Cuando los nacionalistas reclamaron y consiguieron traductores
de gallego, catalán y vasco en el Senado pensamos que era una broma de mal
gusto. Como sobran dinero, vamos a gastarlo en traducir las intervenciones de
los senadores catalanes al castellano. Sus señorías vascos, gallegos y catalanes no pueden
expresarse en castellano y necesitan de traductores. Perfecto.
Que en España votemos políticos que no hablan el inglés, puedo
entenderlo. Pero que votemos políticos que no puedan expresarse correctamente en
castellano, es un delito ya no de los partidos políticos (que suele
caracterizarse por enchufismo), sino de los ciudadanos catalanes, vascos y
gallegos que votan gente que no pueden hablar en castellano. Si es así como
entendemos el nacionalismo, paguemos absurdamente los traductores en sesiones
del Senado que nosotros mismos seguimos. Ah, que estamos parados y tenemos todo el
tiempo para seguir las animadas sesiones de los senadores en nuestras lenguas.
Estupendo, pues. Que no nos duela pagar a los traductores de nuestro propio
bolsillo.
En el fondo la culpa de nuestros
males no es de nuestros dirigentes que sólo saben cómo fastidiar al prójimo: la culpa es nuestra por votarlos. Entiendo
porqué a veces el pueblo bebe arena en lugar de agua: no tiene conciencia. Como dijo alguien, “si
el pueblo no tiene conciencia, le vamos a dar conciencia”. Si el pueblo no es
nacionalista, le vamos a nacionalizar.
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En mayo de este año, el PP rechazó
eliminar los traductores del Senado:
http://www.cajondevida.com/2011/01/traductores-en-el-senado-despilfarro.html |
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