Os llamáis Antonio, Álvaro, Carmen, Piedad, Pilar,
Rubén, etc. La mayoría de vosotros no habéis estado en África Negra. No tuvisteis
compañeros negros en vuestros colegios, ni en vuestros trabajos. Nos conocisteis
recién aterrizados en Madrid, a penas pronunciando sólo una palabra en
castellano: “buenos días”. Con todas las letras. Con la lentitud y el esfuerzo
de alguien que sabe que no sabe nada. Y que se encuentra en un mundo tan
distinto y tan extraño.
Aunque hablábamos lenguas de blancos como inglés o francés y creíamos en las religiones de blancos, nunca habíamos visto tantos blancos juntos. Y creedme, eso impresiona. Un punto negro en la nieve, como dicen los chistosos, es un blanco perfecto. Un blanco perfecto para las burlas, el desprecio, la invisibilidad, la marginación. Como no hablábamos vuestra lengua, sólo interpretábamos vuestras miradas: miradas acogedorasy animadoras; gestos compasivos y cariñosos; pocas palabras pero profundas que nos animaron a sentirnos, poco a poco, uno de los vuestros.
Si
nos sentimos integrados en la sociedad española, es gracias a gente buena como
vosotros, Antonio, Álvaro, Carmen, Piedad, Pilar, Rubén, gente que sabéis que
venimos con facturas sin fortunas, que dejamos nuestras raíces porque sólo nos
quedaba elegir entre huir o morir; vosotros que a veces os enfrentáis a
vuestros amigos y familiares que no entienden porqué podéis tener amigos negroafricanos,
negros que no estamos civilizados, negros que no creemos más que en el islam
(vosotros sabéis que muchos españoles creen que todos los negros somos musulmanes).
Agradecemos el esfuerzo que hacéis para
aprender nuestros nombres exóticos y nuestras culturas ancestrales. Agradecemos
la paciencia que tenéis para escuchar nuestros sueños rotos. Sabemos que tenéis
vuestras dificultades, salud delicada, crisis laboral arrolladora, tiranteces que
no faltan en ninguna familia humana, que si no nos habláis de ello no es por
desconfianza hacia nosotros sino más bien porque no queréis cargarnos con más
canciones tristes. Vuestro entusiasmo continuo es nuestra salvación.
Vuestra solidaridad nos ayuda a integrarnos en España. Vuestra comprensión hace
que vuestros hermanos blancos reaccionen ante tantas injusticias que el mundo
civilizado sigue cometiendo hacia nuestros pueblos. Si los negroafricanos
sentimos España como nuestra patria es porque vosotros nos habéis demostrado que la patria no
es donde uno nace sino donde uno realiza sus sueños. Y en España
intentamos realizar nuestros sueños.
Compartimos estos momentos de la crisis
brutal. Vosotros, buena gente, sois el colchón familiar que nos falta. Yo no sé
si sabéis la grandeza de vuestros gestos, pero nosotros somos conscientes de que existimos
porque estáis allí. No sois profesionales de grandes ONGs que muchas
veces nos invisibilizan y nos tratan con autentica indiferencia. Podría dar
nombres de esas ONGs, cómplices de las injusticias institucionales; ONGs que
maman de las arcas del Estado, ONGs que tienen directivos con sueldos
millonarios, ONGs que incluso desvían fondos hacia inversiones inmobiliarias.
No doy nombre porque sé que ya las conocéis y estáis indignados. “Sinvergüenzas”,
murmuráis. “Hijos de la G.P.”, decimos nosotros para mostraros que gracias a
vosotros hemos aprendido vuestra lengua y que incluso sabemos decir palabrotas.
Que
los dioses de nuestros antepasados sigan guiando vuestros pasos para que veáis
como vamos consiguiendo “step by step”, nuestros sueños gracias a vuestra cercanía. Os pido
que os sintáis orgullosos de vuestros gestos hacia nosotros, que si a veces os
decepcionamos no es porque somos inútiles: somos débiles como vosotros; entre
nosotros hay buenos y malos (ya sé que no creéis en el repugnante mito del
negro bueno inventando por los colonizadores). Nosotros somos porque sois con nosotros lo que
somos. Creedme, los valientes sois vosotros Álvaro, Carmen, Piedad,
Pilar, Rubén y demás que no puedo nombrar por economía estilística. Os doy mi
memoria y la memoria de todos los negroafricanos porque sé que casi todos
firmarían esta entrada. ¿O no Ibra, Issoufa?