Tengo un problema
para comprender lo que pasa en un país tan avanzado en los derechos humanos
como España. Verán. Una amiga me recomendó el libro de VIKTOR E. FRANKL (EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO) que os
recomiendo también. Lo podéis comprar o descargar en PDF en la red. Llevo un
par de días leyendo este libro (que con estos calores uno se concentra como
mucho una hora al día). El autor de libro,
médico psiquiatra, especialista en la logopedia, fue prisionero en el
campo de concentración de Auschwitz durante la gloria nazi en Alemania. Frankl
escribe: “Yo era
un prisionero más, el número 119.104,
y la mayor parte del tiempo estuve cavando y tendiendo traviesas para el
ferrocarril”.
He leído
varios libros sobre el drama de los judíos y “los diferentes” en la Alemania
nazi. El diario de Ana Frank lo terminé entre lagrimas (claro que por entonces
llevaba menos de un año fuera del infierno de Rwanda en el que perecieron más
de un millón de personas). He leído varias biografías sobre Adolfo Hitler para
entender cómo es posible tratar a una persona como un número. En Rwanda, a los que íban a matar los
llamaban enemigos del país, serpientes (inzoka), cucarachas (inyenzi) y
genocidas abominables (interahamwe). Verán, mi problema es que no sé qué es peor: reducir al
ser humano a la categoría de animal (ser vivo) o a un número (abstracto).
Sorpresa mía que al levantarme esta mañana de sábado, pongo la
Cadena ser y oigo que el PSOE de Rubalcaba quiere que se modifique el nuevo
reglamento del gobierno de Rajoy sobre los famosos CIEs para que los internos
dejen de ser llamados por números y sean llamados por sus propios nombres (http://www.cadenaser.com/espana/articulo/psoe-envia-gobierno-documento-modificar-reglamento-cie/csrcsrpor/20120630csrcsrnac_2/Tes). Y me
digo: “no es posible que esto ocurra en la
España civilizada, la España de la Alianza de civilizaciones, la España la
Católica. Pero Nicolás Castellano, periodista de la SER y experto en temas de
inmigración no puede equivocarse”. Entonces empecé a recordar.
Tengo
amigos que trabajan en un CIE. Conozco un chico que estuvo en el CIE de Aluche
y que fue deportado a África. Conozco el testimonio de un ex interno en el CIE
de Aluche (http://reflexionesdel2651.blogspot.com.es/). Dice (copio literalmente): “el sábado antes de levantarnos, 4 semanas justas desde
la madrugada de mi detención, me llamaron por megafonía, ¡2651 recoge tus cosas rápido, queremos hablar
contigo!. con las prisas olvido lo "más importante": la cartera. a
diferencia del día anterior se limitaron a esposarme. me metieron en el furgón
y rumbo a lo que sería el final de mi estancia de 10 años en este país”.
Seguí sin creerlo.
No creo que Cruz Roja que recibió 400.000 € de la mano del ex vicepresidente socialista
Rubalcaba para trabajar en los CIE (http://www.redinmigrante.es/index.php/politicasecc/38-legislacion/1211-rubalcaba-sobre-los-cies-las-leyes-hay-que-cumplirlas.html) (“para tapar la mierda”, me dijo el chico que había estado en el CIE de
Aluche), pues, no
creo que Cruz Roja no haya denunciado que a los sin papeles que sólo cometen
una falta administrativa se les tratan como números.
Pero si en España los perros tienen nombres de
personas. ¡Cómo vamos a tratar a los inmigrantes sin papeles de residencia peor
que a nuestras mascotas! Si muchos dirigentes del PP van a misa diariamente. Si
muchos dirigentes del PSOE se declaran humanistas, como defendió
Zapatero recientemente en Ávila, en su encuentro con el Cardenal Cañizares.
Entonces me dije
por mis adentros:
“No.
En España, en 2012, no puede ser que los internos del CIE de Aluche sean
tratados como simples números, igual que a los judíos de Auschwitz durante la gloria nazi en Alemania. ¡Si España entera se
escandaliza por la situación de los presos de Guantánamo!. No, no hombre, no.
Esto no puede ocurrir en España. Esperaré el siguiente boletín de la SER para
ver si el bueno de Nicolás Castellano pide disculpa y cuenta bien la noticia.
Los extranjeros sin papel internados en el CIE de Aluche (que yo paso por allí
muchas veces), no pueden ser tratados como números. Si hasta el actual ministro
del interior estuvo allí recientemente y dijo que la única queja que tenían los
internos era que la comida no era buena.
“Nos ha jodido.
Con esta crisis, ¿quién puede comer un buen filete de ternera como antaño?” (le
dije a una amiga comentando la noticia, hace dos demanas).
2 comentarios:
Es la ley del mínino esfuerzo. Es más fácil decir un número (leído y pronunciado en castellano) que intentar esforzarse un poquito para leer un nombre extranjero, que suena raro (aunque serían las primeras veces, después de repetir constantemente nombres extranjeros salen igual que otros nombres)
¿Qué pasa llamando números? La dignidad de la persona, aunque algunos no se den cuenta, cae en picado y produce dolor, a veces muchísimo dolor, y si se lo añadimos al espanto de estar encerrados, privados de libertad, muchísimas veces por el simple hecho de una mera falta administrativa, al carecer de papeles, es todo un horror, solo tenemos que ponernos en su lugar para poder imaginar semejante dolor, para ellos y para sus familias.
Cada vez más tecnología, más adelantos, personas más listas, y humanitariamente parecemos tercermundistas, afortunadamente hay muchos seres humanos excelentes, pero cuando tocan los que no lo son, ¡qué inmenso sufrimiento!
Todo se aprende en esta vida, practiquemos ser buenos, los mejores, los más de lo más, seguro que querrán superarnos y lucharan por conseguirlo, bravo, ¿y si resulta contagioso.....? algo tenemos que hacer si queremos que otros también sean felices, tienen el mismo derecho que nosotros a serlo, ayudemos a conseguirlo
gracias. un salduo.
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