Alpha Blondy tiene una canción
(Les imbéciles) en la que advierte que “les ennemis de l’Afrique ce sont les
africains”. Los
enemigos de los africanos son los propios africanos. Dictadores que
se consideran “padres de la nación” pero que en la práctica son auténticos
chupa-sangres, herederos del colonialismo sin complejos, auténticos
depredadores en medio de un pueblo analfabeto y sumiso que siempre responde al
jefe con “ndiyo Bwana” (buena idea,
jefe). Todo
el mundo que conozca medianamente la realidad africana podría elaborar una
lista aceptable de supuestos jefes de estado que no son más que sanguijuelas.
La dramática pregunta que nos hacemos es que si los propios africanos no
respetan a sus compatriotas, ¿podemos exigir respeto por parte del mundo
occidental?
Si los mismos diplomáticos negroafricanos en Madrid no se
preocupan por sus compatriotas manteros, ¿podemos exigir
a la policía nacional que no llame a nadie “negra de mierda” como hace poco fue
insultada Consuelo Cruz? Si el embajador senegalés en Madrid no visita a sus
compatriotas retenidos en el CIE de Aluche, ¿podemos criticar a la
policía nacional por repatriar a los senegaleses sin haber comido ni bebido
nada como hace pocos días sucedió en el CIE de Aluche? Si los diplomáticos negroafricanos
desprecian a sus compatriotas, es normal que los “sin papeles”
retenidos en el CIE de Aluche pasen 18 horas sin comer ni beber simplemente
porque un iluminado creyó detectar un caso de Ébola en ese Mini-Guantánamo
madrileño. Menos mal que algunos jueces españoles respetan escrupulosamente las
leyes españolas. Personalmente no tengo esa sensación hacia algunos supuestos
garantes de los derechos fundamentales, aunque estén superprotegidos por un
católico de misa dominical. El descojone del Dios cristiano debe ser
impresionante.
Si el embajador nigeriano en Madrid no se interesa por las
jovencitas de su país condenadas a la prostitución a la intemperie en Casa de
Campo, es normal que otro nigeriano agonice durante
varias horas en el Aeropuerto de Barajas hasta su muerte. Total, un “sin papel”
menos que le sirve al gobierno de Rajoy para luchar contra “el efecto llamada”.
Un espectáculo que gusta a los de allá y a los de aquí. ¡Qué pena!
Por ignorancia, por irresponsabilidad, por corrupción o
por complejo de inferioridad, los diplomáticos negroafricanos son invisibles en
Madrid. No pintan nada en el escenario de política
internacional. Ni rueda de prensa, ni coloquios interculturales, ni notas
diplomáticas ni celebraciones de eventos nacionales. Tienen a su disposición la
Casa de África, el antiguo CIDAF de los Padres Blancos y Mundo Negro de los
religiosos Combonianos. Pueden negociar diplomáticamente con el grifo del Gas o
del Petróleo, los Minerales, la Pesca y otros bienes que África dispone y que
son muy deseados en Occidente. Rusia hace el mismo chantaje diplomático y nadie
se escandaliza. Marruecos hace lo mismo con la Pesca y nadie se escandaliza. Si
España expulsa violentamente a los marroquíes, al día siguiente los pescadores
españoles serán expulsados de las aguas marroquíes. “Yo te doy a cambio de”, ésta es la base de
las relaciones diplomáticas que desgraciadamente los negroafricanos parecen
ignorar. Entonces, ¿qué demonio hacen los diplomáticos africanos en Madrid? ¿Malgastar
los fondos de la República? Podrían aprender de la diplomacia brasileña, cubana
o boliviana. Pero no hay huevos. Y cuando los haya, seré el primero en quitarme
el sombrero y exigiré al músico de Costa de Marfil que cambien las letras de su
canción. Pero hoy por hoy, Alpha Bondy tiene razón: los enemigos de los africanos son los
propios africanos.
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