viernes, 2 de julio de 2010

En el Partido Popular

1.- Los candidatos del partido popular en Andalucía y en Castilla La Mancha están muy consolidados. Sus públicos están muy entusiasmados. Por el momento les han ganado el terreno a los socialistas. Aparecen como gente preparada para gestionar esta crisis económica. Poco a poco han ido contagiado de optimismo a sus seguidores, y éstos a sus vecinos. En la conciencia social aparecen como caballos ganadores frente a los candidatos socialistas confundidos, con un discurso contradictorio, defendiendo las medidas que ni siquiera ellos creen.

2.- Mariano Rajoy no empatiza con gran parte de los ciudadanos, a pesar de que actualmente es el único que está en condiciones de prometer agua al pueblo sediento. Su ironía gallega, su lentitud para tomar decisiones, su poca firmeza pública para corregir y poner orden dentro de su partido hace que la mayoría de los españoles duden de su capacidad para dirigir un país. Esperanza Aguirre o Alberto Ruiz Gallardón están en mejores condiciones para ganar las elecciones parlamentarias, pero ninguno de los dos será candidato porque no importa el partido sino el círculo de las sedes de los partidos que vigilan sus intereses con egoísmo total.

3.- Los dirigentes del Partido Popular creen en su victoria electoral. Aunque no acaban de conectar con el tradicional votante socialista descontento, mucha gente estará encantada de darles una oportunidad. Total, ¡si las cosas no pueden empeorar más! En contra tienen la poca generosidad para llegar a acuerdos, su ansía de poder y su ensañamiento con un gobierno a la derriba. Si los votantes socialistas no aprueban las medidas del gobierno central es, precisamente porque creen en sus ideas y rechazan la política de machacar por machacar. Si el gobierno socialista acorralado hace un pequeño esfuerzo puede conseguir que el pueblo le vea como víctima de una conspiración capitalista, alguien que soporta el egoísmo de todos y los insultos de muchos. Cuanto los comentaristas de derechas desgranan sus argumentos no esconden su desprecio a las ideas socialitas; muestran poco respeto a alguien vencido y no están dispuestos a sacrificar nada propio en pro de estimular positivamente los mercados. Uno diría que cuando el país empeora, el partido mejora sus resultados.

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