Hace un par de semanas el mundo entero fue testigo de la persecución de los inmigrantes en Sud África. Se los cazaba como se caza a los animales salvajes. Pocos se escandalizaron porque las mismas imágenes se habían contemplado en las fronteras de España con Marruecos, en la católica Italia o en los Estados Unidos de la libertad.
Alguien me dijo que lo que le extrañó de Sud África es que eran los mismos negros que perseguían a sus hermanos negros. Entendí que los blancos marroquíes o españoles pueden perseguir a los subsaharianos sin que nadie se escandalice, pero que jamás deben cazar a sus hermanos blancos. Lógico. Los medios de comunicación españoles no cesan de manipular la realidad de los inmigrantes para hacer ver que la amenaza no son los inmigrantes en sí, sino más bien los inmigrantes subsaharianos, aquellos que atraviesan El Estrecho para llegar al suelo europeo.
Pero la realidad es que el número más numeroso de los inmigrantes no son los subsaharianos, sino los latinoamericanos y europeos (peruanos, ecuatorianos, marroquíes y rumanos). Algún día alguien tendrá qué explicar porqué el racismo es su punto de partida para analizar el fenómeno de la inmigración.
1 comentario:
Querido Elíe, con el alma dolida, las mismas preguntas y reflexiones le he hecho a algunas personas católicas. Respuesta colectiva "los católicos estamos rezando por ellos"(por los inmigrantes, claro) y si no están a gusto que no vengan.
Claro, como si vinieran aquí de vacaciones a pasárselo fenomenal, dejando la vida en el camino y a los que si de verdad los quieren.
Dios mío¡Qué fácil es solucionarlo todo con rezar! Si ser católico es ser individualista, cómodo y sin un ápice de bondad, quiero borrarme de esa vergonzosa lista, con esa forma de actuar se debe estar quedando el cielo cada vez más desierto.
Gracias por existir personas buenas como tú.
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