Hace varios años cuando estuve investigando sobre la
inculturación del cristianismo en la cultura bantú leí el libro del sacerdote
congoleño (François Kabasele-Lumbala, Le christianisme
et l’Afrique. Une recherche réciproque.
Karthala, Paris 1993). En estas navidades volví a hojear el libro en casa de un amigo que lo
conserva en su biblioteca personal, y volví a confirmar que el encuentro
entre el hombre blanco y el hombre negro fue despectivo en toda África Negra y
en la mayoría de los pueblos.
El sacerdote y profesor congoleño cuenta una historia que me
parece aclaradora (p. 12): “Me he encontrado, a lo largo de mi vida, con muchas
personas de otras razas y de otras confesiones. Pero mi encuentro con Occidente
fue decisivo y me marcó mucho. Comenzó en el momento en que tomé conciencia de que
era negro, perteneciente a un pueblo despreciado (sous-estimé), destruido (bafoué)”.
“Fue en
1956, a los nueve años, cuando el Doctor Pourbois, un médico belga, abofeteó
delante de todos los escolares y paisanos, un jefe tradicional”.
En efecto, una vez al año, el servicio colonial sanitario
procedía a prevenir la enfermedad del sueño. La llegada del médico belga se
había anunciado con antelación, y toda la población estaba esperándole. Como se
había reunido mucha gente y la bulla era muy notable, el médico belga prohibió
cualquier tipo de conversación entre los presentes. Pero he aquí que el buen
médico vio un hombre que estaba hablando animadamente con un grupo y le mandó
llamar con la intención de darle un castigo ejemplar para todos. Le ordenó
ponerse de rodillas, a pesar de que la enfermera le susurró al oído que ese
señor era un respetado jefe tradicional. El médico respondió a la enferma en
voz alta que era mejor así porque todo el pueblo aprendería la lección. El jefe
tradicional captó el mensaje y para evitar represalia contra su pueblo, se puso
de rodillas y recibió una bofetada muy sonada: “il administra
au chef coutumier une gifle sonore”.
Cuando Kabasele llegó a casa y le preguntó a su padre porqué
el jefe tradicional se había puesto de rodillas cuando sólo los niños se ponían
de rodillas para recibir un castigo, su padre le respondió que los blancos eran
los auténticos jefes y que para ellos todos los negros son tratados como niños
(Mon pére me
répondit que les blancs étaient les véritables chefs, et que devant eux, tous
les noirs passaient pour des enfants).
2 comentarios:
Así es amigo! Pero creo que la palabra "père" se escribe con "accent grave et pas l'aigüe"! Esperemos que la poca mejora de esa situación siga in crescendo!
Mes meilleurs voeux!
Amitiés!
Gracias por el comentario y por la observación. Un amigo me suele decir que cuando uno habla dos lenguas (o más en nuestros casos), es que en realidad no domina ninguna. La confusión suele ser habitual, sobre todo en la pronunciación. A mí me pasa muy a menudo. De toutes les façons,el hecho de descubrir una falta ortográfica quiere decir que has leído esta entrada y eso me llena de alegría. Good new year!
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