  a  países  de  la  Unión  Europea,  entre  los  que se encuentran Rumanía, Reino Unido e Italia. Los tres representan conjuntamente  casi  un  tercio  del  total  de  residentes  en  España.  Entre  los  colectivos  más  numerosos  de  países  de fuera de la UE se sitúan los nacionales de Marruecos, China,  Ecuador  y  Colombia,  por  encima  de  los  100.000  residentes cada uno de ellos[2].
Las migraciones procedentes de África Negra, aunque siguen siendo minoritarias en España, su aumento significativo en los últimos años es preocupante[3], no solamente por la elevada pérdida de vidas humanas durante la travesía del Magreb y del Mediterráneo, sino también por la dificultad para regularizar su situación administrativa. En efecto, “la mayoría de los inmigrados africanos se instalaron en España de modo irregular, frecuentemente ocupan empleos precarios e inestables, y según las encuestas realizadas a los españoles sobre sus actitudes hacia los inmigrantes extranjeros, los africanos son el colectivo que es juzgado con mayores problemas para su integración en España[4].
El gobierno español reconoce que “la migración que plantea más retos para Europa es la procedente de África: tanto del Norte de África como de África Subsahariana (en especial de África Occidental) y del Cuerno de África”[5]. Mark Hugo López afirma que “el deseo de emigrar no es un objetivo a largo plazo, más bien es algo que tienen en mente muchos subsaharianos”[6]. El continente africano ha pasado de 477 millones en 1980 a 1.250 millones en 2017, y las previsiones indican que la población africana alcanzará 2.500 millones de personas en 2050. Y la “UE y en especial Europa meridional es principal candidato como destino permanente de migración extra-regional africana por sus bajas tasas de natalidad (ínfimas en el caso de Italia y España), sus relativos altos índices de economía informal y por el efecto llamada de las crecientes diásporas africanas instaladas en esos países en la última década”[7].
Independientemente de las causas de la inmigración de los africanos y de las políticas represivas de los gobiernos europeos contra la inmigración irregular, la realidad es que muchos africanos siguen llegando al continente europeo con la esperanza de empezar de nuevo y quedarse permanentemente aquí[8]. De ahí la importancia de diseñar políticas europeas de integración a largo plazo, incorporar los inmigrantes africanos al sistema productivo europeo y ampliar el estatuto de ciudadanía a todas las personas, independientemente de sus orígenes y de su color de piel.
Hoy por hoy, las políticas europeas sobre la inmigración africana no parecen  acertar en sus estrategias para conseguir una inmigración regular que pueda ser absorbida por el sistema productivo europeo, y una adecuada integración de los africanos que se encuentra en Europa. Preocupa el elevado número de africanos que no logran regularizar sus situaciones administrativas (hay que esperar 3 años para iniciar los trámites de residencia) y que se encuentra viviendo en la clandestinidad, al margen de las escasas políticas de integración. Aún así, muchos africanos confiesan que las dificultades que encuentran para vivir en Europa siguen siendo mínimas en comparación con sus perspectivas en África. Pocos inmigrantes africanos muestran el deseo del retorno voluntario a sus países. No vienen a buscar medios para invertir en sus países. Vienen para quedarse, tengan residencia administrativa o vivan en la clandestinidad.
No resulta fácil saber cuántos negroafricanos se encuentran en España, debido precisamente a que muchos no ha podido regularizar su situación administrativa y no cuentan para las estadísticas oficiales. Los llamados “irregulares” no tienen una mínima oportunidad para integrarse en la sociedad española porque la puerta que lleva a la integración es la ciudadanía. Los irregulares no son ciudadanos y están condenados a vivir al margen de las estadísticas administrativas y de las políticas sociales. Son visibles pero no son tenidos en cuenta. Trabajan en el llamado “mercado negro” para vivir al día pero ni pagan impuestos ni entran en las políticas de integración. Son una mano de obra barata para muchos empresarios y los gobiernos no tienen firmes intenciones de intervenir en ese “mercado negro” que está en boga de todos.
Los africanos con residencias administrativas topan con un muro invisible de prejuicios y políticos sin escrúpulo. Por ejemplo en el acceso a los puestos de trabajo, el 66% de las personas encuestadas está de acuerdo con la afirmación que señala que “a la hora de contratar a una persona, se prefiera contratar a un español antes que a un inmigrante”[9]. De esta forma, aunque muchos africanos tengan una formación académica y profesional, su color de piel les arrincona al sector de empleos no cualificados. A esto debe añadirse el miedo que provoca lo desconocido. Ciertamente, al no haber tenido muchas colonias en África, España no ha tenido fuertes vínculos históricos con los africanos, más allá de Guinea Ecuatorial. De vez en cuando hay que volver a explicar a los españoles que África no es un país[10]. Difícilmente se puede llevar a cabo la integración de los africanos si ignoramos su diversidad. Ni todos los africanos son musulmanes, ni todos los africanos son analfabetos. Por eso creemos que las políticas de integración de los africanos tienen que tener en cuenta este plus que afortunadamente otros inmigrantes, por ejemplos los latinoamericanos, no tienen. El color de piel, la diversidad religiosa y cultural, la reciente colonización de los africanos y la llamada “pobreza antropológica” son factores que influyen tremendamente en su integración en las sociedades occidentales. Nuestro lenguaje cotidiano, el aprendizaje del castellano y de la diversidad cultural de los españoles, el marco legal de extranjería y la mentalidad del empresariado español son factores que pueden  facilitar o dificultar la integración de los africanos en España.


[4] Vicente Gozálvez Pérez, “La inmigración irregular de africanos en España, balances y perspectivas” (Comunicado presentada al coloquio Internacional “Migration clandestine: enjeux et perspectives”, 1999) 49.
[6] Mark Hugo López, “El deseo de emigrar en África subsahariana” en Anuario CIDOB de la Inmigración 2018, pp. 64-77, 67.

martes, 2 de julio de 2019

Yiboula Emmanuel Bazie Tapsoba


Bazier con el diputado Luc

Yiboula Emmanuel Bazie Tapsoba nació en Tenado (Burkina Faso) el 16 de abril de 1982. Actualmente vive en Quintana Redonda (Soria) y trabaja como Bombero de las Brigadas Forestales de Lubia. Casado, con una niña y otro en camino, Bazie es Presidente de la ONG Ayuda Burkina Faso. En las últimas elecciones municipales fue elegido Concejal socialista en el Ayuntamiento de Tajahuerce (Soria), y el 28 de junio 2019 fue elegido democráticamente como Coordinador de los Africanos Socialistas en España. Habla 6 idiomas (3 africanos más el inglés, español y francés) y se profesa socialdemócrata y cristiano.

viernes, 29 de marzo de 2019

Ruanda, 06 de abril 1994 (hace 25 años)

Miércoles 06 de abril de 1994. Son las ocho y media de la noche en Kigali. Dos horas después de despegar de Dar-es-Salaam, la capital de Tanzania, el trimotor presidencial se prepara para aterrizar en la pista del aeropuerto internacional de Kanombe. La mayoría de los ruandeses están durmiendo. En el aeropuerto todo está preparado para recibir al Presidente Juevénal Habyarimana que procede de las negociaciones para poner fin a la guerra iniciada el uno de octubre de 1990 por el Frente Patriótico Ruandés del General Paul Kagame. De repente dos misiles tierra-aire iluminan el anochecido cielo ruandés. El primero a penas roza el avión. El segundo lo derriba. Ninguno de los diez viajeros y los tres miembros de la tripulación de este Falcón 50 sobrevive. Dos presidentes, el ruandés Juvénal Habyarimana y el burundés Cyprien Ntaryamira mueren en el acto. Empieza una de las noches más largas jamás recordadas en Ruanda. Asesinatos selectivos y reanudación inmediata de los combates. El drama se propaga rápidamente por todas las colinas del país hasta entonces considerado como “la Suiza Africana”. La Primera Ministra Ruandesa, Madame Agathe Uwilingiyimana es asesinada un día después de la muerte del Presidente. En menos de cien días, los medios de comunicación hablan de más de un millón de muertos. La imagen del horror alcanza las televisiones occidentales. La impotencia se convierte en el sentimiento más generalizado en los corazones de la buena gente. Finalizada la repatriación de los blancos por parte de los 2.500 efectivos militares de MINUAR, la ONU reduce drásticamente el número de los cascos azules. El 16 de abril de 1994, con las matanzas generalizándose en todo el territorio, los 870 cascos azules belgas se marchan. El 21 de abril de 1994, la resolución 912 del Consejo de Seguridad reduce los efectivos de MINUAR a 270 militares y anula completamente su capacidad de combate. Un dilema se nos presenta a los ruandeses: matar antes de que te maten o huir antes de que te maten”. Cada ruandés elige su opción como puede, muere como puede o sobrevive como puede.



sábado, 19 de enero de 2019

Ni nde utumye ugenda tutabonanye?

Amaherezo y’ubuzima ku isi tuzi ko ari ugusubira mu maboko y’Umugaba, ariko rero uyo umwana agiye ataranamenya uko isi iteye, akagenda akiri umumalayika, abamuhagurukije jugu jugu baba biyahuye mu muriro utazima. Ubuzima butangwa na nyirabwo, kandi niba nta muntu ubyivanzemo, nyirabwo niwe ubugenera igihe. Ubwawe babukwambuye utaramenya uko isi iteye. Ababukwambuye wowe ubasabire, umuvumo ni njyewe uwubateye kuko batumye ugenda utanansezeyeho.

ANGE VALENTIN IMPANO DUSHIMIRIMANA
yavutse ku wa 13/05/2009, atabaruka ku wa gatatu 16/01/2019, misa imusezeraho isomwa ku wa kane 17/01/2019.

Me dijeron que un día antes fuiste a pasar la noche con tu abuela (mi hermana), y que el lunes empezaste el segundo semestre con mucha ilusión. Pero ese mismo lunes las fuerzas empezaron a flaquear. El martes te llevaron al Hospital, y el miércoles tu padre me llamó roto de dolor: tú, Ange, su hijo mayor, acababas de reunirte con tu bisabuelo (mi padre). Estoy seguro que no querías dejar a tu única hermana pequeña Amina sin tu protección. Estoy seguro que querías estar más tiempo con tus padres Jean Claude y Odette. Estoy seguro que te habría gustado seguir cuidando a tu bisabuela. Ella, mi madre, me dijo te habías convertido en sus ojos, en sus manos, en sus sueños. Tú eras su hombre.

Abatumye ugenda tutabonanye barakarwara urudakira. Naho abagukundaga bose basigarane amahoro kandi uzajye ubereka inzira igendwa kuko ugiye uri umutagatifu. Njye nakubonye mu mafoto, twarebaniye no kuri telefoni. Ariko nari mfite ibyishimo byo kuzaguhobera, none dore umwanzi atumye ugenda utanansezeyeho. Unsuhurize sogokuruza wawe, mwembi mudusabire kuri Rurema: umunsi umwe tuzabonana.

domingo, 13 de enero de 2019

KUNYWANA O COMUNIÓN DE SANGRE EN LA CULTURA BANTU


KUNYWANA O COMUNIÓN DE SANGRE EN LA CULTURA BANTU (estudio)

 

 

0. BIBLIOGRAFÍA


 

BIGIRUMWAMI Alexis, Imihango y’imigenzo niy’imizirilizo mu Rwanda (cérémonies relatives aux usages et aux interdits au Rwanada)I-II (Nyundo, 1964 y 1968); BOURGEOIS, R., “Le pacte de sang au Bushi (Echihango ou okunywana)” en Bulletin des Juridictions Indigènes, núm. XXVII 2 (Elisabethville 1959) 33-36; DANET Henriette-MESSI METOGO Eloi, “Le devenir de la théologie catholique en Afrique francophone depuis Vatican II” en la revista Annales de l’École théologique Saint-Cyprien, núm. 4 (1999) 109-143; KAGAME Alexis, Les organisations socio-familiales de l’ancien Rwanda (Bruxelles 1954); MULAGO Vicente, “Le pacte du sang et la communion alimentaire, pierres d’attente de la communion eucharistique” en AA.VV., Les prêtres noires s’interrogent (Les Éditions du Cerf, 2º ed., Paris 1967) 171-187; MULAGO Vicente, Simbolismo religioso africano (BAC, núm. 407, Madrid 1979) 69-80.

 

1. Origen

En el siglo XVIII encontramos un poema de Nyabiguma titulado Umwami azira kubeshya (el rey no debe traicionar), dedicado al rey Cyilima II de Rwanda, que resume la doctrina sobre "kunywana" (pacto o comunión de sangre) en Ruanda. Nyabiguma pretende aleccionar al rey Kimenyi por haber actuado contra el pacto de sangre, un pacto de sangre que aparece como una institución social en Ruanda. Es de suponer que ya formaba parte de las relaciones sociofamiliares en Ruanda desde mucho tiempo. De hecho, rwandeses, burundeses y bashi consideran esta institución como autóctona. Ya existía mucho antes de que llegaran los traficantes árabes. Aunque con la evangelización cristiana entró en crisis, permanece aún en la zona de Los Grandes Lagos.

 

2. Vocablo kunywana

Kunywana, en kinyarwanda, la lengua de Rwanda, que se traduciría al castellano con el verbo “con-beber” o beber uno del otro, significa consumación del pacto de sangre, alianza de sangre o comunión de sangre. Se trata de una institución a través de la cual dos personas de familias o clanes distintos intercambian la sangre y de esta forma  sellan una hermandad o fraternidad y pasan a ser hermanas de sangre.

 

3. Contratantes

Kunywana se practica, no solamente entre los vivos, sino también entre vivos y muertos (espíritus). Puede llevarse a cabo entre dos varones de distintas familias o clanes, entre dos jefes de provincias, o entre un individuo y el gran jefe de los espíritus, Lyangombe. A fecha de hoy no consta que se realizara entre mujeres.

 

4. Proceso del rito de comunión de sangre[1]

En el día y lugar convenidos, los dos contratantes, acompañados de sus testigos, toman asiento sobre una estera (ikirago). El que dirige la ceremonia realiza una pequeña incisión en el pecho de cada uno (al lado del corazón o sobre el lado derecho del estómago). La sangre es recogida sobre una hoja de una planta “eritrina” (umuko). Normalmente se mete la hoja en la boca y se traga la gota de sangre (rwandeses-burundeses). También se puede meter la hoja entera en una cantidad de leche y tomarla íntegramente (hamitas). O también se puede meter la hoja en un recipiente de cerveza de plátanos y beber toda la cantidad (Bashi). Lo más importante es que los dos amigos beban simultáneamente la sangre, uno del otro.

 

Durante este rito, uno de los testigos describe los deberes que surgen de este rito y los castigos  de que se hará merecedor el que se atreva a cometer una infidelidad. Después vienen las promesas recíprocas. Los dos contratantes se acuestan juntos sobre una estera y se dicen: “el día en que nosotros nos encontremos juntos no teniendo sino una sola estera, dormiremos sobre esta única estera nosotros dos”.

 

Las promesas concluyen con un abrazo entre los dos amigos. El pacto de sangre se culmina con la donación de una vaca por parte de uno de los contrayentes a su hermano de sangre. Normalmente, el beneficiado regala, a su vez, un toro o algunas cabras.

 

5. Sentido de este rito

Kunywana simboliza la fraternidad, la entrega mutua. Es la mejor garantía de paz y de mutua comprensión; es una donación gratuita, una manera de entrar en la familia del otro como la que nace de la sangre paterna.

 

La comunión de sangre no es un símbolo de algo que yo doy a mi amigo, sino que es una parte de mí mismo, una parte de mi principio vital que yo le ofrezco[2]. En definitiva, kunywana es el don por excelencia, ya que se trata del don de sí mismo, fusión al otro, entrega y recepción en la familia de su amigo. Ciertamente no es idéntica a la unión natural que es más perfecta, pero la imita y se esfuerza en meter al amigo en la corriente vital que une a los miembros de una familia, infundiéndole el principio de donde parte todo parentesco, toda fraternidad: la sangre[3].

 

7. Consecuencias de Kunywana

En general podemos decir que de Kunywana surge una mutua donación en fidelidad permanente. No se permite rehusar algo a su hermano de pacto. Quien atenta contra los lazos que nacen de kunywana se hace merecedor de una maldición, en caso no grave, de un castigo.

 

Con este pacto surge una comunión de bienes y de intereses. Los dos amigos no se comprometen solamente ellos mismos, sino también todas sus familias: esposas, hijos, padres, etc. El hermano de sangre es considerado como alter ego de su amigo. Las dos familias a las cuales pertenecen los contratantes quedan ligadas para siempre.

 

8. Fidelidad al lazo

El compromiso que nace del kunywana es inviolable e irrevocable. Ni siquiera el rey que era omnipotente en su reino podía anularlo. El lazo que se adquiere es, en sí mismo, perpetuo y se transmite de padres a hijos, a menos que haya desaparecido con todas las obligaciones consecuentes.

 

La violación de esta alianza conlleva sanciones “inmanentes” y automáticas: lepra, pérdida de todos los bienes, muerte sin descendencia, etc. No obstante, aunque el pacto de sangre liga a toda la familia, la infidelidad cae sólo sobre la persona que se hace culpable[4].

 

9. Kunywana y la consagración religiosa

Kunywana es uno de los elementos que podría tensar la fidelidad religiosa en África. En este sentido, sería un rito que vendría a añadirse al rito de la profesión religiosa, tal vez inmediatamente después de la lectura de la fórmula de profesión y antes de la firma.

 

También podría realizarse en el mismo momento de la comunión, como se ha hecho durante un tiempo en la República Democrática del Congo. En efecto, en la liturgia de la consagración de las vírgenes, las congoleñas introducen el pacto de sangre para fortalecer su compromiso desde lo que en su imaginario es inteligible: la comunión de sangre. Es un rito bastante sencillo: la futura religiosa pone una gota de su sangre sobre la hostia sagrada o en el cáliz y comulga, no antes de haber pronunciado una fórmula conveniente, con insistencia en la maldición en caso de infidelidad[5].

 

En otros sitios, al terminar la monición, la candidata se pincha la punta de un dedo para obtener una gota de sangre que será recogida en un paño blanco. Este paño será colocado junto a la piedra sagrada del altar, donde permanecerá definitivamente como símbolo de la ofrenda cotidiana de su vida al servicio de la gloria de Dios y de los hombres. En el momento de la comunión culmina el pacto de amistad entre la religiosa y Cristo[6].

 

10. Kunywana y la celebración eucarística

Antes de una breve reflexión, veamos algunos ejemplos que ilustran lo que estamos describiendo. A principio de los años 1990, un obispo camerunés tuvo que escribir una carta pastoral para interdecir un rito que consistía en lo siguiente: algunos sacerdotes ponían la sangre del macho cabrío en una jofaina llena de agua, metían la cruz y rociaban con esa mezcla a los fieles en forma de bendición-purificación. Después celebraban la eucaristía. Pero no quedaba prácticamente ningún feligrés, pues se juzgaba suficiente el rito anterior. En otros casos, el sacerdote mezclaba la sangre del macho cabrío con el vino en el cáliz antes de la consagración[7].

 

Para los cristianos, el sacramento de la eucaristía establece entre Cristo y el fiel una mutua inmanencia. Jesús mismo dice: “el que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” (Jn 6,56). Por eso cuando uno comulga del cáliz y de la patena durante el sacrifico eucarístico, se establece entre Cristo y el discípulo un intercambio de vida.

 

El que comulga permanece en la plenitud de Cristo, recibe de la fuente de su vida[8]: “el que me come a mí, también él vivirá gracias a mí” (Jn 6, 57). Cuando uno comulga, para él “la vida es Cristo” (Flp 1,21); si el vive, no es él, sino Cristo quien vive en él (Gal 2,20). En este sentido podemos decir que participando en su cuerpo y sangre, entramos en relación de familia con Cristo: somos consanguíneos de Cristo. De la unión al cuerpo de Cristo, principio de unidad, sigue la unión de los fieles entre ellos en la unidad del pan eucarístico, que no puede ser sino Cristo en persona presente bajo el elemento material[9]. De una parte y de otra, aunque en dos órdenes diferentes y sobre planos diversos, hay “participación-comunión en la existencia en la vida, permitiendo y realizando un intercambio, un correr de vida que va del uno al otro”[10].

 

El parentesco entre dos individuos exige el de las dos familias a las cuales ellos pertenecen. Participar es entrar en comunión con todos aquellos en quienes se encuentra este principio vital, transmitido por el antepasado del fundador. Éste es la prefigura del segundo efecto de la comunión eucarística: la concorporación de todos los que comulgan[11].

 

La infidelidad al pacto de sangre es causa de castigos que no toca sino a los solos culpables. “El que coma el pan o beba el vaso del Señor indignamente, será reo de un pecado contra el cuerpo y la sangre del Señor”, bebe y come su propia condena (1Cor 11,27-30).

El pensamiento de nuestro muntu llevaría al pensamiento de un pacto de sangre que Cristo quisiera realizar con sus fieles, pacto de sangre que hubiera podido ser real o simplemente simbólico[12]. La sangre se concibe como fuente del principio vital del ser humano. La sangre eucarística contiene verdadera, real y sustancialmente a Cristo, el Hijo del Padre eterno e Hijo de María[13]. En la ceremonia del kunywana (con-beber), los dos amigos se fusionan, ponen sus existencias en común. Éste es el primer punto de apoyo del primer efecto de la comunión eucarística: concorporales, consanguíneos de Cristo[14].

 

 

Elie Mamayu

Madrid. Julio 2002.




[1] MULAGO (1967) 173.
[2] MULAGO (1979) 73.
[3] MULAGO (1979) 72.
[4] KAGAME (1954) 216.
[5] DANET-MESSI METOGO, 134.
[6] KABASELE LUMBALA, F., “Celebrar a Jesucristo en África” en GIBELLINI, G. (ed.) Itinerarios de la teología africana (Verbo divino, Estella 2001) 117-139, p. 133.
[7] DANET-MESSI METOGO, 135.
[8] MULAGO (1979) 75.
[9] MULAGO (1979) 76.
[10] MULAGO (1979) 76.
[11] MULAGO (1979) 78.
[12] MULAGO (1979) 79.
[13] MULAGO (1979) 78.
[14] MULAGO (1979) 78.

lunes, 3 de septiembre de 2018

Pablo Casado y su tesis sobre la inmigación africana


Hace poco, uno de nuestros amados lideres afirmó, varias veces, que “no es posible que España pueda absorber millones de africanos que quieren venir a Europa” (cfr. https://www.huffingtonpost.es/2018/07/29/pablo-casado-espana-no-puede-absorber-a-los-millones-de-africanos-que-quieren-venir-a-europa_a_23491770/ ). Las Televisiones no dejaban de  mostrar imágenes de negros, muchos negros asaltando la frontera española, y centenares de cayucos embarcando en las playas española al estilo Rambo. Yo, igual que muchos españoles que creemos en la honestidad de nuestros políticos, llegué a pensar que los negros estaban invadiendo España. En un vagón del Metro Madrid lleno de blancos, 3 destacables negros por su color oscuro me parecía una multitud. Me sentía inseguro paseando por la Puerta del Sol porque veían millones de manteros dispuestos a quitarme mi Smartphone. Cuando mi fe ciega en las palabras de Pablo Casado se estaba afianzando, me acordé que su Máster universitario estaba en dudas, y que su expediente universitario no había sido francamente brillante como el de Mariano Rajoy. Entonces comencé a buscar información para examinar la solidez de su tesis sobre la inmigración africana en España (http://www.ine.es/jaxi/Tabla.htm?path=/t20/e245/p08/l0/&file=03005.px&L=0 ). De los casi 6 millones de extranjeros que viven en España (2017), 706.520 son marroquíes, 652.312 son rumanos, 420.334 son ecuatorianos, 350.802 son colombianos, 56.569 son argelinos. Los africanos más números son senegaleses (49.930). Téngase en cuenta que habitualmente no se consideran a los magrebíes como africanos, ni ellos mismos se consideran africanos. He consultado varias fuentes autorizadas y ninguna respalda la tesis de nuestro líder popular Pablo Casado. Entonces, ¿qué es lo que motiva a Pablo Casado a afirmar tales sandeces? ¿Siente “odio africano” por los africanos? (Según las filtraciones recientes, Zaplana decía que Aznar sentía “odio africano” por Rajoy). ¿Está mal asesorado en materia de inmigración? ¿Utiliza la inmigración para ganar votos? O, realmente cree en lo que dice, como su compañero Ignacio González.

viernes, 24 de agosto de 2018

Migrante, emigrante, inmigrante: Precisión conceptual

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define a un “migrante” como cualquier persona que se desplaza o se ha desplazado fuera de su lugar habitual de residencia independientemente de su situación jurídica, el carácter voluntario o involuntario del desplazamiento, las causas de su desplazamiento y la duración de su estancia1. El término migrante puede aplicarse indistintamente tanto al emigrante (aquella persona que se va de su tierra natal para instalarse en otra diferente) como al inmigrante (aquella persona que llega a una nueva tierra para establecerse en él). Un español que sale de España para ir a trabajar en Francia es un emigrante para quienes estamos en España, inmigrante para quienes están en Francia, migrante tanto para los franceses como para los españoles.

En los últimos años, la literatura disponible en esta materia opta por el uso del término “migrante”. No obstante, este término “migrante”, como cualquier otro vocablo que pretende ser inclusivo, no refleja los matices expresados en los términos “emigrante” e “inmigrante”. Veamos un ejemplo ilustrativo: los andaluces que se instalaron en Catalunya después de la victoria del General Franco son migrantes; los andaluces que se marcharon a Francia son también migrantes. Pero sus historias migratorias no tienen nada qué ver. Mientras unos tenían la nacionalidad española, los otros eran extranjeros en situación irregular. No podemos definir sus situaciones en términos parecidos porque en el matiz se esconde la experiencia dramática que acompaña al inmigrante, aquella persona que llega a un país para establecerse en él con el deseo de conseguir una vida mejor. Desde el punto de vista de España, por ejemplo, los emigrantes no tienen los mismos derechos que los inmigrantes. Mientras los emigrantes son ciudadanos españoles que viven en el extranjero, los inmigrantes son extranjeros que viven en España y necesitan de una autorización administrativa para residir y trabajar en España.

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