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Cécile Kyenge, Ministra italo-congoleña de la Integración |
Llevo
varias semanas leyendo en los medios de comunicación distintos artículos sobre
la Ministra italiana de la Integración, Cécile
Kyenge Kashetu. Desconozco si Cécile está acertando en la política
de la inmigración en Italia. Lo que sí que parece claro es que los insultos que
está recibiendo por parte de los partidos racistas Forza
Nuova y Liga Norte no se
refieren a su gestión ministerial. Se la está atacando por ser mujer y negra, y
eso es repugnante.
Ante todo quisiera manifestar mi solidaridad más
profunda hacia Cécile y todo el gobierno italiano, y me quito el sombrero ante
el Primer Ministro italiano que le dio la cartera ministerial. Estados Unidos,
Italia y Francia saben premiar los talentos, independientemente del color de la
piel.
Cécile llegó de Congo-Kinshasa en 1983 (nació en
la provincia de Katanga en 1964) con la intención de estudiar Medicina en
Italia. Se doctoró en Medicina y Cirugía por la Universidad Católica del
Sagrado Corazón de Roma y se casó con un ingeniero italiano. Tiene dos hijas.
Cécile, una mujer
luchadora
Las crónicas cuentan que a los 19 años, Cécile
Kyenge, que había empezado la carrera de Farmacia en Kinshasa, obtuvo una beca
para cursar Medicina en Roma: no llegó a tiempo y perdió la beca y el permiso
de residencia por estudios. Sin papeles, consiguió alojamiento en un convento
de monjas y consiguió algo de dinero cuidando a personas mayores mientras
aprendía italiano. Un año después logró matricularse en Medicina y, tras acabar
la carrera, hizo la tesis en Pediatría y se especializó en Oftalmología: "Aunque me gradué con notas altas, no podía trabajar
porque necesitaba la ciudadanía. Además, siempre encuentras a gente que no
quiere que la toques por tener otro color de piel".
Desde que llegó a Italia, colaboró activamente
en las Asociaciones de derechos humanos, hasta que cumplidos 40 años decidió
entrar en políticas a través de las formaciones de izquierdas. En 2004 fue
elegida Concejal por Demócratas de Izquierdas, en febrero 2013 fue elegida
Diputada del Partido Democrático y el 30 de abril 2013 fue nombrada Ministra de
Integración y Cooperación Internacional por el Primer ministro italiano Enrico
Letta.
Desde su nombramiento como Ministra, no cesa de
recibir ataques por partes de partidos políticos racistas: se la llama “mono congoleño, “negrata” y “zulú” y se la
invita a volver a África so pena de ser asesinada si se queda en Italia.
El 9 de
mayo de 2013, una pancarta xenófoba fue colgada en frente de la sede de su
partido: “Kyenge, regresa al Congo”,
se podía leer. El ex-senador de Liga Norte, Erminio
Boso declaró: “Yo soy racista, nunca lo
he negado. La Ministra Kyenge debe quedarse en casa, en el Congo. Es un extraño
en mi casa. ¿Quién ha dicho que ella es italiana? Su nombramiento fue una gran
mierda”.
Mario
Borghezio, Diputado europeo y
miembro de Liga Norte llamó al Ejecutivo de Enrico Letta “el Gobierno del bonga-bonga” y afirmó que “sin duda Cécile es una buena criada, pero no puede ser una
buena Ministra. Su elección como ministra es un elogio a la incompetencia”.
Añadió que Cécile contaminará Italia con "tradiciones tribales".
El 13 de
junio 2013, Dolores Valadro, concejala de
Liga Norte en Padua, se extrañaba que nadie haya violado ya a la Ministra: “Pero, ¿no hay nadie que la viole para que así pueda
comprender lo que siente la víctima de tan doloroso delito? ¡Vergüenza!”.
El 14 de
julio de 2013, el vicepresidente del Senado italiano, Roberto Calderoli, la comparó con un orangután: “Yo me consuelo cuando navego en Internet y veo las
fotografías del Gobierno. Amo a los animales, a los osos y lobos como es
conocido, pero cuando veo las imágenes de Kyenge no puedo dejar de pensar,
aunque no digo que lo sea, en las facciones de orangután”.
¿Qué opina
Cécile de todo esto?
Cécile
Kyenge defiende una Italia multirracial y sin prejuicios y afirma que “Italia no es un país racista: es una tierra de acogida y
hospitalidad”. Nunca ha negado sus orígenes africanos: “se nace africano y se queda africano, independientemente del
país en que uno viva: somos africanos para toda la vida”. No le
gusta los eufemismos: “Yo no soy una mujer de color,
soy negra y lo digo con orgullo”.
Sostiene
que el enfrentamiento político "tiene que
llevarse a cabo sobre el plano de los contenidos, no tiene que basarse en las
ofensas". Y es muy prudente en sus afirmaciones: “Las
palabras de Calderoli no las tomo como una ofensa personal, sino que me
entristecen por la imagen que damos de Italia. Creo que todas las fuerzas
políticas tienen que reflexionar sobre el uso que hacen de la comunicación.
Se tiene que hacer un debate serio en el interior de la Liga para saber si
Calderoli tiene intención de continuar su batalla política con las ofensas",
dijo Kyenge.
¿Por qué
aguanta tantos insultos cuando podría estar tranquila en su consulta de
oftalmología? “Lo que me da fuerza de continuar en
política es la idea de que si nosotros los africanos no somos representados en
las instituciones, allí donde se toma las decisiones, seremos los primeros en
lamentarlo. Y nuestros hijos sufrirán las consecuencias”. Una mujer
ejemplar para los demás inmigrantes: "Los insultos no me afectan porque
tengo un objetivo. Mi presencia al frente del Ministerio es una oportunidad
para demostrar a muchos emigrantes que ellos también pueden salir adelante. Y
esto es mucho más importante que responder a los insultos".
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