martes, 24 de mayo de 2011

La derrota electoral del PSOE


Tras su derrota electoral, los dirigentes socialistas afirman haber entendido el mensaje de su electorado, pero no dicen qué mensaje. No creo que el electorado socialista culpe al gobierno socialista de la actual crisis económica. Lo que no comparte es la gestión de la crisis; no haber hecho nada para aliviar la situación de los parados de larga duración. Sabiendo que el electorado socialista es exigente y no vota cualquier cosa, lo inteligente hubiera sido una campaña al estilo norteamericano: contacto directo con la militancia (no durante un meeting), escuchar las preocupaciones personales (no sociales) y dar una palabra de ánimo a los compañeros que han sido atrapados por esta crisis.

Los cargos del partido no han sabido fidelizar el voto de sus compañeros. Me decía un colega salmantino que no sabía quiénes eran los diputados socialistas al nivel nacional. No es normal que los salmantinos no sepan quiénes son sus representantes en la cámara estatal. Seguro que Juanes y Caldera tienen obligaciones nacionales que les impiden estar presentes en las reuniones de sus agrupaciones en Salamanca. Pero si no trabajan los votos, pronto dejarán de tener esas obligaciones. Si se quiere ganar, no se puede pretender representar a quienes no conocen. No basta un par de meeting para conseguir el voto. El electorado socialista no vota por disciplina: vota los proyectos. Y francamente en estas pasadas elecciones no había ningún proyecto socialista que llamara la atención.

A algunos dirigentes se les nota el plumero. Dice el extremeño Fernández que no necesita estar en la presidencia de la Junta, y que va a solicitar su vuelta a la medicina si IU no le presta sus votos para gobernar. Muy bonito. Encima con chantajes. Sus palabras suenan como que estaba allí por el poder, ¿no? Yo siempre he pensado que el que pierde se va a la oposición para prepara la próxima victoria: no se resguarda en sus antiguos refugios. O sea que las victorias tienen padrinos, pero las derrotas son huérfanas. Encima que no ha ganado, pretende que alguien asuma su fracaso. Así les van en Madrid, en Galicia, etc. Los que no son elegidos no quieren estar en la oposición porque allí hace mucho frío. Entiendo que si un político me pide confianza y se la doy, antes de dimitir debería preguntarme si estoy de acuerdo. Porque mi voto no es gratis.

sábado, 21 de mayo de 2011

¿Votar ahora?, no gracias

Los políticos dicen que votar es celebrar la fiesta de la democracia. Pero teniendo en cuenta la cantidad de alcaldes y concejales que han tenido que sentarse en los banquillos de los juzgados, votar puede ser entregar nuestras ilusiones en manos de unos manipuladores, oportunistas y mentirosos que se ríen de nosotros y sólo quieren engordar sus cuentas bancarias. En muchos casos, ayudar al pueblo se convierte en despojarle de sus ilusiones.

No puedo votar porque no sé a qué votar. Yo no voto a personas, voto los proyectos. Y francamente en esta campaña nadie me ha propuesto nada. Camps quieren tener un español en La Moncloa, como si ZP fuera extranjero. Además dice que si el pueblo le otorga la mayoría absoluta, los jueces no se atreverán a sentarle en el banquillo de los acusados. En esto sí que estoy de acuerdo con él. La Constitución española dice que la justicia emana del pueblo y se ejerce en el nombre del rey. Si el pueblo confía en Camps es porque le cree inocente.

No puedo votar porque si ZP acusa a sus adversarios de defender que los inmigrantes apestan pero azuza a la Policía Nacional para aumentar los controles de los extranjeros en las bocas del Metro y en los comedores sociales, me deja confuso. Si ZP defiende la dignidad de los inmigrantes, lo primero que tiene que hacer es dejar de acosarlos con la policía. De lo contrario, su discurso chirría.

No puedo votar porque a Rajoy todo le parece bien. Se niega a dar entrevistas; defiende lo que no cree; se deja mangonear por sus próximos; pretende hablar al mismo tiempo en nombre de los cinco millones de parados y de los tres sueldos de De Cospedal. Su discurso chirría.

No puedo votar porque no sé a qué se dedican los diputados europeos, los diputados de las Comunidades Autónomas, los diputados provinciales, los concejales de los ayuntamientos, etc… Si alguien sabe a qué se dedica un presidente de una autonomía, que me lo diga. Porque oigo Esperanza acusando a ZP de no crear empleos. Si el presidente del gobierno central es el único que crea empleos, soluciona problemas, entonces no me queda más remedio que esperar el año que viene para ir a votar. Es más: la derrota de unos puede ser la salvación de otros. Todos los estrategas saben que las elecciones se ganan a partir del mismo momento en que se pierden.

sábado, 14 de mayo de 2011

30 años sin Bob Marley

Hace 30 años (11/05/1981) fallecía el rey de reggae de un cáncer. Con tan sólo 36 años, su música y su reivindicación habían alcanzado todos los pueblos de la tierra. Actualmente, todos los estudios sostienen que es el tercer icono mundial después de Jesucristo y del Che Guevara. Camisetas, gorras, llaveros, pegatinas, etc… una serie de símbolos que hacen que nadie discuta el carisma mundial de Bob Marley. En torno a su figura se reúnen los amantes de la música reggae, los amantes de la marihuana, los defensores de la libertad y de los derechos humanos, los soñadores de un mundo unido bajo un mismo amor: one love, one song, one Lord!

Jesucristo fue asesinado por sus predicaciones de un amor universal; el Che fue perseguido y eliminado por su deseo de la libertad para todos los pueblos; Bob Marley, aunque murió de un cáncer, pocos años antes se había escapado milagrosamente del atentado de los agentes de la CIA norteamericana, tan acostumbrados a matar a quienes no piensan como ellos (mi humilde opinión es que no mata la CIA, matan sus agentes, seres humanos, de carne y hueso como diría Unamuno. Impersonalizar los verdugos y personalizar las víctimas es una de las grandes hipocresías del mundo llamado “civilizado”). Como decía, Bob Marley se escapó de las balas norteamericanas, pero cayó en las garras del cáncer. Vivió intensamente y murió joven. Pero su legado sigue vivo en muchos cantantes de reggae. Mucha gente creemos que Lucky Dube (sudafricano) y Alpha Blondy (Costa de Marfil) son los grandes discípulos de Bob Marley en África.

Lucky Dube murió hace un par de años víctima de un tiroteo. Uno de sus álbumes, Tax man, es sensacional. Sus canciones de amor bajo el ritmo reggae hacen que uno se emocione escuchándolas, sobre todo su coro de chicas con voces angelicales: I want to know what love is, reggae can show me; I want to feel what love is, reggae can show me.

En solitario, Alpha Blondy denuncia las injusticias sociales sin olvidar la importancia del amor: Travailler c’est trop dure, voler ce n’est pas bon, demander la charité, c’est quelque chose que je ne peux plus faire. Chaque jour que moi je vis, on me demande de quoi je vis, je dis je vis sur l’amour et j’espère vivre bien. En los años noventa, Alpha Blondy pidió que los africanos dejaran de lloriquear y de echar balones fuera y que se hicieran responsables y protagonistas de la historia de sus pueblos: les ennemis des africains ce sont les africains, que les rwandais génociden rwandais. En una de sus canciones empieza con un deseo que todos los africanos de bien llevamos en nuestro corazón: armée française, allez-vous de chez nous. Nous ne voulons plus l’indépendance sous votre surveillance. No queremos la independencia bajo la vigilancia occidental porque, ¿quién vigila a los vigilantes?

¡Viva Bob Marley, Viva la música reggae!

sábado, 7 de mayo de 2011

“Indignaos” con Stéphane Hessel

Hace un par de años, una antigua compañera, Patri, nos recomendaba a Lidia y a mí un libro que ella llamaba en lenguaje grosero, "La puta Biblia para los hombres". En realidad, el libro de Fabio Fusaro se llama: "Mi novia: manual de instrucciones". Yo recomiendo, en términos humorísticos de Patri, "La puta Biblia para la sociedad occidental", o sea, el panfleto del francés Stéphane Hessel, que a sus 93 años nos pide un poco de indignación a lo largo de una treintena de páginas: Indignez-vous”.
Mientras leía este libro me he acordado de mucha gente que se indigna por el trato a los inmigrantes por parte de la administración: Pilar, Piedad, etc. El mismo Hessel escribe que es nuestra obligación velar todos juntos para que nuestra sociedad siga siendo una sociedad de la que podamos sentirnos orgullosos, y no esta sociedad de indocumentados, de expulsiones, de sospechas con respecto a la inmigración; no esta sociedad en la que se ponen en cuestión las pensiones, los logros de la Seguridad Social; no esta sociedad donde los medios de comunicación están en manos de los poderosos”.

Cuando me despierto temprano suele oír los comentarios de un periodista que se autodenomina “el catavenenos” (José María Izquierdo lee la prensa radical y la analiza brevemente). No les falta razón a quienes dicen que los medios de comunicación se han convertido, en España, en medios de intoxicación. Cuando no es así, convierten nuestra vida en un cúmulo de banalidades. En la reciente visita del incombustible Sarkozy con su esposa, incluso la prensa llamada “seria” en España se dedicó a comparar los traseros de la princesa Leticia y la primera dama francesa, Bruni, para ver cuál de las dos tenía un culo perfecto (que por otra parte, un culo perfecto es aquel que evacua bien). ¿Indigna verdad? Hace poco oí cómo una compañera de trabajo preguntaba cómo eliminar Telecinco de su televisor porque le indignaba la programación de ese canal, a pesar de que tiene mucha audiencia, de la que se encuentran Chris, Saray y más millones de españoles. ¡Dime qué canal ves, te diré cómo piensas!, diría mi antiguo profesor Flecha.

Hessel afirma que el motivo de la resistencia es la indignación” y que todos deberíamos tener nuestro propio motivo para indignarnos. En 2004, muchos españoles se indignaron con la participación del entonces gobierno en una guerra basada en mentiras, con la manipulación informativa acerca de los atentados en Madrid y fueron a votar masivamente. Dentro de poco, otros tanto irán a votar (o se abstendrán), muy indignados con la incapacidad del actual gobierno para enderezar la situación económica y poner freno a la especulación capitalista. Tiene razón Hessel cuando afirma que la indignación “es algo precioso. Cuando algo nos indigna, como a mí me indignó el nazismo, nos volvemos militantes, fuertes y comprometidos”.

Hace varios años discutía con mi amigo Pierre acerca del carpe diem, del postmodernismo según el filósofo italiano Vattimo, del fin de la historia según el norteamericano Fukuyama. Entonces éramos universitarios. Vivir y dejar vivir parecía guiar el espíritu reivindicativo de algunos compañeros universitarios. La preocupación de gran parte de la juventud era “con quién me voy de marcha o de botellón este fin de semana”. Beber toda la noche y dormir todo el día era su única aspiración. Los demás acontecimientos “se la sudaba”. No me extraña que de una juventud pasota a la dictadura consumista haya tan sólo un paso. No me extraña que ningún político se preocupe por el porcentaje elevado del paro entre los jóvenes españoles (porque son ellos los primeros que no se preocupan por nada). Lo malo es que siempre hay un político oportunista que hace suya la máxima (no recuerdo su autor): si el pueblo no tiene conciencia, vamos a darle conciencia”.
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FALLECE EL DIA 27 DE FEBRERO 2013
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/02/27/actualidad/1361954402_386955.html

domingo, 1 de mayo de 2011

El racismo institucional

1.- Breve introducción

En mis entradas antiguas he hablado de racismo social, racismo religioso y racismo antropológico. Ahora quisiera hablar del racismo institucional, basándome en el libro “El discurso político en torno a la inmigración en España y en la Unión Europea”, una obra de tres profesores de ciencias políticas de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona: Ricard Zapata-Barrero, Elisabet González y Elena Sánchez Montijano. Me sirvo de sus investigaciones para elaborar mi reflexión. Más de una vez citaré directamente sus opiniones.

En mi entrada anterior decía que un buen indicador para identificar los discursos sobre los inmigrantes radica en la forma de nombrarlos. Si generalizo en mis opiniones, es porque no me resulta fácil entrar en los detalles. Aclarado este punto, hagan la prueba y verán que la derecha española suele hablarnos de los extranjeros, de los inmigrantes legales, ilegales, clandestinos, incluso incivilizados en cuanto que sus modelos culturales son contrarios a la maravillosa civilización occidental. La izquierda española habla de ciudadanos extranjeros, nuevos residentes, personas en situación de ilegalidad, indocumentados, incluso desheredados de la Tierra.


2.- ¿Debe el inmigrante olvidar sus tradiciones?

Para la derecha, por supuesto que sí. Como el inmigrante llega por voluntad propia, el Estado español no tiene ninguna obligación de modificar su status porque el acto de inmigrar es voluntario: “si han venido por voluntad, también saben que encontrarán otra sociedad con un sistema de reglas diferentes que deberán aceptar” (analizan los profesores). El argumentario del Partido Popular es claro: si las personas vienen, deben olvidar sus culturas y tradiciones y aceptar, sin posibilidad de crítica, las reglas de juego de la sociedad de acogida. Una amiga mía que da clase de español a los inmigrantes africanos en Madrid me contó que un familiar católico le insta a evangelizar a sus alumnos, sobre todo a los musulmanes. Otra amiga nuestra, con creencias cristianas arraigadas, que da clase de alfabetización a las chicas africanas, se escandaliza de la pastoral de la inmigración en Madrid.


3.- ¿Es la inmigración un reflejo de la injusticia del capitalismo salvaje?

La izquierda tiende a pensar que la inmigración es consecuencia del reparto injusto de los bienes de la tierra, de un sistema económico que hunde en la miseria a la mayoría de los pueblos. “El acto de migración es percibido como la consecuencia de una cadena causal que tiene su origen y destino en los países desarrollados”. De ahí que la moral de una justicia global sea la que oriente la mayoría de los argumentos de la izquierda. Nadie se marcha de su tierra por capricho o por aventura. Muchas mujeres latinoamericanas dejan sus hijos pequeños para venir a buscar un trabajo en España. Es escalofriante escuchar la conversación telefónica de una madre latinoamericana dando instrucciones a la pequeña que dejó en su tierra. En el barrio de San José (Salamanca) conocí una señora que acudía a la cabina telefónica todos los días, a la misma hora, para hablar con sus hijos. Como la veía siempre que pasaba por ahí hacia las once de la noche, se lo comenté a un compañero que vivía en ese barrio y él me contó la historia. Es difícil imaginar el dolor de las madres inmigrantes que dejaron sus hijos en sus países, o que cruzan el Estrecho con ellos sin saber si el mar será compasivo. Incluso cuando el mar les ofrece una oportunidad, el político de turno se lo niega.


4.- ¿Se debe ir a la cárcel por no tener los papeles españoles?

Depende de tu origen. Yo no conozco un centro de internamiento para chinos, rumanos o latinoamericanos sin papeles. En cambio sí que hay varios para los negros sin papeles. Por eso hablamos de “racismo institucional”. Si un negro hace footing en los parques de Madrid, la primera impresión es que huye de la policía. Si un policía de paisano detiene un “moreno” (como dicen los españoles educados) en el Metro de Madrid, todo el mundo da por hecho que algo ha hecho. Si los policías entran en los comedores benéficos para identificar a “los de color” (como dicen los españoles educados), eso no es persecución racista porque los negros son siempre sospechosos. Naturalmente que el policía nacional de turno cumple órdenes (aunque hay quienes dicen que cuanto más detenga, más sube su productividad y más se notará en su nómina). No es ningún secreto que la identificación indiscriminada de los africanos en Madrid ha rozado a acoso policial bajo las órdenes de la ex delegada del gobierno en Madrid (ahora número dos en la candidatura socialista a la Comunidad de Madrid). Es fácil equivocarse de bando. Por eso en algunos casos es necesario un voto de castigo.

5.- ¿Es normal identificar inmigración con delincuencia?

En las últimas elecciones catalanas, la Sra. Camacho identificó a rumanos con delincuencia, aunque después dijo que no había leído el folleto popular en el que lanzaba su barbaridad. La derecha española sitúa el inmigrante sin documentos de residencia “fuera de la legalidad” y lo vincula directamente con la delincuencia. Basta con ver el telediario, ver ciertas cadenas de televisión o leer cierta prensa española. Para los profesores de la Universidad Pompeu Fabra, el vínculo entre inmigrante “ilegal” y delincuente no es fruto de la inferencia y de una interpretación, sino que es un vínculo explícito.


6.- ¿La sanidad es gratis para los inmigrantes?

Muchos creen que sí, igual que muchos creen que la sanidad es gratis para los españoles. El discurso del “co-pago” insinúa que la sanidad la paga el estado o la comunidad autónoma. ¿Pero quién paga el estado o la comunidad autónoma? ¿Alguien se fija en la nómina mensual cuánto ingresa a la seguridad social? La sanidad no es gratis, la pagamos entre todos. Lo único que hace el estado o la comunidad autónoma de turno es gestionar los recursos, que por cierto a veces los gestiona según su buen entender. Si la sanidad no es gratis para los españoles, sería una estupidez creer que lo es para los inmigrantes. Tanta generosidad sería sospechosa. Un sin-papel no puede tener un médico de cabecera porque no tiene la tarjeta sanitaria. Todo aquel que tenga una tarjeta sanitaria en vigor no puede ser un indocumentado para el gobierno español, porque estará empadronado, con pasaporte. Los inmigrantes que trabajan se pagan su seguridad social, como debe ser. Y tienen derecho a ser atendidos en los centros de salud sin que nadie les mire de reojo.


Algunas conclusiones

1.-La izquierda tiende a pensar que la inmigración es un beneficio y una oportunidad. La derecha española cree que la inmigración es un problema y supone un coste adicional al Estado de bienestar.

2.- Los políticos españoles construyen sus discursos a golpe de encuestas. En las elecciones catalanas, el discurso de los candidatos populares bordeó el racismo antropológico; pero la semana pasada el Sr. Rajoy presentó sus candidatos en Madrid y rechazó tener ideas anti-inmigrantes porque de entre sus candidatos hay varios extranjeros, incluso un negro que es actualmente alcalde de un pueblo madrileño.

3.- La opinión pública no tiene todos los detalles en materia de inmigración. Para los profesores, la derecha “construye sus argumentos y los varía siguiendo prácticamente los índices de los resultados de la opinión pública (básicamente los procedentes del CIS) y las percepciones que tiene la ciudadanía de la inmigración”. Entiende que “el interés del ciudadano, y, por lo tanto, su opinión, es un argumento de autoridad que justifica las posiciones políticas”. En cambio la izquierda tiene una concepción crítica de la opinión pública, “en el sentido de que no da por sentada su autoridad sin cuestionar antes las razones de la existencia de las percepciones que profesa.

4.- Para la derecha española, todo inmigrante que no esté en situación legal no debe tener acceso a los servicios públicos: sanidad, colegios, vivienda protegida, etc. Así se evita, según su línea de argumentación, el “efecto llamada”. Por eso el acceso a los beneficios del Estado de bienestar está condicionado a los papeles, no a la condición humana. La izquierda española sostiene lo contrario: los beneficios de las políticas públicas de bienestar deben concederse a los inmigrantes en tanto que personas. No se debería negar asistencia sanitaria a personas por razón de su situación administrativa, especialmente a mujeres embarazadas, menores de edad y situaciones de urgencias.

5.- Todo aquel que viva en España paga impuestos indirectos (el 18% del IVA), aunque sólo sea utilizando un teléfono móvil. De modo que todos, inmigrantes y nacionales, contribuimos a la economía española, cada uno según sus recursos. Como debe ser.

6.- No cabe duda de que el electoralismo sobre inmigración contribuye a la emergencia y consolidación de extremismos y discursos con tendencias xenófobas, como ha ocurrido en las últimas elecciones en Austria, en Francia y Holanda o en Cataluña. Háganme caso y analicen los discursos que están bombardeando nuestros oídos en estas vísperas electorales. Corregidme si me equivoco.

viernes, 29 de abril de 2011

Por sus discursos los conoceréis

Estoy leyendo un informe elaborado por tres profesores de la Universidad de Barcelona sobre la inmigración. Cuando lo termine subiré una pequeña síntesis al blog. Al parecer el discurso sobre la inmigración viene condicionado por las tendencias políticas, no por un análisis racional. Para empezar, la derecha considera que la inmigración es un problema. Para la izquierda, la inmigración es un fenómeno social. A partir de aquí, los cachorros de los partidos políticos tienen barra libre para verter todo tipo de barbaridades sobre la inmigración, naturalmente cuidando de no salir de lo políticamente correcto.

Un discurso políticamente correcto (a mi entender, muy perverso), empieza por afirmar que se tiene muchos amigos inmigrantes que se han integrado bien en España. Enseguida busca una diana que no cause escándalos. Es más aceptable hablar de inmigrantes musulmanes que de inmigrantes negros. Es mejor despertar ciertos sentimientos que la gente pueda tener hacia los rumanos, como ocurre en Cataluña. Todos hemos oído discursos como “no cabemos todos”, “los inmigrantes cometen muchos delitos”, “el pañuelo musulmán es símbolo de sumisión” (dicho por alguien que no quiso votar la ley sobre la igualdad de género). A mi parecer, algunos políticos españoles se esfuerzan en acercarse a sus colegas italianos y franceses. Un colega italiano no dudó en pedir a la marina italiana para que hunda los barcos de inmigrantes en alta mar. Lo curioso es que estos políticos españoles se consideren conservadores y católicos de comunión diaria, como aquel político catalán que no esconde ni su odio a los inmigrantes, ni su fervor católico. Si Dios existe, debería mandarle un castigo para que se convierta y no vaya al infierno (lo digo por el bien de su alma). Yo me niego a compartir mis creencias cristianas con un tipo así.

Yo supongo que algunos militantes de estos partidos anti-inmigrantes (o sea, anti-seres humanos, anti-Dios) van a misa. Me pregunto a qué tipo de Dios rezan. No me extraña que se nieguen a comulgar bajo las manos de un cura inmigrante. Un amigo mío dice que aquellos que nos evangelizaron necesitan ser evangelizados. Pero yo creo que ellos pusieron a Dios al servicio de sus intereses personales. Enseñan un Dios en quien no cree; aconsejan los valores que repugnan; predican la castidad después de acostarse con sus queridas; rechazan a los homosexuales pero abusan de los niños indefensos. Los buenos cristianos deberían hablar, rechazar públicamente el comportamiento de sus hermanos. Sigo creyendo, como antaño, que un Dios que puede confundirse con el mal no puede ofrecerse al mundo como remedio a sus males.

viernes, 22 de abril de 2011

La Mandona

Hay quienes decían que llevaba los pantalones tan ajustados porque le gustaba hacerse daño. Otros decían que no estaba bien atendida en casa (“mal no sé qué”), que por eso estaba siempre de mal humor. No faltaban quienes sentían pena por sus ojos de gata en una cara tan poco sonriente. Sus estados anímicos eran tan cambiantes que sus súbditos no sabían cómo comportarse en su presencia. Su ascenso en los puestos de responsabilidad no correspondía ni a su capacidad para motivar al grupo, ni a sus conocimientos en los servicios que ofrecía la empresa. “Trepa”, murmuraban algunos. Otros no dudaban en llamarle “chupa no sé qué”. En estas tierras siempre se exagera, sobre todo cuando hay algo de envidia. Es cierto que esa jefa vivía como si mañana no fuera a morir, y pensaba que la multinacional era de su propiedad. Es cierto que vencer y humillar era inseparable para ella. Si te enfrentabas a ella te machacaba. Si te sometía, te machacaba igual. Lo inteligente era evitar encontrarse con ella. Probablemente la etología podría aportarle un poco de luz: los animales vencen pero nunca humillan. Pero ya se sabe que es fácil hablar, que coordinar acertadamente un grupo de personas no es fácil. De modo que hay que ser generoso con los mandos intermedios. Ellos también son humanos. Seguramente en su soledad se sienten tan débiles como los demás, tan necesitados de un poco de cariño como todos, tan vulnerables como sus súbditos. Pero deben aprender a respetar a sus súbditos, a motivarlos positivamente, a unirlos en lugar de dividirlos, a valorarlos en lugar de machacarlos. Es un error vivir como si un día no fuéramos a morir. De hecho la experiencia de la muerte redimensiona nuestra forma de vivir y de relacionarnos con los demás. No he visto gente tan humana como aquellos que tienen conciencia de haber estado a punto de morir. Tal vez los jefes deberían tener la experiencia de la muerte para darse cuenta que el mundo no se acaba con sus decisiones.