1.-Hace poco leí un mensaje en Facebook de una madre indignada
y cabreada porque la administración le está poniendo todo tipo de trabas para
renovar una beca de estudios para su hija de unos cinco años. Cuenta
que cada año pide una beca para su hija con necesidades educativas especiales
(yo conozco a la pequeña). Este año, debido a los famosos recortes en
educación, en lugar de tramitar la beca en ventanilla con un formulario lo
tiene que hacer en internet (“on line”). Y aquí empieza el cachondeo administrativo: como el
formulario “on line” no funcionaba, tuvo que llamar al supuesto teléfono de
atención al ciudadano (al que nadie contesta). Después de varios días, cuando
consiguió rellenar el formulario, no lo pudo enviar por internet porque le
remitían al colegio donde estudia su hija. Lo imprimió para entregarlo en el
colegio, pero en el secretariado le dijeron que lo tenía que tramitar “on line”. A partir de aquí, la madre
cabreada empieza a acordarse de todos los familiares de quienes nos mandan. En
letra grande termina su desahogo: “¡Hasta los huevos de la burocracia e ineptitud de la
Comunidad de Madrid, del Ayuntamiento de Madrid, de la Sanidad de Madrid y de
su puñetera madre!”. No tengo nada que añadir.
IMAGEN ENCONTRADA EN GOOGLE.ES |
2.-Madrid. Copago sanitario. Una amiga con
una hermana con discapacidad avanzada (en una silla de ruedas, sin habla).
Hasta ahora la administración le ayudaba a comprar algunos materiales como
pañales. En principio, se supone que la nueva ley del presidente Rajoy mantiene
la ayuda para N. Pero cuando mi amiga se acerca a la farmacia para conseguir el
material, le dicen que tiene que pagarlo y que tal vez la administración le
devolverá el importe más adelante. Por el “tal vez”, mi amiga se mosquea. Llama al servicio
de atención al ciudadano para que le aclaren el “tal vez”: no saben nada.
Le remiten a su centro sanitario. Allí tampoco saben nada. Desde allí le remiten
a la Seguridad Social: allí nadie sabe nada. Le remiten al Ministerio de Sanidad.
Mi amiga vive en Madrid y puede acercarse directamente al Ministerio. Y allí le
dicen que la Ley se está desarrollando y que algunos aspectos no están
perfilados y que depende de cada comunidad autónoma porque la sanidad está
transferida. “Vaya
usted a las oficinas de la Comunidad de Madrid y allí le informará”.
No tengo nada que añadir.
3.-Madrid. Ayer jueves por la tarde. En una rotonda. Control de
un motociclista. Adivine cuantos policías estaban arrinconando a los dos chicos (un chico y
una chica, que no parecían llevar cascos)? Un coche de la policía
nacional y dos coches de la policía local. Y por cierto, sólo el coche de la
policía nacional tenía las luces de emergencias. Los otros dos, mal aparcados y
sin avisar a los demás conductores. Y usted me pregunta ¿dónde se va su dinero?
Al cachondeo gubernamental. No nos merecemos esto.
A la famosa frase de Rajoy de que “Yo sé lo que tengo qué hacer y lo voy a hacer”, muchos
contestan “¡y
una mierda! No tiene ni puta idea”. Yo sigo pensando en la otra
acertada frase de Rajoy después de ganar las elecciones municipales: “Yo, mañana me voy a
poner a trabajar”. Seguimos esperando ese día en que Rajoy se ponga
a trabajar. Hasta ahora, todo lo que ha hecho lo podría hacer perfectamente la
niña de mi amiga: ¿Quitar pan al
que no le sobra? ¿Mandar los ilegales africanos a morir en el desierto de
Marruecos? ¿Quitar tarjeta sanitaria a los inmigrantes sin trabajo?
¿Criminalizar a los manifestantes? ¿Mandar la policía a pegar a los abuelos que
se manifiestan contra los recortes? ¿Subir beca a los estudiantes? ¿Facilitar
los despidos laborales? ¿Dar más dinero a los bancos? Hombre, la
niña de mi amiga lo puede hacer perfectamente. Lo que la pequeña no podría
hacer sería evitar el despilfarro de los políticos, despedir al personal eventual (los enchufados), recortar el número de los
diputados y senadores (muchos de ellos no pintan nada), obligar a la policía a
patrullar a pie. La niña de mi amiga no puede
tomar este tipo de decisiones, Rajoy tampoco. Tal vez la famosa niña de Rajoy
lo pueda hacer.
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