martes, 28 de diciembre de 2010

La islamización de Occidente

No recuerdo en qué acabó la construcción de una mezquita cerca del lugar que ocupaban Las Torres Gemelas. Tampoco recuerdo en qué acabó la disputa de construcciones de mezquitas en Catalunya. Ni sé en qué acabará la prohibición del uso de la vestimenta musulmana en lugares públicos.

Si no fuera porque estamos en el S. XXI, diría que Occidente está bebiendo su propia medicina. Ayer impuso su religión y su cultura a los supuestos pueblos sin civilizar. No dudó en destruir las culturas indígenas y las religiones tradicionales con la sola excusa de que su religión cristiana era la única salvadora. A los no-católicos se los tachaba de “bárbaros”, “gente sin civilizar”, “gente sin alma”, en definitiva, los paganos. La jerarquía eclesiástica se empeñaba en construir una cristiandad, es decir un solo imperio cristiano. Una vez agotada su oferta salvadora, ahora el turno le toca al islam.

En principio, el islam pretende que los Estados sean islámicos. Además quiere utilizar los métodos que los misioneros católicos utilizaron y fracasaron: arrasar con las culturas autóctonas, imponer su visión como única salvadora, ocupar las plazas públicas y convertirlas, así, en vehículo de su religión y visión del mundo. Cualquier religión que siga esta metodología, tarde o temprano estará condenada al fracaso social. En cambio, la metodología budista está llamada a triunfar. ¿Por qué? Porque respeta las demás culturas.

Pretender prohibir el alcohol o el jamón es un fracaso en sí mismo porque, a parte de que provoca un rechazo frontal, deja tocada la bondad de cualquier religión. Nadie debe obligar al musulmán a comer cerdo o a beber vino. Pero tampoco nadie tiene derecho a prohibirme tomar una caña con una ración de chorizo. Y cuidado con confundir el rechazo a una religión con actitudes racistas. Y mucho cuidado con confundir ofensas con racismo.

Si alguien me manda volver a mi país ofende mi libertad de circulación. Le pediré que me ayude a volver porque no hay mayor deseo que estar con los propios familiares. Puede que vulnere mi libertad de movimiento y de fijar mi residencia donde crea oportuno, pero no estará negando mi ser. En realidad, el racismo es la “negación del ser” al ser humano, considerar al ser humano como no-ser-humano. Actitudes racistas pueden encontrarse en aquel que duda entre salvar un negro y un perro. Aquí, la duda no sólo ofende: es racista. Además actitudes racistas se encuentras, paradójicamente, en todas las sociedades, en todas las religiones, entre blancos, entre negros, entre cristianos, entre musulmanes. Es racismo es un asunto mucho más serio que el miedo al diferente, los estereotipos asumidos, los prejuicios mamados o el egoísmo antropológico.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Perro o negro, ¿a quién salvar primero?

Hace un par de semanas estuve tomando un vino con unos amigos en un pueblo de Castilla y León. De los que estábamos allí, uno estaba muy acongojado. Nos contó, entre lágrimas, que el perro de su nieta había sido asesinado por otros perros y que aún no sabía cómo darle la mala noticia. La verdad es que el asunto era un drama para el abuelo que, minutos después, se tuvo que ir a casa porque no aguantaba tanto sufrimiento. Este hombre no estaba conmocionado por las imágenes del atentado en Irak que la Tele estaba pasando. Estaba triste porque el perro de su nieta había muerto. Cuando se disolvió la mesa del vino, un amigo y yo nos hicimos muchos interrogantes sobre el perro. Nos acordamos de una noticia de hace un par de días que contaba cómo un bombero se había ahogado cuando intentaba salvar un perro que se había caído al río. Nos es que el bombero muriera por irresponsabilidad (yo creo que una vida humana vale más que una vida animal). Lo cierto es que muchos europeos han elevado los perros a la categoría antropológica. De hecho una vez varios africanos y españoles estuvimos discutiendo sobre el asunto:

-“Un perro y un negro se están ahogando en un río. ¿A quién crees que la mayoría de los europeos salvarían primero?”

-“Al perrito, por supuesto. (¡¡¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!!!) Negros hay muchos”, contestó un africano.

-“¿Tan inhumanos nos consideráis?”, preguntó indignado un español.

-“No, es que para muchos de vosotros un perro vale más que un ser humano”, contestó enfadado otro africano.

La discusión se fue calentando un poco, aunque nadie de los que estábamos allí generalizamos ninguna actitud. En otra entrada de este blog ya comenté lo que muchos entendemos por “racismo antropológico”, aquel comportamiento que niega categoría humana al ser negro. A lo largo de la historia muchos blancos negaron que el negro fuera ser humano, al mismo nivel que el blanco. Y creo que muchos blancos siguen pensando de esta manera. A veces sus miradas lo reflejan perfectamente. Aun así, no puedo olvidar que en Rwanda para poder matar libremente a los tutsi se les llamaron “inyenzi” (cucarachas) o “inzoka” (serpientes).

domingo, 19 de diciembre de 2010

MIGNONNE

Au-dessus des villages tropicaux
La nuit tombe, les cases luisent
Les ancêtres se réveillent
Et la jeunesse danse :
C’est l’harmonie des anges.

J’ignore le destin des soldats
Les coordonnées des voleurs
La surveillance des hôpitaux
Le sommeil du soleil :
C’est ton visage qui m’attire.

La moitié de ma vie
S’envole dans tes bras.
Nous dansons à pas répété :
Pas de hâte, l’océan
Du bonheur nous entoure.

Tiens, ma mignonne !
La brise nous caresse
Et tu murmures mon nom.
Dors, ma chérie,
Je veille pour toi,
Tu rêves pour moi.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Mi nuevo relato

Una mujer maltratada decide por fin a sus desgracias mediante un suicidio. Con su testamento en el bolso viaja a Salamanca para despedirse de su amigo de de la infancia. El resto de la historia continúa en el librito “Una de tantas” publicado en la editorial bubok.com. Se puede descargar gratis en http://www.bubok.es/libro/detalles/195713/Una-de-tantas.


miércoles, 8 de diciembre de 2010

¡Adiós a los 420 euros!

Primero quitó la rebaja de los 400 en IRPF, luego el cheque bebé y finalmente la ayuda a los parados de larga duración. Por el camino se quedó el Ministerio de Igualdad, la Alianza de las civilizaciones, la paz social y la integración de los inmigrantes. El único ministro de trabajo que ha hecho algo útil fue Caldera. Al menos él tenía un discurso sólido sobre los grandes temas como los contratos laborales, la inmigración, etc. Ahora los derechos laborales se someten a los caprichos de los mercados (una mano invisible) y la inmigración es un tema policial. Es difícil encontrar coherencias en las decisiones que ZP va tomando sobre la marcha. Un dirigente sindicalista dijo que parecía “un pollo sin cabeza”, y el socialista Leguina afirma que ha llegado el momento del funeral.

Con el actual clima social, se da por hecho que el Partido Socialista no ganará las próximas elecciones generales de 2012, si es que no se convocan antes. En las últimas elecciones el PSOE ha ido teniendo una victoria electoral muy ajustada, y eso que no contaba con el actual descontento generalizado incluso dentro de su militancia. Siendo muy comprensivo con ZP porque la crisis económica es mundial, nadie duda de que ha traicionado los principios socialistas: abandona el diálogo social, rompe con la clase obrera representada por los sindicatos, abandona a los parados a su suerte, persigue a los inmigrantes en Madrid con controles policiales sin sentido, manda el ejército a Afganistán, no escucha la voz de los débiles de Sahara y por colmo deja huérfana a la militancia socialista. Sin embargo no duda en entregarse a los mercados capitalistas, organizar veladas con empresarios en La Moncloa, dar dinero gratis a los bancos y cajas, recortar los derechos laborales y retrasar la edad de jubilación. Es increíble: un gobierno socialista tomando medidas capitalistas. Ningún socialista tiene argumentos para pedir un voto. Y casi todos intuimos que el actual gobierno no es capaz de sacarnos de la crisis económica. Creo que sería preferible un adelanto electoral y perder las elecciones antes de hundir la moral socialista porque, hoy por hoy, el gobierno socialista no hace más que recortar los derechos de su habitual electorado. No verlo sería autoengañarse.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Principales elementos de la cultura rwandesa

La cultura rwandesa gira en torno a la relación del ser humano con su entorno vital. Todos los ritos sirven para garantizar la supervivencia del ser humano a través de la fuerza vital. Por eso la religión rwandesa es una religión sin dogma ni estructura determinadas. Más que tener creencias, el rwandés establece relaciones vitales con un Dios supremo (Imana), con los antepasados (abakurambere) y todo aquello que tenga una fuerza vital (ubuzima).

1.-Imana o ser supremo: la existencia de Imana es de evidencia inmediata y no necesita demostración ninguna. Su presencia y poder se manifiesta en acciones concretas, como dar la vida, hacer caer la lluvia, curar enfermedades, etc. Después de la creación se retiró al cielo, y dejó en su lugar unos intermediarios (los antepasados) que son quienes intervienen en los asuntos humanos, y a quienes los humanos acuden. Como Imana está en todo momento con su creación, no necesita ni de altar, ni templo, ni ofrenda, ni sacrificio, ni emblema, ni fiesta. Está en todos los sitios y no se le puede confinar en un lugar concreto como un templo. Aunque generalmente otorga su fuerza vital al ser humano y a ciertas plantas, a menudo una roca o un animal pueden beneficiarse de esa misma fuerza.

2.-Abakurambere o antepasados: los muertos siguen viviendo de alguna manera en medio de los vivos. Son los guardianes de las tradiciones y los mejores intercesores ante Dios. Se interesan por los asuntos familiares y avisan a los suyos cuando acecha algún peligro. Los rwandeses creen que no todos los muertos adquieren esta categoría de antepasado. Para ser antepasado es necesario haber ostentado el título de sabio entre los suyos, haber transmitido la vida y haberla defendido con generosidad. Alguien que muere sin descendencia no puede adquirir la categoría de antepasado. El candidato a antepasado tiene que haber observado rigurosamente las tradiciones de sus antepasados y haber facilitado la unión vital en su sociedad. Tiene que haber observado las tradiciones de los antepasados y haber facilitado la unión vital en su sociedad. Además de todo lo mencionado, el antepasado tiene que haber muerto plácidamente, después de llevar a cabo el testamento vital. La celebración de su funeral tiene que haber seguido todos los procedimientos rituales que facilitan la unión vital entre vivos y muertos. El recuerdo a los antepasados plantea muchos problemas a quienes son ajenos a las costumbres negroafricanas. De hecho, los investigadores occidentales que no profundizaron en sus estudios llegaron a confundir el “recuerdo a los antepasados” con el “culto a los antepasados”. El filósofo rwandés, Alexis Kagame, afirma que “les trépassés [les ancêtres] ne sont pas adorés, mais honores, vénérés”.

3.-Abazimu o los espíritus: los muertos que no son antepasados se convierten en espíritus (abazimu), y entran en el estado de la “inmortalidad colectiva”. Existen los espíritus buenos que velan por el bien de los suyos vivientes y que intentan apaciguar a los espíritus malos que viven en un estado de continuo ebullición y no descansan en paz por tener algún conflicto pendiente en el más acá. Al no ser considerados miembros formales de una determinada familia, la gente pierde contacto con ellos. Si se aparecen a los seres humanos, ya no son reconocidos por su nombre y pueden causar miedo. Algunos de estos muertos suelen reclamar violentamente ser tenidos en cuenta (provocando todo tipo de maldades). Aún así, al no tener posibilidad alguna de mantener las relaciones personales y humanizantes con su antigua familia, pasan a un estado de despersonalización, de anonimato o de “pervivencia colectiva”, dejando de ser miembros formales de las familias humanas. Si los familiares intuyen que el moribundo puede tener litigios pendientes con la sociedad, se realiza los ritos preventivos para evitar males posteriores. Si, por ejemplo, un joven muere sin haberse casado, se le coloca un carbón en la mano que contrarresta su fuerza para que no vuelva a la sociedad para molestar a algunas doncellas. Si un padre o una madre de familia muere fuera de su hogar (la muerte inesperada es siempre una desgracia), su cadáver tiene que ser velado necesariamente en su casa familiar antes del entierro. De esta forma su espíritu se reincorpora a la armonía familiar y no tiene que andar reclamando atención a través de comportamientos violentos. Nótese que la mayor desgracia para la sociedad rwandesa ha sido la reciente violencia fratricida (1990-1994) que ha aniquilado la armonía vital. Mientras no se repare esta ruptura vital, la energía humana seguirá siendo destructiva y los muertos que no descansan en paz seguirán reclamando su atención a través de un sinfín de males.

4.-Abapfumu o mediadores: Abapfumu son los únicos que pueden conocer los deseos de los espíritus en ebullición. Poseídos por una fuerza especial, a través de ceremonias rituales entran en contacto directo con los antepasados y descubren el origen de cada mal y su correspondiente solución. Los buenos mediadores utilizan su don divinatorio para defender a los suyos, descubrir y contrarrestar las fuerzas maléficas provocadas por los malos espíritus.

5.-Unidad entre religión y vida: los miembros de la gran familia proceden de un antepasado común, y por consiguiente, tienen una misma vida. El más cercano a la fuente de la vida tiene más poder y es más estimado. Todos los miembros procuran no interrumpir el circuito vital y permanecer unidos a las fuentes. Cuando alguien llega a ser jefe –por sucesión o por designación de los ancianos- se da en él un crecimiento de la potencia vital que lo eleva al rango sabio. Todas las energías que vienen de Dios a través de los antepasados se concentran en él y refuerzan su ser, a fin de que pueda transmitir esa fuerza no sólo a los humanos, sino también a los animales y a los campos para que den sus frutos.

6.-Ética comunitaria: de las religiones tradicionales nace una ética profundamente vitalista y pragmática. Los actos que favorecen la vida del grupo son buenos. Los que perjudican la vida de los individuos o de la comunidad son malos. La trasgresión de las normas acarrea desgracias y debilita la vida. El olvido de los antepasados, la falta de respeto a los ancianos, el quebrantamiento de las tradiciones o la violación de un tabú sexual pueden desencadenar enfermedades o causar la esterilidad.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Sobre los apellidos

En España:
Los representantes del pueblo español quieren legislar sobre los apellidos. Hasta hace poco el primer apellido era del padre. Ahora el primer apellido puede ser del padre o de la madre. Con la ley de la igualdad y porque muchas parejas no se ponen de acuerdo para poner apellidos a sus hijos, la ley quiere permitir que en caso de conflicto se elija el criterio alfabético.

En Rwanda:
Izina niryo muntu”. Dime tu nombre y te diré quién eres. O al menos eso se piensa en muchos pueblos negroafricanos. La persona no se debe tanto a los progenitores como al grupo social que llamamos “gran familia”. Por eso el apellido de los padres no se heredan. Durante la ceremonia rwandés de “Kurya ubunnyano” (comparable al bautismo cristiano), toda la familia se reúne para buscar un apellido para el recién nacido. Generalmente permanece el apellido de los padres que, casi siempre tiene un significado especial. Pero a menudo el apellido es fruto del consenso familiar.

Contrariamente a lo que ocurre en España, yo no comparto apellido con mis hermanos. Ninguno de mis sobrinos o primos tiene el mismo apellido que yo. No conozco a nadie de mi zona que lleve el mismo apellido que yo. Esto tiene sentido porque nadie ha vivido las mismas circunstancias que llevaron a mis padres a optar por mi actual apellido. Por la misma razón, se procura evitar la repetición de los apellidos en la familia. La filosofía que está detrás es que cada uno es irrepetible y que se debe a la comunidad familiar (no a los padres): “umuntu ni umuryango”. Los padres son simples representantes de la gran familiar que llamamos “umuryango”.

Durante la europeización de los pueblos negroafricanos, algunos padres educados según la civilización occidental empezaron a prolongar sus apellidos en la prole, y a llamar sus esposas por los apellidos de sus maridos (así, Madame Jeannette Kagame es la esposa del presidente rwandés, Paul Kagame). En cualquier caso, la mayoría de los que nacimos antes de los años noventa no llevamos apellidos de nuestros padres. De hecho muchos niños que nacieron en la época de la guerra fratricida (1990-1994) se llaman Ntambara (guerra), Mutabazi (el que me socorrió), Ngizimana (he tenido suerte) o Uwamahoro (de la paz), apellidos que evocan sentimientos familiares durante una época concreta.