jueves, 21 de enero de 2010

Pescar en aguas revueltas

Voy a dejar la problemática de Haiti de un lado para seguir reflexionando sobre el empadronamiento de los inmigrantes en el ayuntamiento de Vic.

1. El Ayuntamiento de Vic. Por lo que estoy oyendo y viendo en los medios de comunicación, algunos políticos españoles quieren pescar en aguas revueltas de la xenofobia. El ayuntamiento de Vic dice ahora que no tiene ningún inconveniente en empadronar a los inmigrantes, que lo único que quería era consultar al gobierno acerca si un inmigrante sin visado puede ser empadronado. Me parece un insulto a la inteligencia: hay cauces más adecuados para que gobierno y ayuntamiento se comuniquen sin airar sus dudas legales en los medios de comunicación, sobre todo sin dar bofetadas a los más débiles. Ahora que la abogacía del Estado se ha expresado, José María (alcalde de Vic) va a recurrir a la Comisión Europea. Para que no se diga que no quiere cumplir las leyes.

2. Españoles e inmigrantes compartimos el presente y el futuro. Hoy por hoy, españoles e inmigrantes estamos “condenados” a construir juntos el futuro de España. Le pese a quien le pese, le guste o no le guste a los”españolistas” o “catalanistas”. Es impensable imaginar un país que no cuente con la mano de los inmigrantes. Además hay inmigrantes en todos los países. El fenómeno de la inmigración lleva consigo una problemática integradora no fácil para ningún gobierno. Estoy pensando la problemática de los inmigrantes (refugiados) rwandeses en Burundi, en Uganda, en Congo, en Tanzania o en Camerún, por no citar que países africanos. Pero la solución no puede venir a través de la caza del inmigrante, por mucho que intentemos disimularlo a través de los términos “legales” o “ilegales”.

3. La mayoría de los inmigrantes no somos delincuentes ni enfermos terminales. En varias emisoras he oído llamadas de españoles e inmigrantes hablando de las lucubraciones del alcalde de Vic. Es la primera vez que oigo participaciones activas y equilibradas de los inmigrantes. Sospecho que van perdiendo miedo y que empiezan a considerar España como parte de su futuro. Están dispuestos a defender los sueños alcanzados porque son conscientes de que nadie les ha regalado nada más que una oportunidad. Cuando oigo los dirigentes de Vic, de CIU y Alicia Camacho pienso en inmigrantes vegetativos, sondados por todos los sitios, saturando los servicios sanitarios (pocos depende de los ayuntamientos) y pariendo como conejos. No obstante, la inmigración que viene de África Negra suele ser una inmigración joven, sin pareja y en buen estado físico. Si piensa en la reagrupación familiar es para atraer una pareja que no encuentra aquí o un hermano para que le ayude a sostener económicamente su familia. Puede que otros tipos de inmigración alcance a matrimonios y la reagrupación alcance a los padres que quiera aprovechar de los servicios sanitarios. Pero no creo que sea la mayoría.

4. Los inmigrantes tenemos derechos y deberes. No podemos imponer nuestro imaginario a un pueblo que generosamente nos integra para construir juntos su futuro. No podemos convertirnos en “misioneros integristas” de nuestras religiones. Podemos ofrecer nuestro imaginario a quienes conviven con nosotros sin intención de imponerlo. Vería mal que un católico español me impusiera su religión, o que un inmigrante musulmán impusiera su religión a los españoles. Los inmigrantes tenemos la obligación de respetar la cultura de aquel que nos recibe en su seno. Si no nos gusta la forma de vivir de los españoles, agradezcamos su hospitalidad y marchemos en busca de una tierra prometida.

5. No exageremos en nuestras opiniones. He oído políticos hablando del empadronamiento sin tener ni idea de lo que dice la ley. Siento vergüenza ajena. Entiendo que un ciudadano no tiene porqué saber lo que dicen las normas, pero que no lo sepa un dirigente refleja en manos de quien estamos. La “Ley Orgánica 2/2009, de 11 de diciembre, de reforma de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social” dice que “los extranjeros residentes, empadronados en un municipio, tienen todos los derechos establecidos por tal concepto en la legislación de bases de régimen local, pudiendo ser oídos en los asuntos que les afecten de acuerdo con lo que disponga la normativa de aplicación” (Art. 6). Esta ley fue aprobada por el gobierno de Zapatero. La “Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del Régimen Local” en su Art. 16 (artículo modificado por la Ley Orgánica 14/2003, de 20 de noviembre) dice que un extranjero que no sea de la Unión Europea y que no tenga la tarjeta de residencia en España podrá empadronarse presentando “el pasaporte en vigor expedido por las autoridades del país de procedencia”. Esta ley aprobada por el gobierno popular del que formó parte Rajoy y Aguirre no dice nada del “visado en vigor”. Ahora se sabe que el Partido Popular no enmendó esta parte del empadronamiento cuando se tramitó “Ley Orgánica 2/2009, de 11 de diciembre). A penas un mes después quiere que se cambie.

6. El empadronamiento no da derecho a los papeles. El Art. 18 de la Ley 7/1985, modificada por la Ley 57/2003, del 16 de diciembre (todavía el PP estaba gobernando) dice que “la inscripción de los extranjeros en el padrón municipal no constituirá prueba de su residencia legal en España ni les atribuirá ningún derecho que no les confiera la legislación vigente, especialmente en materia de derechos y libertades de los extranjeros en España”.

7. Es necesario tener los papeles en regla para poder vivir en cualquier país. No conozco ningún país que no exija legalidad a los extranjeros que viven en su territorio. Esta exigencia implica la expulsión de todo aquel que no tenga los papeles en regla. Ecuador, Senegal, Rumania o Marruecos exigen legalidad a los extranjeros que quiera residir en su país. Nadie debe escandalizarse de la expulsión de los extranjeros ilegales. Otra cosa es que la administración considere que por motivos humanitarios o de otro tipo concederá la residencia a quienes no tenga papeles legales. Que no cabe más inmigrantes en España (o en Cataluña como dice la dirigente del PP, Alicia Camacho) no lo duda nadie. ¡Vaya novedad, Sra. Camacho! Si los que estamos aquí no tenemos trabajo y llevamos muchos años fincados aquí y sentimos España como nuestro hogar, los que vengan en este momento de crisis a penas sobrevivirá. Entiendo que en este momento España no es un sueño para el inmigrante que venga buscando trabajo. Pero entiendo que el que venga por motivos políticos o persecuciones de cualquier tipo encontrará siempre un hueco entre nosotros. Aunque parezca mentira, España es un país solidario. Conozco españoles que apoyan a los inmigrantes. Conozco inmigrantes que votan. Así que puede que el voto radical de un lado se vea equilibrado por un voto de los inmigrantes.

8. ¡Ojo con lo que decimos! Aunque vengan un Hitler acompañado por mil Jean Marie Lepen, habrá siempre inmigrantes en España. El partido político que quiera pescar en estas aguas revueltas puede ganar las elecciones pero se le complicará la gestión de este fenómeno inmigratorio. Incluso pude hundirse en estas agua revueltas. El que con niños se acuesta se levanta envuelto en cagadas. No voy a animar a los agitadores de las pasiones bajas porque siempre traen desgracias. Y a veces los daños colaterales llegan hasta sus puertas.

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