sábado, 30 de junio de 2012

¡Tengo un problema!

Tengo un problema para comprender lo que pasa en un país tan avanzado en los derechos humanos como España. Verán. Una amiga me recomendó el libro de VIKTOR E. FRANKL (EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO) que os recomiendo también. Lo podéis comprar o descargar en PDF en la red. Llevo un par de días leyendo este libro (que con estos calores uno se concentra como mucho una hora al día). El autor de libro,  médico psiquiatra, especialista en la logopedia, fue prisionero en el campo de concentración de Auschwitz durante la gloria nazi en Alemania. Frankl escribe: “Yo era un prisionero más, el número 119.104, y la mayor parte del tiempo estuve cavando y tendiendo traviesas para el ferrocarril”.

He leído varios libros sobre el drama de los judíos y “los diferentes” en la Alemania nazi. El diario de Ana Frank lo terminé entre lagrimas (claro que por entonces llevaba menos de un año fuera del infierno de Rwanda en el que perecieron más de un millón de personas). He leído varias biografías sobre Adolfo Hitler para entender cómo es posible tratar a una persona como un número. En Rwanda, a los que íban a matar los llamaban enemigos del país, serpientes (inzoka), cucarachas (inyenzi) y genocidas abominables (interahamwe). Verán, mi problema es que no sé qué es peor: reducir al ser humano a la categoría de animal (ser vivo) o a un número (abstracto).

Sorpresa mía que al levantarme esta mañana de sábado, pongo la Cadena ser y oigo que el PSOE de Rubalcaba quiere que se modifique el nuevo reglamento del gobierno de Rajoy sobre los famosos CIEs para que los internos dejen de ser llamados por números y sean llamados por sus propios nombres (http://www.cadenaser.com/espana/articulo/psoe-envia-gobierno-documento-modificar-reglamento-cie/csrcsrpor/20120630csrcsrnac_2/Tes). Y me digo: “no es posible que esto ocurra en la España civilizada, la España de la Alianza de civilizaciones, la España la Católica. Pero Nicolás Castellano, periodista de la SER y experto en temas de inmigración no puede equivocarse”. Entonces empecé a recordar.

Tengo amigos que trabajan en un CIE. Conozco un chico que estuvo en el CIE de Aluche y que fue deportado a África. Conozco el testimonio de un ex interno en el CIE de Aluche  (http://reflexionesdel2651.blogspot.com.es/). Dice (copio literalmente): “el sábado antes de levantarnos, 4 semanas justas desde la madrugada de mi detención, me llamaron por megafonía, ¡2651 recoge tus cosas rápido, queremos hablar contigo!. con las prisas olvido lo "más importante": la cartera. a diferencia del día anterior se limitaron a esposarme. me metieron en el furgón y rumbo a lo que sería el final de mi estancia de 10 años en este país”.

Seguí sin creerlo. No creo que Cruz Roja que recibió 400.000 € de la mano del ex vicepresidente socialista Rubalcaba para trabajar en los CIE (http://www.redinmigrante.es/index.php/politicasecc/38-legislacion/1211-rubalcaba-sobre-los-cies-las-leyes-hay-que-cumplirlas.html) (“para tapar la mierda”, me dijo el chico que había estado en el CIE de Aluche), pues, no creo que Cruz Roja no haya denunciado que a los sin papeles que sólo cometen una falta administrativa se les tratan como números.

 Pero si en España los perros tienen nombres de personas. ¡Cómo vamos a tratar a los inmigrantes sin papeles de residencia peor que a nuestras mascotas! Si muchos dirigentes del PP van a misa diariamente. Si muchos dirigentes del PSOE se declaran humanistas, como defendió Zapatero recientemente en Ávila, en su encuentro con el Cardenal Cañizares.

Entonces me dije por mis adentros:
“No. En España, en 2012, no puede ser que los internos del CIE de Aluche sean tratados como simples números, igual que a los judíos de Auschwitz durante la gloria nazi en Alemania. ¡Si España entera se escandaliza por la situación de los presos de Guantánamo!. No, no hombre, no. Esto no puede ocurrir en España. Esperaré el siguiente boletín de la SER para ver si el bueno de Nicolás Castellano pide disculpa y cuenta bien la noticia. Los extranjeros sin papel internados en el CIE de Aluche (que yo paso por allí muchas veces), no pueden ser tratados como números. Si hasta el actual ministro del interior estuvo allí recientemente y dijo que la única queja que tenían los internos era que la comida no era buena.
“Nos ha jodido. Con esta crisis, ¿quién puede comer un buen filete de ternera como antaño?” (le dije a una amiga comentando la noticia, hace dos demanas).

2 comentarios:

Pili dijo...

Es la ley del mínino esfuerzo. Es más fácil decir un número (leído y pronunciado en castellano) que intentar esforzarse un poquito para leer un nombre extranjero, que suena raro (aunque serían las primeras veces, después de repetir constantemente nombres extranjeros salen igual que otros nombres)

¿Qué pasa llamando números? La dignidad de la persona, aunque algunos no se den cuenta, cae en picado y produce dolor, a veces muchísimo dolor, y si se lo añadimos al espanto de estar encerrados, privados de libertad, muchísimas veces por el simple hecho de una mera falta administrativa, al carecer de papeles, es todo un horror, solo tenemos que ponernos en su lugar para poder imaginar semejante dolor, para ellos y para sus familias.

Cada vez más tecnología, más adelantos, personas más listas, y humanitariamente parecemos tercermundistas, afortunadamente hay muchos seres humanos excelentes, pero cuando tocan los que no lo son, ¡qué inmenso sufrimiento!

Todo se aprende en esta vida, practiquemos ser buenos, los mejores, los más de lo más, seguro que querrán superarnos y lucharan por conseguirlo, bravo, ¿y si resulta contagioso.....? algo tenemos que hacer si queremos que otros también sean felices, tienen el mismo derecho que nosotros a serlo, ayudemos a conseguirlo

Anónimo dijo...

gracias. un salduo.