domingo, 11 de enero de 2009

ONU: un organismo que no sirve, no sirve para nada

Un obispo francés, Gallo, hace un par de años escribió un libro con el titulo “Una Iglesia que no sirve, no sirve para nada”. Fue expulsado de su diócesis por el Papa Juan Pablo II. En realidad este obispo, que más tarde se declaró homosexual, criticaba la pasividad de la Iglesia ante tantas injusticias mundiales. No se puede predicar el amor universal, la gratuidad, el perdón y no ser compasivos con los más débiles de este mundo. Esta reflexión es aplicable a la ONU, un organismo sin sentido y sin fuerza moral, al servicio de los intereses y caprichos de Estados Unidos y sus aliados. Si hay un organismo pervertido en este momento, éste es la ONU. Y si hay un organismo que debería desaparecer ya, éste es la ONU. Reto a todo el mundo para que me demuestre una misión en la que la ONU haya tenido éxito. Lo que no deja de sorprenderme es que con tantos fracasos este organismo siga llamándose Organización de las Naciones Unidas, cuando realmente es el fiel reflejo de las naciones divididas. Fracasó en los Balcanes, en Rwanda, en Sierra Leona, en Angola, en Liberia; está fracasando en Congo, en Mali, en Sudán, en Afganistán, en Palestina, etc. La lista es interminable.

La ONU es un cadáver maloliente que molesta a todo el mundo y que nadie quiere enterrar. Lo dice la gente que han estado muy cerca de sus despachos. Los misioneros se quejaron amargamente cuando vieron sus actuaciones contra los refugiados rwandeses en Congo en los años 1994. Lo único que interesaba a sus funcionarios era que las televisiones sacaran su bandera en la entrada de los campos de refugiados. Con razón Emma Bonino, la Comisaria de la Unión Europea en los años 1996 afirmó que la bandera de la ONU era el auténtico cadáver que encontraba en los campos de refugiados. Esta italiana, con el cuerpo frágil como el de la vicepresidenta española, no se mordía la lengua cuando tenía que decir la verdad. Contestando a los periodistas europeos que querían saber cómo los militares habían logrado matar a los serbios que habían encontrado refugio en el cuartel general de la ONU en 1996, harta de la frialdad de la comunidad internacional en los conflictos bélicos, les contestó que “s’il y a un cadavre dans toute cette histoire, c’est bien le drapeau des Nations Unies”. Estaba convencida, igual que la mayoría de los ciudadanos occidentales, que “rien ne bouge si les Etats-Unis ne bougent pas”, y que la bandera de la ONU es el primer cadáver que se encuentra en los conflictos armados (consultar las declaraciones en el periódico francés, Libération, del 26 de noviembre de 1996).

martes, 6 de enero de 2009

¿A qué te recuerdan las matanzas de Gaza?

Hay quienes dicen que el estado judío sigue pervirtiendo adrede el sentido de la religiosidad católica. Es que mientras se celebra el aniversario del nacimiento del “Príncipe de la Paz”, Israel aprovecha para navegar en el sentido contrario, fiel a su “Dios Guerrero y Vengativo”, tal como se autonombra en el Antiguo Testamento. Sus soldados se prepararon para recibir al Salvador desde sus tanques y buques de guerra, matando a niños inocentes como en el tiempo de Jesús con la matanza de los niños inocentes por parte de Herodes. El Adviento, tiempo de espera para los católicos, fue un tiempo de sembrar odios entre los palestinos. Lo más curioso de esta triste historia es que los dirigentes judíos, apoyados por más del 70 % de la población, defienden las masacres de niños inocentes como víctimas colaterales.

Si miramos la historia, encontramos paralelismo en varios episodios en los que inocentes fueron utilizados por dirigentes asesinos, con el asombro de que casi todo el país les estaba brindando un apoyo incondicional. Son muchos quienes se preguntan cómo los alemanes fueron atrapados por un discurso irracional de Hitler y no se manifestaron en contra de sus planes bélicos. Un gran número de científicos, pensadores y religiosos se colocaron detrás del caudillo para matar a los judíos inocentes. Hoy, Estados Unidos y más del 70 % de la población judía se colocan detrás del ejército hebreo para matar a niños inocentes palestinos, por si acaso mañana se les ocurre convertirse en terroristas. Son las maravillas de la guerra preventiva. Algunos iluminados son capaces de ver diferencias entre las guerras: unas serían buenas, otras malas, dependiendo de la motivación. La guerra en la franja de Gaza sería una guerra buena para algunos. Para otros, la guerra es una maldición en manos de unos malos dirigentes. En Alemania de Hitler, todo un ejército aplastó sin piedad a muchos judíos desarmados. En la franja de Gaza, el todopoderoso ejército hebreo está aplastando, con arrogancia, a todo un pueblo de refugiados palestinos armados con piedras. David contra Goliat, asesinos contra inocentes. Mientras tanto, los ejecutivos de la ONU siguen disfrutando con el dinero de los contribuyentes.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Algunos consejos para salir del túnel encurvado



1.-Siempre que alguien me ha pedido un consejo sobre una situación personal algo compleja le he dado dos consejos básicos: simplificar la situación y evitar entrar en un callejón sin salida. Estoy convencido de que las situaciones simples son mejor abordables. También estoy convencido de que el callejón sin salida es el fin del camino. Saber que no estás atrapado en un túnel te garantiza una cierta libertad para actuar con márgenes de error sin perder la pista de salida. Y si cuentas con la complicidad de la simplicidad de la situación, el optimismo y la esperanza son la mejor garantía para conseguir tus metas.

2.-Es verdad que la mayoría de las veces uno no se da cuenta del rumbo que está tomando su sendero, sobre todo si no se para a pensar. Por eso creo que es bueno y sanativo realizar un chequeo emocional de vez en cuando para ver si la velocidad que se ha alcanzado es la adecuada a sus fuerzas, al camino y al entorno. Esto no resulta fácil porque en mundo deshumanizado son pocos quienes tienen tiempo para estar a solas consigo mismo. En cambio son bastante quienes se levantan temprano, desayunan con prisa para no llegar tarde al trabajo. La costumbre no les impide estresarse con sus tareas profesionales. Comen con prisa para seguir trabajando. Cuando llega el cierre, las puertas de las empresas se convierten en la salida al mundo feliz y deseado: un par de llamadas a los amigos, si hay suerte, un par de copas con ellos, pero siempre con la mirada puesta en el reloj. En su casa, los únicos actos conscientes son escasos. Lo normal es encender el televisor, asearse mientras se prepara la cena, comer de prisa para no llegar tarde a la cita con el sueño porque mañana será un nuevo día. O más bien otro día más.

3.-Son muchos quienes nos vemos atrapados por la cotidianeidad. La monotonía no es aconsejable para nada porque, como se suele decir, los caminos más peligrosos son los que no tienen curvas. No es lo mismo conducir un coche por un puerto de montañas con muchas curvas que conducirlo en una carretera recta en una llanura. Una carretera con curvas, igual que una situación crítica, exigen atención máxima. En cambio la carretera recta, igual que la normalidad, implican relajarse, fiarse sin motivos. Es cierto que uno no puede vivir siempre en la liminalidad porque con el tiempo se minan sus fuerzas, pero hay que estar preparado para bordear la frontera sin caer en los surcos.

domingo, 7 de diciembre de 2008

En un túnel encurvado

Hace poco me decía un amigo que se encontraba en un túnel con curvas. Me quedé impresionado por la gravedad de su situación vital. Hasta ahora la metáfora de un túnel era la máxima expresión de una situación límite. Pero si añadimos curvas al túnel, el vértigo es una garantía absoluta. Una tal situación exige una máxima concentración, so pena de estrellarse contra cualquier objeto que tenga movimiento. Primero porque la poca luz que hay en el túnel no es natural, lo que a veces suele desconcertar: uno no sabe si está viajando de día o de noche. Segundo porque las curvas impiden ver la salida, lo cual aumenta bastante la angustia y el estrés de saberse atrapado en un callejón sin salida. Da la sensación de que nadie puede abandonar vivo ese túnel encurvado. Así las cosas, es inútil seguir intentando controlar la situación. Es mejor adelantar el final, abreviar los momentos de sufrimiento. Parafraseando a Albert Camus, no hay mayor tragedia que un trabajo inútil y sin esperanza.

En un túnel encurvado, el fracaso es la única garantía posible. Pero por desgracia el fracaso no es ningún motivo de esperanza. Una persona que se encuentra atrapado en un túnel encurvado se siente bloqueado, sin ánimos de tomar ninguna decisión, cualquier que sea sus consecuencias. No sabe qué hacer. No tiene dónde elegir. Está inmovilizada. No acepta consejos porque sencillamente sus estados conscientes no tienen consistencia. La salida de su situación arrastra, inevitablemente, mucho dolor y muchas heridas. ¡Nunca la oportunidad había exigido tanto sacrificio! Pero lo importante, creo yo, es salir, cueste lo que cueste.

Cuando una persona se encuentra en un túnel encurvado, si no logra abandonarlo en poco tiempo, al final se queda solo ante la realidad. La mayoría de sus allegados se preocupan por su estado sólo durante un tiempo. Cuando no ven logros de sus esfuerzos le acaban abandonando porque nadie ve sentido en un trabajo inútil y sin esperanza. Entonces le aconsejan ponerse en manos de los profesionales, convencidos de que los problemas se han convertido en una enfermedad. Desaparece la cercanía y el cariño de los amigos y entra en escena la frialdad de un profesional y la compasión de los amigos.

domingo, 30 de noviembre de 2008

La ignorancia mata


En los pocos ratos libres que tenemos en el curro estuve hablando, el otro día, con tres compañeros acerca del espíritu africano. Uno de ellos sostenía que los africanos son pobres porque son poco trabajadores (el mismo tópico lo oigo en referencia a los andaluces o a los latinoamericanos). Decía que los africanos son muy conflictivos, que por eso están siempre en guerra. Las disertaciones de mi compañero venía porque se me había ocurrido afirmar que en muchos pueblos de África la gente duerme la siesta. Y me compañero entendía que eso era perder tiempo, que la siesta es una puerta a la pobreza. No quise debatir sus afirmaciones porque sé que es una buena persona y que sus argumentos surgen de la tremenda ignorancia y del miedo a conocer los otros mundos. El bueno de mi compañero se quedó atrapado en la mentalidad colonial, con una dosis de arrogancia y superioridad mamada desde una familia campesina, cerrada y reacia a la interculturalidad.

Mi compañero no está en el departamento que tiene mucho trabajo ni tiene horario nocturno. No le veo sudando a gota gorda. De hecho tuvo tiempo para hablar conmigo, cuando podría haber estado en su puesto de trabajo revisando las tareas pendientes. Es más: si fuese un buen trabajador no estaría trabajando donde está. Sería un funcionario del estado o un profesor universitario. Con tantas oportunidades que tuvo en su vida, si hubiese sido un buen estudiante, sería alguien diferente, con una mentalidad diferente. Es de los que creen que en África no hay artistas ni científicos. Eso es pura ignorancia. Estoy seguro de que una persona que conoce bien a los africanos, como mis amigas madrileñas Pilar y Piedad no harían tales afirmaciones. Es más: ellas se enfadarían con él. Igual que me enfado cuando algunos compañeros afirman que los argentinos son vagos. Igual que me enfado cuando mis colegas que viven en Holanda vienen a España y se sorprende porque creen que los españoles son vagos y están siempre de fiesta (afirmaciones de africanos que viven en Holanda). Es ignorancia. Me parece poco inteligente realizar afirmaciones de este tipo. Como las que dijo una presentadora de televisión que se llama Cristina: “Yo me pregunto (con cara de intelectual): si la naturaleza es tan sabia, ¿por qué hay tantas riquezas en los países pobres? (hablaba del conflicto congoleño)”. Ni los mejores filósofos de la contradicción o del absurdo habrían llegado tan lejos. Si el asunto no fuera tan dramático me troncharía de risa con Cristina. Diría: ¡Joder, qué profundidad! Me parece adecuado decir: ¡Joder, cuánta ignorancia!

sábado, 22 de noviembre de 2008

Un poco de historia sobre África

A.- Una raza inferior a las demás
Los pueblos negroafricanos están marcados fundamentalmente por su encuentro con el hombre blanco a través de la trata de los negros, la colonización y el neocolonialismo.Es cierto que la esclavitud y la servidumbre personal son instituciones conocidas universalmente y en casi todas las épocas. Pero el caso de que toda una raza negra fuera considerada como inferior a la raza blanca, se le condenaran a la esclavitud antropológica a través de su negación del ser, de los trabajos forzosos al servicio de los blancos, es un fenómeno especial. Es una herida que todavía sigue abierta en muchos pueblos africanos, y una humillación que condicionan su relación con las demás razas.

2.- Más de 10 millones de esclavos
Los historiadores afirman que el número de negros comprados como maderas y llevados al continente americano para su explotación es espectacular. Desde el principio del siglo XVI hasta hace tan sólo 100 años, “entre diez y quince millones de africanos fueron sacados por la fuerza de África. A este tráfico occidental hay que añadir una cantidad semejante, o aún mayor, que los árabes sacaron por las costas orientales”.

3.- Una colonización muy caprichosa
En la Conferencia de Berlín (1884-1885), los países europeos reunidos bajo pretextos humanitarios y antiesclavistas asentaron las bases “legales” para reemplazar la trata de negros por su colonización. Para justificar esta decisión político-económica, los políticos europeos se dotaron de una ideología propia basada en varios argumentos: “atraso moral del indígena, mala explotación de las tierras, derecho de protección al débil, deber de la civilización, derecho al libre comercio y circulación, etc. Una vez que se justificó la presencia se invocaron los títulos de ocupación que suelen resumirse en tres: cesión contractual, adquisición mediante guerra justa e interés superior por la paz.”. Según Baur, “a los ojos de la Europa colonizadora, los africanos eran salvajes a los que había que civilizar, hijos malditos de Cam a los que había que salvar, niños grandotes a los que había que educar. Para ellos no existía una cultura africana, sólo costumbres tribales; ni tampoco religión, sólo supersticiones estúpidas y cultos diabólicos. Nada le quedaba al africano de lo que pudiese sentirse orgulloso. Fue estigmatizado con un complejo de inferioridad. Ante sus amos europeos, la servidumbre era su mayor virtud” (BAUR (1996) 290).

4.- Muchos africanistas alzan su voz
En sus últimos trabajos, el africanista español, Gerardo González Calvo, denuncia que “los pueblos de África vuelven a sufrir en sus carnes una nueva esclavitud, más sutil pero no por eso menos dramático, que la padecida entre los siglos XVI y XIX”. Según este Director de una de las revistas más prestigiosas sobre la información y la documentación africana, Mundo Negro, “se vuelve a caer en la trampa del ser superior, porque el blanco occidental se sigue presentando como el hombre eficaz y defensor a ultranza de la humanidad doliente. Para ello sigue apareciendo como modelo de referencia, como el rico que sale al encuentro del pobre para darle parte de su riqueza, aunque se trate sólo de unas migajas que no alteran ni el ritmo de vida, ni el inmoderado consumo que mueve la implacable rueda de la producción”. Pero la verdad es que los negroafricanos siguen estando excluidos de los cenáculos en los que se reparten los poderes y las riquezas de su continente. Esta situación ha sido calificada por E. Mveng de “pobreza antropológica”. En efecto, “África es el único lugar donde la pobreza no constituye un fenómeno socioeconómico. Es la condición humana, en su raíz profunda, la que se ha visto tarada, traumatizada, empobrecida. La pobreza africana es una pobreza antropológica. Entre nosotros, la condición humana es una condición de precariedad, de endeblez. (...) Esta situación abarca al hombre, a todo hombre, a todos los hombres, a todos los niveles”.

5.- La inseguridad de los negros
En las condiciones actuales, el hombre negroafricano está despersonalizado: obligado a romper con las raíces históricas de su personalidad (trata de negros y colonización), a vivir aislado y abandonado (neocolonialismo y neocapitalismo), vive apresado por el complejo de inseguridad y de dependencia. Lo que busca es esencialmente la salvación, es decir, la integridad, la seguridad, la perennidad de la vida y de la liberación total y definitiva de las amenazas de la muerte. Por eso, en contextos negroafricanos, “la misión de la religión es liberarnos del reinado de la inseguridad, de la incertidumbre, de la inquietud, o sea, proporcionarnos la seguridad, la certeza y la paz”. Esta misión se espera tanto para los seglares como para los sacerdotes y consagrados.

6.- Un par de conclusiones
1. La esclavitud y la servidumbre personal son instituciones conocidas universalmente y en casi todas las épocas. Pero el caso de que toda una raza fuera considerada como inferior al ser humano, se le condenarán a la esclavitud antropológica a través de su negación del ser, de la venta y de los trabajos forzosos sólo se encuentra en África Negra: “la esclavitud y la trata no eran percibidas generalmente como un mal y solamente se deploraban los abusos, no la institución como tal, tanto entre los europeos como entre los africanos” (BAUR (1996) 104).

2. Desde el principio del siglo XVI hasta hace tan sólo 100 años, alrededor de 13 millones de africanos fueron conducidos a la fuerza al continente americano para ser esclavos de los blancos. En realidad, el proceso colonial de América y la extensión de la esclavitud de los negros fueron de la mano. La esclavitud de los indios fue rechazada por razones doctrinales, decisión que no impedía su trabajo forzoso al servicio del blanco europeo. En cambio la trata de los negros era legal, incluso a los ojos de los religiosos. De hecho, algunas congregaciones religiosas tenían esclavos negros. Cuando en el siglo XIX “los misioneros pasaron a ser los protagonistas de la lucha antiesclavitud, todavía permanecía en su subconsciente, la imagen de los “africanos subhumanos” que infectaba las relaciones euroafricanas como un virus” (BAUR (1996) 106).

viernes, 14 de noviembre de 2008

Michelle Obama

1.-No me resisto a seguir escribiendo sobre las elecciones presidenciales de Estados Unidos de América porque la elección de Obama como presidente significa un gran relanzamiento de la autoestima de los negros. Pero Barack Hussein Obama (Honololú, 1961), el orgullo de los negros y la esperanza de muchos ciudadanos, hijo de un negro africano (Obama) y de una madre blanca (Ann Duham) no construye su discurso sobre la desigualdad racial ni se apoya principalmente en los movimientos afroamericanos. Alterna un discurso idealista como haría cualquier izquierdista con un pragmatismo político propio de los liberales, todo ello envuelto en un romanticismo histórico. En general no suele hablar directamente del pasado sufrimiento de los afroamericanos, pero en boca de Ann Nixon Cooper, la anciana negra de 106 años que citó en su discurso electoral, todo el mundo captó el mensaje. Y la misma anciana vino a expresar lo que algunos “progresistas” no se atrevían a confesar públicamente: "Nunca imaginé a un presidente que no fuera blanco, pero veo que las cosas pueden cambiar". Efectivamente, las cosas pueden cambian. De hecho las cosas cambian. Y algunas cosas deben cambiar.

2.-En los grandes discursos, Obama tiene un hueco para hablar de sus mujeres: su abuela materna que acaba de fallecer, sus dos hijas Malia y Sasha, y por supuesto, su mujer Michelle. El papel de Michelle en la campaña presidencial fue crucial para llegar a las clases obreras. Mientras Obama podría aparecer, para algunos sectores, como un político elitista, arrogante y alejado de los problemas de la clase trabajadora, Michelle es vista como uno de ellos porque sus antepasados fueron esclavos y ella misma nació en un hogar humilde. Tiene un discurso más duro y directo en algunos temas de actualidad. Antes de la Convención Demócrata de Denver que proclamó su marido candidato a las presidenciales, sus discursos le valieron las primeras críticas por parte de los sectores conservadores que la acusaron de tener mal carácter, de ser el emblema de la “mujer negra cabreada” (angry black woman). Le acusaron de estar resentida con la sociedad blanca norteamericana que maltrató a sus progenitores. Ella misma declaró, cuando su marido fue elegido candidato demócrata, que era la primera vez que se sentía “realmente orgullosa” de su país, lo que se interpretó como una alusión al pasado racista de su país. Llovía sobre mojado porque los periodistas habían indagado en sus estudios en la Universidad de Princeton, y habían dado con su tesis doctoral titulado “Los negros educados en Princeton y la comunidad negra”. En este estudio relataba cómo sus experiencias en la época universitaria le habían hecho darse cuenta más que nunca de su “negritud”. Y posiblemente éste sea uno de los datos que hacen que Michelle goce del inmenso cariño de muchos afroamericanos. En los próximos meses veremos hacía dónde dirigen sus primeros guiños, y sabremos quién es realmente Michelle Obama para sus compatriotas.