Salamanca. 2009. Cerca del supermercado Mercadona. Salgo del coche y oigo alguien llamando:
-“Moreno. Moreno, ven aquí un momento”.
Como es de costumbre en mí, no me doy por aludido porque no me llamo Moreno ni soy moreno. Sigo andando para entrar en el supermercado.
-“Moreno. Moreno. ¿No me oyes? Soy tu vecino. Tengo una cosa tuya que se te cayó del coche el otro día”.
Identifico la voz de mi vecino. Entonces me acerco a él:
-“Dígame, caballero”.
El hombre se queda pensativo. Luego se disculpa y me dice que no sabe cómo me llamo. En mis adentros me digo:
-“Yo, cuando no sé cómo se llama alguien le llamo de “usted”, “caballero”, “señora” o cosas por estilo. No me veo diciendo: “Rubia, ¿por dónde se va a la Plaza Mayor?”, a no ser que quiera llevarme una reprimenda al estilo de “rubia será tu p.m.”.
Como yo era consciente de que el caballero no tenía intenciones de ofender, le expliqué porqué no respondía a su llamada:
-“Mire usted: yo no soy moreno. No soy de color porque tengo un solo color. Yo soy negro, sin eufemismo”.
-“Es que eso me suena mal, sabe usted”.
-“No es mi problema”, me dije yo en voz off, “no tengo porqué pagar por tus prejuicios o los prejuicios de tus antepasados”.
-“Mire, si no quiere llamarme negro porque le parece ofensivo, llámeme por mi nombre, por mi nacionalidad o simplemente africano. Si usted me llama de color o moreno, entonces sí que me estará ofendiendo. Yo soy negro porque he nacido negro. Usted es blanco porque ha nacido blanco. Ninguno de los dos hemos elegido nacer de un color determinado. ¿Por qué hemos de sentirnos avergonzados por nuestro color de piel? Por desgracia o gracias a Dios yo soy negro y moriré negro”.
-“Tiene usted razón, pero ya sabe que la historia….”
-“Mire usted, nadie debe pagar por la forma de pensar de sus antepasados. Lo que importa realmente es lo que piensa usted de mí en este momento. Si cree que soy una bestia salvaje como pensaba sus antepasados,… bueno, un poco salvaje sí que soy, pero bueno, como todo el mundo” (le dije con humor).
Los dos soltamos una carcajada. Entonces me comentó lo que tenía que decirme, nos dimos la mano y cada uno siguió con su rollo. Mi función de pedagogo había terminado. Siempre me acuerdo de él cuando paso por la zona para visitar a unos amigos salmantinos (por cierto, blancos). Cuando tengo humor, siempre intento explicar las cosas para evitar malentendido:
-Si usted me llama “Négre” en francés, o “Niger” en inglés, lo más seguro es que le contesté en voz off o en voz on con “tu P.M.”. Si me llama “Noir” en francés o “Black” en inglés, usted estará en lo cierto. Pero como en castellano no tenemos equivalente a “Noir” o “Black”, utilizamos “Negro” que alude a desprecio e insulto en francés y en inglés. Naturalmente que cuando llegamos a España, nos sorprende el término “Negro” por sus connotaciones en inglés y en francés. Pero cuando descubrimos que “Negro” significa “Noir”, “Black”, entonces contestamos con una sonrisa, y como le dijo una amiga mía a la señora a la que cuidaba:
-“Yo soy orgullosa de ser Negra”.
-“¿Orgullosa? ¿Orgullosa de qué? ¿De ser negra? No sabes lo que dices” (remató la señora con una carcajada, sorprendida de que una negra confesara sentirse a gusto con su color).
-“Y muy guapa” (le contesté yo a mi paisana cuando me lo estaba contando). Y terminamos riéndonos. Hace un par de semanas se lo contaba a otra compatriota, y acabamos con risas también. Como los tres hemos pasado por las aulas universitarias salmantinas terminamos recordando la famosa frase que los profesores suelen decir a los alumnos de primero: “la ignorancia mata”.
Así que, por favor, no me llames moreno, y mucho menos de color: llámame de usted o por mi nombre, y si con eso no te apañas, llámame africano (y si africano te parece ofensivo, entonces llámame negro). Mientras reflexiono sobre este escrito, me viene a la memoria María del Carmen Ovejero, “Mari” para sus amigos (en paz descanse: http://mividaenmarcha.blogspot.com/2009/01/mara-del-carmen-o-in-memoriam-12-enero.html). Hace muchos años, paseando por la calle Zamora hacia la Plaza Mayor de Salamanca, nos estuvo explicando sus teorías sobre “moreno, hombre de color”. “Vosotros sois negros”, nos decía. Y asentíamos con la cabeza.
En general todos los “africanos subsaharianos” que conozco preferimos que se nos llamen “negros” en caso de que alguien quiera destacar el color de nuestra piel. Así que, por favor, ayúdenos a eliminar términos como “los morenos o los de color” para referirnos a los "negros".
P.D. A las únicas personas que siempre me han llamado "moreno" desde que nos conocimos recien aterrizado por aqui y se lo he permitido son: Ismael, Luis y la madre de Luis.
3 comentarios:
Yo cuando oigo decir que alguien es "de color" siempre pregunto, "¿de qué color, verde, rosa, azul...?"
Querido hermano blanco
cuando nací, era negro,
cuando crecí, era negro,
cuando estoy al sol, soy negro,
cuando estoy enfermo, soy negro,
cuando muera, seré negro.
Mientras que tú, hombre blanco,
cuando naciste, eras rosa,
cuando creciste, eras blanco,
cuando tienes frío, eres azul,
cuando tienes miedo, eres verde,
cuando estás enfermo, eres amarillo,
cuando mueras, serás gris.
Entonces, ¿cuál de nosotros dos
es el hombre de color?
Sin más comentarios, querido amigo.
Viva lo Afro!
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