Ante la llegada de miles de refugiados sirios y de miles de
inmigrantes africanos no podemos mirar hacia otro lado. Es indignante que nuestros dirigentes europeos
no hayan sido capaces de atender humanitariamente a nuestros semejantes que
están huyendo de la miseria y de la guerra. Es una auténtica
canallada utilizar gases lacrimógenos contras personas indefensas que llegan
buscando nuestro apoyo. Y probablemente vienen huyendo del uso indiscriminado
de armas que nuestros gobiernos vendieron a los de allá a un precio bastante
copioso.
Cualquier que tenga interés en los motivos reales de la
inmigración masiva en el entorno del Mediterráneo sabe que fundamentalmente viene
provocada por la interesada desorganización político-social de Libia. Como siempre,
Europa no quiso construir sobre las ruinas de Gadafi porque el control del
subsuelo es más eficaz en un estado fallido. No hace falta ser un
genio para saberlo. Lo que hace falta es un poco de humanidad para no hacerlo. Va siendo hora de
que el ciudadano europeo se interese por la política internacional de nuestros
gobiernos, y que exijamos la misma ética política para actuaciones nacionales
e internacionales.
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