lunes, 19 de octubre de 2009
Navajazos en el Partido Popular
Los líos de Camps y Costa han hecho que Rajoy se replantee sus convicciones y opte por la confusión y el inmovilismo ante lo que aparece como una corrupción familiar. Rajoy confunde porque mientras niega las salpicaduras de la corrupción en su en torno obliga a sus colaboradores más próximos a dimitir. Defiende la presunción de inocencia pero obliga a su tesorero a dejar su cargo. No se da cuenta que negarlo todo y actuar en sentido contrario es lo que muchos critican en ZP. Mientras ZP negaba la crisis económica sorprendía con medidas paliativas como la rebaja de los 400 euros. Tardó demasiado en reconocer los hechos y ha provocado que incluso los suyos duden de su capacidad de reacción – acción. No sé si los líos de corrupción le pasará la factura política a Rajoy porque es ZP quien está perdiendo la confianza de los ciudadanos por su forma de gestionar la crisis. Da la sensación de que ZP ya no tiene control sobre la lucha contra la crisis. Los de izquierdas no le critican por la crisis porque opinan que es una herencia de Aznar que nos hipotecó con el ladrillo, pero no entiende su inmovilismo. Los políticos están para solucionar los problemas del país. A Rajoy tampoco se le critica por sus cercanos que han estado “trincando” y “pillando” para ganar el título de pijos. Se le acusa de no sacudir la alfombra con firmeza y a tiempo. Ahora que las salpicaduras llegan a Valencia, Galicia, Castilla y León y Madrid, difícilmente convence el argumento de que la culpa es del juez Garzón.
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