sábado, 20 de marzo de 2010

El juez Baltasar Garzón en el punto de mira

La actual Constitución Española dice que la justicia emana del pueblo, se administra en nombre del Rey y la administra jueces y tribunales. El poder judicial es, junto al poder ejecutivo y al poder legislativo las tres patas del estado de derecho. De los tres poderes, el más importante es el poder legislativo porque está por encima de los otros dos al representar la soberanía del pueblo español. Sin embargo, y esto es lo que me desconcierta, parece que se puede criticar públicamente todas las decisiones, menos las que toma el poder judicial.

De los tres poderes, el que mal funciona es el poder judicial por su lentitud en las resoluciones, por funcionar según un esquema muy rígido y conservador que se basa principalmente en el “ping, ping” sin “pom, pom”. Sólo pregunta el juez, opina lo que le parece, pero si el acusado dice algo le expulsa de la sala. He visto en la TV cómo una jueza hacía comentarios extraños en el juicio a Otegui, hablando de vino y de agua. He oído sentencias sorprendentes sobre el maltrato de las mujeres y sobre los ladrones de guantes blancos. También he oído hablar de la sensatez del juez Calatayud. Entiendo que hay de todo dentro de ese gremio, con su vestimenta un tanto llamativo como la vestimenta de los sacerdotes, imanes y budistas que están en posesión, al parecer, de la verdad absoluta. Se supone que cuando uno se viste de esa manera está actuando en nombre de la Verdad. No seré yo quien critique las actuaciones del poder judicial. Para eso está Fede el de La COPE, Rajoy y ZP. Lo que ocurre es cada uno critica o defiende al que le parece. Como es lógico y saludable. Y Garzón es atacado y defendido a partes iguales. ¡Doctores tienen el poder judicial!

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