jueves, 29 de noviembre de 2012

¿Quién no se manifiesta en Madrid?

Todo empezó cuando el Movimiento del 15 M acampó en Puerta de Sol de Madrid, y el pueblo se dio cuenta que no podía seguir siendo cómplice de las actuaciones dictatoriales del gobierno (dictatorial en el sentido de que tanto Rajoy como Zapatero han reconocido haber tomado medidas que no les gustan y que además van en contra del sentir popular).
 
Los jóvenes acompañados por sus abuelos empezaron a protestar por el centro de Madrid. Los maestros y sus alumnos se unieron. Los bomberos acamparon en varios jardines del ayuntamiento. Los médicos y sus pacientes levantaron las pancartas. Jueces, fiscales y abogados han empezado a protestar contra las medidas del mesías Gallardón. Incluso los mismos policías utilizados para reprimir las manifestaciones se están dando cuenta que no son más que peón del gobierno de turno.
 
Antes los políticos nos manipulaban y nadie protestaba porque económicamente las cosas nos iban relativamente bien. Ahora, mientras hay gente desahuciada, no podemos entender cómo tenemos que dar 1.800 euracos a más de 300 diputados para ayudarles a buscar alojamiento en Madrid (además del sueldo, dietas correspondientes y bonificaciones por varios oficios adicionales).
 
Mientras nos preocupamos por conseguir un kilo de azúcar para que los niños desayunen, no podemos seguir pagando Ipad y Iphone a diputados y senadores que no son capaces de solucionar nada, ni siquiera tienen una idea válida para sacarnos de la crisis económica. Cuando la gente lleva pancarta pidiendo “que el siguiente parado sea un diputado”, están manifestando la inutilidad de esos órganos que no sirven para nada.
Todos pagamos impuestos directos e indirectos para mantener los servicios públicos, la justica, la sanidad, la enseñanza, etc. ¿Por qué nos manipulan, y lo repetimos continuamente, que la sanidad es gratuita, que la justicia es gratuita? Alguien tiene que pagarlo. Otra cosa distinta sería que no pagamos lo suficiente para mantener esos servicios. O que no haya pan para tantos chorizos. O que haya que eliminar todas las mamandurrias, como diría Esperanza Aguirre, consciente de que hay muchas mamandurrias en la clase política y sus enchufazos.

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