Oigo en los medios de comunicación que los dirigentes europeos tienen que tomar medidas para tranquilizar los mercados y las agencias de calificación. Pero, ¿quiénes son los responsables de esos mercados y de esas agencias que están obligando a nuestros dirigentes a ejecutar recortazos que nos están asfixiando? Necesitamos poner nombres a quienes depende nuestro destino. Pero ningún dirigente ha sido tan valiente como para darnos nombres de los responsables de los mercados. Yo creo que a muchos nos gustaría visitar los despachos de quienes ya no se conforman con nuestro sudor y necesitan desesperadamente beber de nuestra sangre fresca.
Hemos sacado los dirigentes socialistas de sus palacios presidenciales en toda Europa con la esperanza de que la derecha, aliada natural de los patronos, se beneficiaría de la comprensión de los suyos, pero la generosidad del patrón es escasa. El patrón que hace favores o que respeta la legalidad no es patrón. Es indignante que las primeras medidas de un dirigente sea recortar los derechos de sus conciudadanos para satisfacer la sed de los mercados. Lo que no sabe dicho dirigente (lo cual es preocupante) es que la sed de los mercados es insaciable. El que tiene dinero necesita tener más (a veces a cualquier precio).
Yo veo a la oposición española perdida en sus lamentaciones y no se alinea con los ciudadanos que necesitan alguien que les defienda. El PSOE ofrece actualmente una bebida light que nos sirve para nada. Se pierde en los buenos modales y se olvida de defender los derechos de los ciudadanos. Los mismos dirigentes sindicalistas hablan mucho pero hacen poco. Sus propuestas no son creíbles. Ahora bien, si ya saben que sus propuestas no son creíbles, ¿por qué siguen en sus treces? Yo creo que en las últimas elecciones locales y nacionales, los ciudadanos han enviado un mensaje muy claro a sus dirigentes. Se equivocan quienes piensan que el pueblo es un rebaño. El cabreo latente en todos los sectores de la sociedad occidental es un secreto a voces. Sospecho que de seguir así las cosas, una chispa (que suele ser una bobada) iniciará un camino que pasará por encima de los mercados y agencias de calificación. Los mercados han impuestos sus gobiernos en Italia y en Grecia ante el asombro de los ciudadanos. ¿No habría que corregir este error? ¿Hay algo más noble que la soberanía de un pueblo? Entonces, ¿por qué los italianos y los griegos asisten pasivamente a este ataque a su soberanía? ¿De verdad tenemos lo que merecemos?
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