1.-El capitalismo está sufriendo unos de sus mayores crisis en cuanto que la falta de liquidez está afectando a todos los sistemas financieros de los distintos continentes. Por ahora los países que se mantienen al margen son de tendencia comunista o con una intervención estatal muy firme.
2.-Los gobiernos de los países más ricos están inyectando dinero público en las empresas privadas para evitar su quiebra. Se trata de nacionalizar parte del sistema financiero, justo lo que rechazaban con ferocidad los fanáticos del capitalismo.
3.-La mayor desgracia del capitalismo en este momento es que nadie, ni los comunistas, ni los capitalistas, ni los socialistas, plantea dudas ante el actual intervencionismo estatal. En estas circunstancias no hay nada que pueda hacer mayor daño que la indiferencia.
4.-A falta de liderazgo del imperio norteamericano, el incombustible Nicolás se ha convertido en el profeta de la refundación del capitalismo pero le falta el rigor académico. Nicolás sólo quiere protagonismo. Está tocando todas las notas sin acertar ninguna melodía. Su nerviosismo y su falta de preparación académica se reflejan en la cantidad de reuniones estériles que está teniendo en Paris con diferentes jefes de estado. Si lo que quiere evitar es la desconfianza de los inversores y consumidores, está consiguiendo justo lo contrario. Los ciudadanos ni confían en el mercado, ni se fían de los políticos. Posiblemente el debate intelectual sosegado sea lo único que pueda devolver la esperanza a los ciudadanos. Lo cierto es que nadie puede pretender cambiar las ideologías sin pasar por el laboratorio académico.
5.-Pero la desgracia del capitalismo es que, a parte de no tener en frente con quienes discutir (por ejemplo el comunismo), los intelectuales siguen rendidos ante su encanto y se niegan a plantearle preguntas. Lo único que hacen es aconsejar a los políticos la inyección del dinero de los contribuyentes en el capital privado. Y esto, a corto plazo puede estabilizar un poco el mercado mundial, pero no soluciona nada.
6.-Me da la sensación de que el capitalismo es un enfermo terminal con muchos hijos bastardos, algunos de ellos desconocidos. En lugar de dedicarse a reanimar al agonizante, habría que concentrar los esfuerzos en localizar y potenciar el mejor de todos los bastardos para asegurar una buena reproducción. Enterrar el capitalismo con los mejores honores, si quieren sus fanáticos, sería un paso grande para la humanidad. En lugar de andar proponiendo la refundación como hace Nicolás, habría que fijar fecha para la desconexión total del enfermo terminal que está chupando el dinero de los contribuyentes, sin ofrecer nada a cambio (sólo ofrece miedo, desesperanza, nerviosismo y desconfianza).
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