sábado, 9 de enero de 2010

Las religiones

La presencia de símbolos religiosos se intensifican en la época de Navidad y Semana Santa. A veces suelen ser símbolos vacíos de contenidos que pasan delante de nuestros ojos sin dejar rastros. También ocurre con las homilías de curas, obispos y predicadores. La mayoría de las veces hablan sin transmitir ningún mensaje. Me decía alguien que nadie entiende lo que dicen porque ni ellos mismos se creen lo que predican. Es cierto que es más fácil entender el mensaje de L. Boff o J. Sobrino que las encíclicas papales o escritos de O. de Cardedal. Es lo que ocurre cuando se enfoca la teología en términos filosóficos.

Muchos confunden el mensaje de Cristo con creencias de sus discípulos o pseudo-discípulos. Oigo gentes discutiendo sobre temas religiosos sin tener en cuenta el mensaje bíblico. Uno que haya leído los cuatro evangelios que contienen las enseñanzas de Jesús puede rechazarlas. El amor, el perdón, la felicidad, la solidaridad, el sacrificio por lo que queremos son valores incuestionables. Lo que no compartimos es el fariseísmo, la intolerancia, el fanatismo, el querer someter a los supuestos infieles y condenar a quienes no piensan como los otros. Cuando un creyente vive en la práctica como un no creyente es porque uno de los dos miente. Ir al templo, rezar varias veces al día y confesar públicamente sus creencias no reflejan nada si no van acompañadas por valores de reconciliación, amor, solidaridad. Decía Jesús que “por sus obras los reconoceréis”. Y un antiguo profesor mío decía: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Mientras las palabras se las lleva el viento, obras son amores.

1 comentario:

Pili dijo...

Los que predican con tanto tesón sus enseñanzas y hablan y hablan, y sin embargo los demás no vemos en sus hechos amor, perdón, felicidad, generosidad ... porque suelen ser mezquinos y con escasas neuronas en el cerebro, pero que se creen dioses con derecho a juzgar y castigar a los que no hacen lo que ellos dicen ser la única verdad.
Pero hay una cosa clarísima, y es: LAS PALABRAS QUE SALEN DE LA BOCA VAN A LOS OÍDOS, LAS QUE
SALEN DEL CORAZÓN VAN DIRECTAMENTE AL CORAZÓN.
Y te mando al correo un ejemplo claro de manipulación en un montaje que me enviaron, y mis respuestas a dicho chantaje.
Que el nuevo año que acabamos de empezar sea mejor para todos.