domingo, 30 de noviembre de 2008
La ignorancia mata
En los pocos ratos libres que tenemos en el curro estuve hablando, el otro día, con tres compañeros acerca del espíritu africano. Uno de ellos sostenía que los africanos son pobres porque son poco trabajadores (el mismo tópico lo oigo en referencia a los andaluces o a los latinoamericanos). Decía que los africanos son muy conflictivos, que por eso están siempre en guerra. Las disertaciones de mi compañero venía porque se me había ocurrido afirmar que en muchos pueblos de África la gente duerme la siesta. Y me compañero entendía que eso era perder tiempo, que la siesta es una puerta a la pobreza. No quise debatir sus afirmaciones porque sé que es una buena persona y que sus argumentos surgen de la tremenda ignorancia y del miedo a conocer los otros mundos. El bueno de mi compañero se quedó atrapado en la mentalidad colonial, con una dosis de arrogancia y superioridad mamada desde una familia campesina, cerrada y reacia a la interculturalidad.
Mi compañero no está en el departamento que tiene mucho trabajo ni tiene horario nocturno. No le veo sudando a gota gorda. De hecho tuvo tiempo para hablar conmigo, cuando podría haber estado en su puesto de trabajo revisando las tareas pendientes. Es más: si fuese un buen trabajador no estaría trabajando donde está. Sería un funcionario del estado o un profesor universitario. Con tantas oportunidades que tuvo en su vida, si hubiese sido un buen estudiante, sería alguien diferente, con una mentalidad diferente. Es de los que creen que en África no hay artistas ni científicos. Eso es pura ignorancia. Estoy seguro de que una persona que conoce bien a los africanos, como mis amigas madrileñas Pilar y Piedad no harían tales afirmaciones. Es más: ellas se enfadarían con él. Igual que me enfado cuando algunos compañeros afirman que los argentinos son vagos. Igual que me enfado cuando mis colegas que viven en Holanda vienen a España y se sorprende porque creen que los españoles son vagos y están siempre de fiesta (afirmaciones de africanos que viven en Holanda). Es ignorancia. Me parece poco inteligente realizar afirmaciones de este tipo. Como las que dijo una presentadora de televisión que se llama Cristina: “Yo me pregunto (con cara de intelectual): si la naturaleza es tan sabia, ¿por qué hay tantas riquezas en los países pobres? (hablaba del conflicto congoleño)”. Ni los mejores filósofos de la contradicción o del absurdo habrían llegado tan lejos. Si el asunto no fuera tan dramático me troncharía de risa con Cristina. Diría: ¡Joder, qué profundidad! Me parece adecuado decir: ¡Joder, cuánta ignorancia!
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2 comentarios:
Coño Elie!
Que tal todo hombre?
Mira, te voy a dejar un comentario referente a tu entrada, que descubrí hoy (lo tenía en Favoritos pero lo perdí y estava navegando por el Blog de Erika y descubrí el Trackback).
Según comentas del compañero hasta me podría aventurar a darte nombres jajaja. En verdad cómo me alegro de haber perdido de vista a más de uno. Y es que ya sabes que ser de derechas se cura leyendo, pero mola más ver Telecinco...
En otra ocasión que te hable de que en África son pobres porque os tiráis todo el día guerreando, puedes hablarle de los s. XVI y sucesivos en Europa, que la de guerras que hubo entonces fue impresionante. Le puedes hablar también de los Diamantes de Sangre, monopolizados por una única empresa en el mundo, del colonialismo, de los golpes de estado organizados por la CIA... (por cierto, ¿sabías que el MI6 mandó a un agente a España para intentar cargarse a Franco?).
En fin. Echaba de menos tus reflexiones amigo. La verdad es que ahora que en clase veo a gente de mi edad a diario, echo en verdad de menos las conversaciones con vosotros, que me sacais varios añitos, para poder hablar de cosas serias...
Así tengo yo a mi compañero de piso: el otro día me voy al baño y cuando vuelvo me ha cambiado el documental de TV de la National Geographic por el puto "Física o Química".
En fin, que me enrollo y desvarío, te sigo el blog, y a ver si acabo de examenes y me paso a veros!
Gracias, Nahete. Un abrazo.
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